Janice Miller tuvo un pasado muy duro. Un día cualquiera estaba con su madre de camino a la casa de su padre, un hombre que cayó en depresión y se sumergió en el alcoholismo, motivo por el que la familia, alguna vez feliz, se separó. Pese a todo Janice siempre lo había querido mucho y quería hacerlo sonreír, aunque a su madre le dijera que no había caso es intentara alejarla.
-Janice, tu padre es un amargado, déjalo sólo, no vale la pena que desperdicies tu tiempo en él
Le dijo su madre esa mañana antes de salir.
-pero mamá, yo lo quiero mucho. No debe estar sólo o le pasará algo malo. Por favor quiero ir a verlo-
Le respondió Janice. Y así acabaron en la casa digna de demolición de él señor Miller.
Janice entró desesperada cuando su madre abrió la puerta. Pero cuando entró al comedor, un grito de horror salió de sus labios. Su padre, la persona a la que tanto amaba, yacía colgado del ventilador con una soga alrededor del cuello.
Su madre entró alarmada por sus gritos, la pobre mujer, al descubrir el cadáver de su marido, llamó a la policía.
Janice sólo tenía 6 años cuando ocurrió esa tragedia.
Pese a que las autoridades dijeron que se trató de un suicidio, Janice siempre supo que había algo más detrás de la muerte de su padre. Esto la llevó a investigar más casos, coleccionar periódicos relacionados con el tema y mil cosas más.
Ya de adulta Janice aprovechó su beca y se graduó como psicóloga en una prestigiosa universidad con varios títulos. A los 23 años trabajaba como psicóloga, dando charlas a estudiantes y ayudando a mucha gente con depresión, timidez y que se sentía sola.
Una tarde recibió la visita de la señora Stevenson, una médium de la que se había hecho amiga en la universidad.
-cuánto tiempo sin verte Mary- dijo Janice sonriendo
-lo mismo digo Janice. Pero hoy debo ponerme algo seria-
-¿Qué pasó?-
-tuve una visión. Tu padre no se suicidó porque si-
-¿de qué hablas?- preguntó Janice, no le gustaba para nada que jugaran bromas con respecto a su difunto padre, pero nada se perdía por escuchar a la mujer.
-hay algo más detrás de su muerte, algo que no es de este mundo, un ente vengativo. Un ser que busca tristeza y soledad para alimentarse y hacerse fuerte, que usa a la gente como marionetas. Su nombre es...-
En ese momento una tos horrible salió de la boca de la médium. Janice intentó ayudar, perro instantes después la mujer cayó muerta al suelo.
Janice palideció, el aire se sentía pesado, estaba al borde de desmayarse. Había una extraña brisa y todo empezó a girar. Cayó al suelo y en un intento fallido por sostenerse de su escritorio lo tiró al suelo. Todo se volvió negro.
Días más tarde, le revelaron el resultado de la autopista de la médium, había muerto por asfixia.
De nuevo algo no le cerró a Janice. La médium nunca había tenido algún problema médico o algo similar. Por lo que para Janice la única respuesta fue algo sobrenatural.
De nuevo se puso a investigar, pero encontró menos.
Una noche, volviendo del trabajo, estaba pasando por un parque cuando le vino a la mente lo último que la médium había dicho, sobre aquel ser.
"Debo saber qué quiso decirme" pensó
En ese momento una voz se oyó a sus espaldas.
-oye tú-
Janice se detuvo en seco. Por el rabillo del ojo vio un hombre nada agradable. En seguida empezó a correr, pero cuando estaba en la puerta de su casa...
La policía estuvo minutos después en el lugar. El asesino estaba detenido, y el cuerpo sin vida de Janice fue trasladado a la morgue.
Pero este no fue el final de Janice.
Cuando abrió los ojos estaba en casa. Se sentía como si ¿flotara? Ya no sentía el suelo. Se miró al espejo. Su cabello rubio se había alargado, sus ojos alguna vez marrones se volvieron de un color plata, como polvo de estrellas o un diamante, su ropa era más colorida y su piel era blanco fantasma. Le gustaba su nuevo look.
Salió y vagó por las calles sin rumbo fijo. Hasta que en un callejón creyó ver algo.
Una mujer estaba en el aire, siendo sostenida por unos hilos dorados. Siguió con la vista los hilos y se llevó una sorpresa.
Esos hilos eran manejados por un hombre. Iba totalmente vestido de negro, su cabello era negro desordenado y largo, pero su rostro...era terrible y fascinante, sus ojos eran dorados al igual que su sonrisa siniestra.
Al verlo supo entonces quien era el responsable de la muerte de su padre y la médium. La ira se apoderó de Janice, no iba a permitir que más gente muriera a manos del titiritero.
Desde entonces Janice se hace llamar the happy puppet. Utiliza sus hilos plateados para ayudar a la gente triste. Es un ente amable sobre todo con niños y adolescentes. Su odio hacia el titiritero no se muestra como el de Jane the killer hacia jeff. Sino que nuestra fantasma le juega bromas pesadas y de mal gusto a Puppeteer para complicar su existencia y de paso le quita las víctimas. Pero siempre la verás con una cálida sonrisa, dispuesta a oír y ayudar a los otros.
Curiosidades
Es la contraparteHappypasta del Creepypasta
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Happypastas
Fantasyesta historia es 100% mio pero la información va a sus respectivos autores