Héritier [Libro #1]

11. La ambición y el orgullo de la familia real.

Nunca existió matrimonio más equilibrado en todo Gwangju que el bendecido bajo la sombra de la ambición y el orgullo. La reina Leia era tan hermosa como astuta en los asuntos políticos. No existía persona que rivalizara su estatus ni su poderío. Incluso cuando el rey tuvo amantes no oficiales, la reina siempre mantuvo su lugar. Por eso, su esposo la veneraba tanto. Le concedió la gracia del poder, a pesar de no tener un hijo, y permitió muchos de sus tropiezos. Para un rey ambicioso, no existió mejor esposa que una princesa orgullosa. Ni tampoco mejor reemplazo que un brujo fiel a sus deseos.

Del libro Secretos de la familia Jung, escrita por el historiador J. MINJOON.

Año 387, febrero

La corte no se detuvo una vez que las noticias nuevas viajaron por toda la Capital Imperial. Solo unos días después de que la noticia se hizo pública, los grandes señores de las Grandes Casas del reino viajaron hasta el enorme edificio de la Gran Cámara Real para iniciar un debate sobre el futuro del heredero ahora que lo tenían presente dentro de sus planes. Muchos no estuvieron de acuerdo con los comentarios que allí se esparcieron en favor del brujo. Ni tampoco existió un conceso más allá de lo que sería bueno para el príncipe una vez que naciera. Todo ello representó un molesto problema para el rey; pero nada le resultó más injurioso que la presencia de varios representantes de la iglesia, quienes se presentaron como opositores de las decisiones del rey, llamándolo hereje por haber obtenido la ayuda de demonios, en lugar de mujeres de buena cuna.

―Los miembros de la iglesia se encuentran preocupados por lo que esta creación pueda ocasionar, su Majestad ―dijo uno de sus representantes―. Temen a la ira de nuestro Dios por haberse permitido la concepción de un niño mitad demonio.

El rey no mostró simpatía ante tal comentario. Muchos adivinaron la furia que eso había causado en él mucho antes de que ejerciera un golpe duro y seco contra el reposabrazos de su trono, cuyo sonido hizo eco en toda la sala, alarmando a todos los presentes.