37 - Un nuevo amanecer

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De pie en lo alto de la azotea del hospital, Naruto contempló en silencio la luna que brillaba en el cielo nocturno. Al cabo de unos instantes, su mirada se desvió hacia la aldea de la Niebla, que se extendía a su alrededor, mientras la conversación con Madara volvía a su corazón.

Había decidido aliarse con aquel hombre e incluso había utilizado sus poderes para liberar a Kushina de la marca de la maldición que le había otorgado la Uzukage para que le vigilara controlándola.

Pero, ¿podía confiar realmente en que aquel Uchiha cumpliera su parte del trato?

Tenía sus dudas sobre si Madara podía devolver realmente a la vida a sus seres queridos fallecidos y sólo el tiempo diría si aquel hombre decía la verdad.

Seguía sin gustarle la forma en que la mayoría de la gente le veía.

Un gran General.

Puede que hubiera demostrado su destreza en el campo de batalla dirigiendo ejércitos, pero eso sólo demostraba su capacidad para destruir a sus enemigos en un conflicto armado. En cuanto a la política y el arte de gobernar, tenía mucho que aprender si esperaba tener éxito en sus esfuerzos.

Parpadeó cuando Kushina apareció a su lado con un rápido shunshin y tomó asiento sin decir palabra.

"Quieren que sea la Cuarta Mizukage", le confesó,

"Me lo imaginaba, serían tontos si no te lo ofrecieran después de la forma en que ganaste y tus actos pasados. También ha llegado la noticia de que Mangetsu y su ejército han triunfado. La Capital y este país son ahora tuyos", le felicitó con una brillante sonrisa,

Kushina frunció el ceño cuando sólo consiguió que mirara en silencio el vasto paisaje que tenía delante.

"¿Por qué no nombrarte Tercera Mizukage, como era tu función original y la designada por el Señor Gengetsu?" preguntó para que volviera a centrar su atención en el tema importante.

"Algo sobre dejar que el breve reinado de Yagura como Tercer Mizukage quede grabado en la historia de la aldea como recordatorio para las generaciones futuras. El hombre también mató o torturó a bastantes de la aldea que intentaron oponerse a él, sería extraño que la gente se viera obligada a llamarme 'Sandaime' igual que ese hombre. Supongo que la gente realmente necesita un nuevo comienzo" respondió Naruto con sinceridad,

"Yondaime, ¿eh? ¿Alguien que lo desafíe?" cuestionó su amigo,

"Sólo Mangetsu. Los demás no tienen valor ni fuerza. Yo me encargaré de él" respondió Naruto sin rodeos,

Hizo una pausa y lo observó mirar la luna en el cielo nocturno con una mirada anhelante.

"¿En qué estás pensando?", le preguntó suavemente,

"¿Crees que algún día seremos capaces de mirar más allá de nuestros insignificantes problemas? Hay toda una galaxia ahí fuera esperando a ser explorada y aquí estamos luchando por cosas insignificantes mientras los Otsutsuki -si es que existen- están fuera conquistando planetas y sistemas solares enteros" susurró pensativo,

"Quizá sea porque la humanidad aún no ha encontrado un líder que pueda mostrarles que su verdadero destino está ahí fuera, en las estrellas. Estoy de acuerdo contigo, siempre estamos luchando por este o aquel trozo de tierra o recursos o rencores... hay mucho para todos en este universo. Sólo que no sabemos cómo conseguirlo aunque tengamos el poder. Creo que tú puedes hacerlo" le animó, haciéndole soltar una risita.

"¿Yo? ¿Que ni siquiera podría proteger a su familia, a sus amigos o a su hijo nonato?" argumentó él, con cierta desesperación evidente en su voz que la hizo suspirar.

Naruto - El 7º EspadachínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora