Capítulo XIV

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- ¿Por qué de tus dudas? – cuestionó George, seguía sin entender.

- Porque siempre quise defenderla hasta de la avaricia de su padre, bueno de Robert – sonrió al verse descubierto.

- Lo lograste, suplantaste ese triste recuerdo – George se acercó dándole un gran abrazo, felicitándolo.

- No lo siento así, no estuve con ella cuando dependía de alguien más – refirió cabizbajo.

- Hemos hablado esto cien veces, llegaste a ella en el momento más adecuado – ya se había cansado de repetírselo.

- Sí, tuve que apartarla de la Señora Harris, también de ella – sonrió una vez más.

- Bueno, era eso o que la siguiera retándola por ser como tú - sonrió dándole una palmada en la espalda.

- No lo permitiría. Ni antes ni ahora, la disfruté al máximo compensando esos años de evidente ignorancia, aún no sé cómo pudo ocultármelo, la odié por ello, la odié por apartarme de Candy – al fin lo dijo.

- No tengas dudas, ella sabrá recompensarte – le informó.

- Lo he hecho bien, en estos años he sido lo que ella espera – se sorprendió así mismo.

- Has hecho un buen trabajo Albert – lo felicitó.

- Espero que sí, sabes en la mañana me dijo que de no haber sido un padre para ella me hubiese amado demasiado como hombre – sonrió ante esa aseveración.

- Ahora eres su padre Albert, de sangre y en la realidad, los papeles fueron legalizados al año que murió Robert – le informó, era una feliz noticia.

- ¿Qué has dicho? ¿Robert murió? – preguntó impresionado.

- Sí Robert murió cuando la señorita Candy tenía cinco años – le informó alegre.

- ¿Cómo sabes? – pregunto de nueva cuenta.

- Hice una investigación, su esposa aún vive y ella me contó que Robert antes de morir le confesó que él sabía que Violet no era hija suya, por eso siempre la desdeñaba, que odiaba a su esposa por habérselo ocultado y por hacer que perdiera toda la fortuna que le iba a sacar a los Grandchester – contó un poco más detallado.

- No era más que un vividor – comentó Albert.

- Sí, pero pensaba sacarles más dinero que la dote de Violet, pero la niña estaba presente cuando murió su madre y Rosemary no ayudó mucho – reafirmó lo que él ya sabía.

- ¿Rosemary sabía eso? – ahora el sorprendido era él.

- Sí, pero por ser tu hermana no te dijo nada, ahora ya lo sabes, Rosemary creyó que ocultándotelo te hacia un bien, pero no contó con equivocarse ya que también quería a Candy hasta que se casó con el Capitán Brower y nació Anthony. De ahí que Candy sólo tenga vagos recuerdos de lo que pasó con su madre, todos le decían a Candy que no la querían, que era un estorbo, crees que no has hecho un buen trabajo, has hecho una lindura de esa pequeña niña traviesa a la que llamas pecosita – le habló claramente.

- George, ella me lo ha dicho ha sido feliz a mi lado – le platicó.

- Ves, no debes preocuparte, sólo que no sé que es lo que te haya puesto de ayuda en esa caverna tu padre, así que será mejor que te prepares y que no sospeche nada el duque, porque se entrometerá queriéndolos ayudar y podría sufrir lo mismo que Violet, me has entendido – recomendó George.

Un amor que no entiende de pasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora