Capítulo 8 parte 2: Ecos del Lago y un sueño extraño

1 1 0
                                    


---

El camino de regreso a casa fue silencioso, con la luz del atardecer tiñendo el cielo de tonos anaranjados. Keyleen y Axel caminaron juntos, pero el peso de lo que habían descubierto en el lago se sentía abrumador. Cada paso se sentía más pesado, como si el misterio que habían desenterrado estuviera afectando su energía.

Al abrir la puerta de su casa, el ruido familiar de los hermanos peleando le dio la bienvenida. Leo y Lucas estaban en la sala, con risas y gritos que resonaban en el aire. La madre de Keyleen, agotada después de un turno largo en el hospital, trataba de mantener el orden mientras lanzaba miradas cansadas a sus hijos.

-Keyleen, ¿dónde has estado? -preguntó su madre, su voz entrecortada por el cansancio-. Necesito que ayudes a tus hermanos con la cena.

Keyleen sintió un nudo en el estómago. La lucha interna de ser la responsable de la familia le pesaba más que nunca. -Sí, claro -respondió, aunque su mente seguía en el lago, en las cartas, en los secretos que habían encontrado.

Después de preparar algo de cena, se retiró a su habitación, anhelando un momento de tranquilidad. Una vez allí, se dejó caer en la cama, sintiéndose atrapada entre las responsabilidades familiares y la historia que acababa de descubrir. Cerró los ojos, y el cansancio la venció.

Sueño de Keyleen

En el sueño, Keyleen se encontraba de nuevo en el lago, pero esta vez era de noche. La superficie del agua brillaba bajo la luz de la luna, y una bruma ligera se elevaba del lago, dándole un aire místico. Caminó hacia la orilla, sintiendo el frescor del aire nocturno.

Mientras se acercaba, vio una figura en el agua, alguien que parecía estar llamándola. La imagen era borrosa, pero había algo familiar en ella. Keyleen se detuvo, el corazón latiendo con fuerza.

-¿Quién eres? -preguntó, su voz resonando en la quietud de la noche.

La figura se giró, y Keyleen pudo ver un rostro que le era familiar: era la joven de los retratos, con una expresión de melancolía y deseo.

-He estado esperando -dijo la joven, su voz como un susurro-. El lago guarda nuestros secretos. Hay cosas que debes saber.

Keyleen sintió un escalofrío recorrer su espalda. -¿Qué pasó aquí? ¿Por qué no pudieron estar juntos?

-Las promesas se rompen, y el amor a veces no es suficiente -la joven respondió, sus ojos reflejando la tristeza de un amor perdido. -Tú eres la clave para liberar nuestras almas. Debes buscar la verdad.

Keyleen sintió que la bruma se intensificaba, envolviéndola. La figura comenzó a desvanecerse, pero antes de que desapareciera por completo, Keyleen le preguntó: -¿Cómo puedo ayudarte?

-El lago tiene la respuesta... pero debes estar dispuesta a enfrentar lo que hay en tu corazón -dijo la joven, antes de desaparecer en la neblina.

Keyleen despertó de repente, el pulso acelerado y la mente llena de confusión. Se sentó en la cama, tratando de procesar lo que había soñado. ¿Era un mensaje? ¿Una advertencia? La conexión con la joven del lago parecía demasiado real, y la sensación de urgencia la invadió.

Se levantó de la cama y fue hacia la ventana, mirando hacia el lago a lo lejos. La luz de la luna se reflejaba en el agua, y Keyleen sintió que el misterio la llamaba de nuevo. Había algo más profundo en lo que habían encontrado, algo que no podían dejar sin explorar.

Sin embargo, la realidad de su hogar la alcanzó de nuevo. Escuchó a sus hermanos pelear en la sala y el tono agotado de su madre mientras intentaba calmarlos. Un suspiro de frustración escapó de sus labios. No podía seguir huyendo de sus responsabilidades.

