A Naruto no le pasó desapercibido cómo todos los presentes se habían tensado cuando Mei Terumi terminó su presentación. Era una reacción natural ante la presencia de una Jinchuriki. Pero en aquellas miradas nerviosas, también vio bastante desprecio e incluso odio hacia una mujer que se suponía que era su camarada. Sus ojos mostraban claramente que la veían como un arma o una criatura del mal.
Haber nacido en una aldea sin bestias con cola le impedía comprender esos sentimientos. Sin embargo, podía comprender lo que significaba ser diferente de los demás. Tener un poder que hacía que la gente te temiera, podía entenderlo muy bien.
Digan lo que digan los demás, para mí eres un gran shinobi.
Una leve sonrisa se dibujó en sus labios al recordar las cálidas palabras de su hermano pequeño, que había creído en él, que le había querido cuando todo el mundo le había abandonado. Tal vez fueron esos sentimientos conectados y ese vínculo compartido lo que le hizo caminar hacia Mei, que ahora estaba arrodillada ante él.
Mei parpadeó sorprendida cuando el Comandante en persona se arrodilló a su altura para sorpresa de todos y le ofreció la mano.
"Llámame Naruto. Espero que podamos trabajar juntos", dijo con una agradable sonrisa,
Mei conectó su propia mano con la de él y no pudo evitar sentir las emociones positivas que rodeaban a este hombre. Todo el mundo a su alrededor estaba nervioso, enfadado, disgustado e incluso asustado... pero no este hombre. En este mar embravecido de emociones que la rodeaba, él era como una pequeña pero pacífica isla en la que podía refugiarse. Aunque no le conociera, una parte de ella quería confiar en él y seguirle.
"Encantada de conocerte", le saludó con una pequeña sonrisa, mientras él la ayudaba a incorporarse.
Se sintió decepcionada cuando él rompió el contacto y volvió a su lugar en el centro de la mesa. Mei no pudo evitar ver lo pronto que se había recompuesto. Atrás había quedado aquella sonrisa amistosa, ahora sustituida por una mirada tranquila, serena e incluso fría mientras observaba el mapa de la ciudad de Osaka que tenía ante sí.
"Parece que Nidaime pensó un paso por delante de todos nosotros. Así es la Mizukage" elogió Naruto con sinceridad, mientras le dedicaba a Mei una pequeña inclinación de cabeza.
"¿Cómo procedes, Nanadaime?" preguntó Mei con una sonrisa divertida,
Un pequeño rubor asomó por las mejillas de Naruto, que afortunadamente quedó oculto por su máscara. No sabía cómo responder a aquel comentario críptico ni a la forma no tan inocente en que Mei lo miraba. Por suerte, Ino no estaba presente en aquella reunión o podría haber sido bastante embarazoso. Incluso algunos oficiales y la mayoría de los Espadachines sonrieron al verse burlado.
Una ligera tos escapó de sus labios mientras volvía a centrar su atención en el mapa.
"Nuestro objetivo final es la pura destrucción de esta ciudad y la aniquilación de las fuerzas militares estacionadas aquí. Sin embargo, es una tarea difícil. Mei, ¿hasta qué punto eres capaz de controlar los poderes de tu Biju?" preguntó Naruto con seriedad,
"Puedo controlar hasta tres colas. Más allá de eso, pierdo el control", admitió con sinceridad, con cierta preocupación visible en su bello rostro.
"No podemos permitirlo, así que no te separes de mí. Pienso utilizar tu ayuda allí donde nuestras fuerzas estén siendo masacradas y permaneceré cerca de ti para evitar que pierdas el control", prometió Naruto sin vacilar,
"¿Puedes siquiera hacer eso? Un Jinchuuriki fuera de control es un desastre andante que no discrimina entre amigos y enemigos" advirtió Ameyuri, dirigiendo una mirada suspicaz al heredero del clan Terumi, que la fulminó con la mirada.
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Naruto - El 7º Espadachín
RandomMi espada es tuya en la victoria y en la derrota", recordaba Naruto haber jurado estas palabras a la segunda Mizukage cuando se convirtió en uno de los temidos Siete. Juró defender Kiri, proteger a su pueblo y servir a su Kage hasta su último alient...