- No nos acordamos que Terry era celoso – regresó la mirada hacia la rubia y le sonrió dulcemente.
- ¡Te he dicho que la sueltes, Albert! – gritó el castaño enfadado.
- Regreso más tarde cuando tu león se vaya a dormir – le guiñó el ojo y besó su frente.
- Sí – aceptó y comenzó a reír por lo bajo. Bueno me iré a bañar – comenzó caminar viendo como Terry miraba a su padre.
- Un momento señorita – la tomó del brazo sin apretarla.
- ¿Qué pasa Terry? ¿Sucede algo? – le cuestionó la rubia al ver esa actitud.
- No te hagas Candy, vi todo – soltó el interpelado.
- Todo...a ¿qué te refieres con todo? – se soltó e hizo una mueca al escuchar el reclamo de su novio.
- Sí todo, el abrazo, el beso, el...- comenzó a enlistar los mimos de Albert.
- El ¿qué Terry? El abrazo fraternal, el beso en la mejilla y por lo de las palabras no te asustes, recuerdas que es mi primo – le reprocho irónicamente.
- No estoy muy seguro – susurró.
- ¿De qué cosa? De que no te quiero – sugirió ella.
- Ah ahora me quieres, hace rato me amabas y después ¿qué será? – comentó molesto.
- Terry, no seas celoso y menos conmigo – lo tomó de la barbilla acercándose rápidamente.
- ¡No soy celoso! – recalcó él.
- Sí claro ni se nota, sabes hoy estoy feliz – decidió cambiarle el tema.
- Ajá – soltó sin hacer mucho caso.
- De verdad mi amor – lo abrazó delicadamente.
- Y por eso has llorado, volviste con él ¿no? – cuestionó enfurecido.
- No – respondió ella bajando los brazos.
- Entonces ¿por qué las lágrimas? – cuestionó celoso, aun más que hace unos momentos.
- Alegría – comenzó a dar de vueltas con los brazos en el aire.
- Estás feliz por mí – preguntó al no entenderle.
- Digamos que sí – respondió ella.
- O sea... - increpó.
- Que deja los celos a un lado, aunque...- comenzó a morder el dedo.
- Sí – inquirió rápidamente.
- Debes saber algo – comentó dándose la vuelta.
- Dime – escuchó atento.
- No debes de preocuparte más por Albertito, él y yo no podemos ser pareja nunca – le informó.
- ¡Qué buen detalle! Eso se debe a – intentó sacarle más información.
- A que somos de la misma familia – recalcó ella pero al parecer el castaño no lo entendió.
- Candy – la llamó pero sabía que no obtendría más información.
- Dime – respondió volteando el rostro.
- ¿Me amas? – quiso saber.
- ¿Tú lo haces? – cuestionó la rubia observando a su novio.
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Un amor que no entiende de pasiones
ФанфикÉl un millonario desde el nacimiento, ella una hermosa y sencilla doctora. Él un Don Juan hasta que la conoce a ella, una mujer reconocida por sus logros y amada por quiénes tienen el placer de estar a su lado. Desde el día de su nacimiento, el Duq...