Después de unos minutos de contemplación, Keyleen decidió que debía hablar con Axel sobre el sueño. Era hora de compartir lo que había experimentado, de buscar respuestas juntos. Sabía que el lago no solo guardaba los secretos de los amantes, sino también lecciones que ella misma necesitaba aprender.

Se vistió rápidamente y salió de su habitación, dispuesta a encontrar a Axel. Al bajar las escaleras, vio a su madre sentada en el sofá, frotándose las sienes. Keyleen se acercó, sintiendo la necesidad de conectarse con ella, aunque el miedo la frenaba.

-Mamá, ¿estás bien? -preguntó, intentando mostrar preocupación.

-Solo cansada, cariño. Hoy fue un día largo en el hospital -respondió su madre, esbozando una pequeña sonrisa-. ¿Tú? ¿Cómo estuvo tu día?

-Bien... solo explorando un poco -dijo Keyleen, sintiendo que no podía compartir toda la verdad. Pero había algo en su madre que la inquietaba. Su mirada reflejaba una carga que Keyleen conocía bien.

-Si necesitas algo, por favor házmelo saber. Siempre estoy aquí para ti, a pesar de lo que parezca -dijo su madre, con sinceridad.

Keyleen asintió, agradecida. -Lo sé, mamá. Gracias.

Salió de la casa con el corazón en la garganta, dirigiéndose al parque donde a menudo se encontraban Axel y ella. La brisa nocturna acariciaba su rostro, y la sensación del lago seguía pesando en su mente. Había que desenterrar el pasado, no solo de los amantes, sino también el suyo.

Cuando llegó al parque, vio a Axel sentado en un banco, mirando hacia el lago con una expresión pensativa. Se acercó lentamente, sintiendo que la noche estaba cargada de significado.

-Hey -dijo ella, sentándose a su lado.

-Hey. ¿Todo bien? -preguntó Axel, mirándola con atención.

Keyleen dudó un momento antes de hablar. -Tuve un sueño extraño sobre el lago.

Los ojos de Axel se iluminaron con interés. -¿De qué se trataba?

Keyleen le contó sobre la figura, la joven y sus palabras. Cada detalle del sueño le parecía crucial, y sintió que su conexión con Axel crecía mientras compartía la experiencia.

-Creo que hay algo que debemos descubrir, algo más allá de las cartas y los retratos. Puede que el lago tenga respuestas que ni siquiera imaginamos -dijo Axel, su voz llena de determinación.

-Sí, pero no sé por dónde empezar. Me siento como si estuviera atrapada entre el pasado y el presente -Keyleen admitió, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza.

Axel la miró, su expresión seria. -No estás sola en esto. Juntos podemos descubrir lo que el lago guarda. Tal vez incluso lo que tu corazón necesita.

Keyleen sintió que una chispa de luz se encendía en su interior. Había algo reconfortante en saber que no tenía que enfrentar sus miedos sola. -Gracias, Axel. No sé qué haría sin ti.

La conexión entre ellos se intensificó, y Keyleen se dio cuenta de que, a pesar de la tormenta interna que enfrentaba, había alguien que estaba dispuesto a luchar a su lado.

Decidieron que al día siguiente regresarían al lago, listos para descubrir la verdad. El misterio de los amantes y la historia del lugar no solo era un eco del pasado, sino también una oportunidad para sanar y liberarse de las cadenas que las expectativas familiares habían impuesto.

Con un renovado sentido de propósito, Keyleen se despidió de Axel y regresó a casa, sintiéndose un poco más ligera. La carga seguía allí, pero sabía que no tenía que cargarla sola. Había un camino por delante, y estaba dispuesta a enfrentarlo.

La noche avanzaba, y mientras se acomodaba en la cama, la imagen de la joven del lago la acompañó. Había una conexión que debía explorar, y Keyleen estaba lista para desentrañar los secretos que el agua guardaba.

El lago la esperaba, y ella no podía ignorar su llamado.

---

Entre Amor y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora