23 - Naruto Namikaze

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¿Qué acabas de decir? -preguntó Naruto con suspicacia,

Kushina le hizo un gesto para que la siguiera al interior del apartamento y él lo hizo sin rechistar a pesar de su sorpresa. Una vez dentro, la miró fijamente, y ella asintió cansada.

"Soy tu nueva encargada, Naruto. Los líderes de la aldea comprenden que no hicieras mucho caso de las órdenes del anterior e hicieras lo que quisieras la mayor parte del tiempo" reveló Kushina con el ceño fruncido,

"¡Siempre he sido leal!" se defendió Naruto con fiereza,

"¡Nadie lo pone en duda! Pero incluso tú estás de acuerdo en que con los años has empezado a hacer las cosas a tu manera. Sí, te has establecido muy bien en Kiri, pero no como querían los dirigentes", explicó Kushina pacientemente,

"¡Si quieren que se haga a su manera, creyéndose mejores que los hombres de a pie, entonces pueden hacer este trabajo ellos mismos!" replicó Naruto amargamente,

"Nunca nos perdonó lo que les ocurrió a los espartanos"

Se quedó helado al oír a Kushina recitar aquella acusación y una mirada a su triste mirada le hizo darse cuenta de quién se lo había dicho.

"El Uzukage me dijo eso. A pesar de todo, sigue teniendo fe en ti, pero ya es hora de que tú y ellos reconciliéis esas diferencias, por el bien de Uzu, aunque sólo sea por eso. Por eso me enviaron aquí -dijo Kushina con sinceridad,

Naruto suspiró mientras encendía otro cigarrillo y se sentaba en el sofá en silencio.

Kushina se sentó a su lado y le puso una mano reconfortante en el hombro mientras le dedicaba una sonrisa triste.

"Siento mucho lo que le ha pasado a Ino. Si hay algo que pueda hacer por ti...", susurró sombríamente,

Parte de su ira desapareció cuando la miró a los ojos y sólo ahora se dio cuenta de que era la misma chica a la que había amado hacía tantos años. Estaba enfadado y triste, y estas emociones nublaban su juicio. No le gustaba la forma en que la aldea había puesto en peligro a su última amiga ni la forma en que la estaban utilizando contra él.

El Uzukage sabía muy bien que, aunque le gustaba hacer las cosas a su manera, no cruzaría una línea si eso significaba que se reflejara mal en Kushina o pusiera en peligro su lealtad a la aldea.

"Te están utilizando contra mí, Kushina", susurró con amargura,

"Lo sé, pero no tiene por qué ser así. Puedes seguir haciendo las cosas como quieras, pero hay algunos objetivos básicos en los que necesitaré tu ayuda, independientemente de tus sentimientos personales. Lo entiendes, ¿verdad? -preguntó ella con suavidad,

"Los buenos ninjas siguen órdenes", repitió con voz burlona, ganándose una mofa de ella.

"Así es. Pero los buenos amigos se cubren las espaldas mutuamente".

No pudo evitar sonreír ni que se le humedecieran los ojos. Todo había sucedido tan deprisa que tuvo que fingir ante los demás, incluso ante Tobirama hasta cierto punto. Pero lo cierto era que estaba destrozado, se culpaba por no haber estado allí para proteger a Ino, por el dolor que debió de pasar cuando perdió el brazo, y por esa sensación de vacío que sentía ahora que ella ya no estaba.

Kushina lo estrechó con fuerza en su cálido abrazo y fue entonces cuando se rompió el dique.

Escuchó cómo le contaba los sucesos que habían ocurrido tras rescatarla. Muchas de las revelaciones la conmocionaron, pero ni una sola vez lo soltó y siguió frotándole la espalda y el pelo cariñosamente.

La existencia de Madara y los planes que tenía para él la preocupaban mucho, pero tenía fe en él y su negativa a unirse a aquel hombre demostraba que estaba en lo cierto.

Naruto - El 7º EspadachínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora