Terry tuvo que respirar tarde o temprano, ya que George le estaba hablando desde hacía unos minutos y él nada más no le prestaba atención y cómo hacerlo si Candy en esa ocasión lucía espectacular.
- Terrence, ¿qué te pasa? – cuestionó George un tanto preocupado por el estado ausente de Terry.
- Nada, sólo creí ver a alguien – respondió el castaño saliendo de su aturdimiento.
- ¡Ah bueno! ¿Quieres tomar algo? – cuestionó George al verlo un tanto aturdido.
- Sí, algo con hielo, ¿cómo está la fiesta? – preguntó casualmente.
- Después de la entrada triunfal de la señorita Candy pues creo que bien, aunque lo mejor viene después de esto – mencionó la mano derecha de Albert.
- ¿Cuál esto? George podrías interceder por mí con Candy – Terry le pidió a George.
- ¿Qué es exactamente interceder? – cuestionó él dudoso.
- Sí, ya sabes, que hable con ella sin la presencia de William – sugirió lentamente.
- Oh bueno, él no es... - iba a corregirlo, pero lo interrumpió.
- Sólo un momento - pidió con clemencia.
- Bueno, eh...espera un momento – se detuvo a pensar un momento y se retiró de ahí.
- De acuerdo – soltó él mientras iba al bar por un trago.
George se perdió entre todos los jóvenes que se encontraban allí, unos diez minutos después apareció con una sonrisa.
- ¿Me buscabas? – Candy le preguntó sorprendiéndolo un poco.
- Permiso, señorita Candy – le sonrió y se retiró de ahí.
- Pasa George – le respondió a su gran amigo y se quedo mirando la espalda de Terry que aún no se había dado la vuelta.
- ¡Hola Candy! ¿Cómo estás? – sonrió mientras la miraba a los ojos.
- Muy bien y ¿tú? – cuestionó ella al ver la actitud tan amable de él.
- Bien gracias, quería saber si ¿estás lista para la inmersión? – preguntó él mirando cada centímetro de piel hasta llegar al rostro de ella.
- Depende – soltó ella con sencillez.
- ¿De qué? – insistió.
- De que mi condición para el buceo no es tan buena como la tuya, además ya casi no me acuerdo de las técnicas de mi madre – caminó ella un poco tomando un coctel de frutas que se encontraba en una especie de encimera.
- ¡No te preocupes, te enseñaré! – dijo él.
- ¡Eh...! Gracias, ¡qué amable! – sonrió apenas sin poder creerlo.
- Eres linda, ¿lo sabías? – dijo sin ver la reacción que provocó en ella.
- En serio, gracias – agradeció extrañada.
- Bueno, te veré en dos días, disfruta de tu fiesta – se despidió de ella con un beso en la mejilla y se fue de ahí.
- ¿Oí bien preciosa? – cuestionó Anthony quién veía alejarse a Terry.
- Depende – volteó a verlo un poco rara.
- ¿De qué cosa? – preguntó él reticente.
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Un amor que no entiende de pasiones
FanficÉl un millonario desde el nacimiento, ella una hermosa y sencilla doctora. Él un Don Juan hasta que la conoce a ella, una mujer reconocida por sus logros y amada por quiénes tienen el placer de estar a su lado. Desde el día de su nacimiento, el Duq...