Capítulo 5: Revelaciones en la Oscuridad

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La tarde había caído cuando Keyleen y Axel decidieron dejar la cabaña. El aire se había vuelto fresco, y el sonido del lago parecía más intenso, como si sus aguas estuvieran susurrando secretos que solo ellos podían escuchar. Con el diario en la mochila de Axel, ambos sabían que su aventura apenas comenzaba.

—Deberíamos encontrar un lugar donde podamos sentarnos y leer lo que encontramos —sugirió Axel mientras caminaban hacia un claro entre los árboles.

Keyleen asintió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Mientras se adentraban más en el bosque, la luz del sol se desvanecía, y sombras alargadas comenzaban a danzar a su alrededor. Se sentaron en un tronco caído, y Axel sacó el diario.

—Este lugar tiene una historia rica y profunda. Creo que debemos descubrirla —dijo Axel, abriendo el diario con cuidado.

Las páginas estaban amarillentas, llenas de anotaciones y dibujos de plantas y animales que alguna vez habitaron el lago. Keyleen se acercó para mirar mejor.

—Mira esto —dijo Axel, señalando una entrada—. Aquí dice que el lago solía ser un lugar de reunión para los habitantes del pueblo. Era un espacio de celebración, lleno de música y risas.

—Eso suena hermoso —respondió Keyleen, imaginando cómo habría sido aquel lugar en su esplendor.

Axel continuó leyendo, su voz resonando suavemente entre los árboles. —Pero también menciona que, con el tiempo, comenzaron a ocurrir cosas extrañas. Desaparecieron personas, y el ambiente se volvió sombrío. La última entrada habla de una luna llena y un misterioso susurro que llenaba el aire.

Keyleen sintió un escalofrío. —¿Qué crees que significa eso?

—No lo sé, pero debemos averiguarlo. Quizás haya algo que podamos hacer para entender mejor lo que sucedió —dijo Axel, mirando a Keyleen con determinación.

Mientras el sol comenzaba a ocultarse, Axel propuso que regresaran al lago al caer la noche. —Puede que sea la única manera de escuchar esos susurros de los que habla el diario.

Keyleen dudó por un momento. La idea de estar en el lago de noche la asustaba, pero la curiosidad la empujaba a seguir adelante. —Está bien. Vamos, pero tenemos que ser cuidadosos.

Regresaron al lago, ahora envuelto en un manto de sombras y un silencio inquietante. La luna llena se alzaba en el cielo, iluminando el agua con un resplandor plateado. Keyleen sintió un nudo en el estómago, pero la presencia de Axel a su lado le daba un poco de confianza.

—¿Dónde comenzamos? —preguntó ella, mirando a su alrededor.

—Tal vez cerca de la cabaña —sugirió Axel—. Ese lugar tiene que tener algo que nos ayude a comprender los secretos.

Caminando hacia la cabaña, el sonido del agua rompiendo en la orilla era lo único que podían escuchar. A medida que se acercaban, Axel tomó la mano de Keyleen, un gesto que la sorprendió pero también la reconfortó.

—No te preocupes, estoy aquí —dijo él, como si pudiera leer sus pensamientos.

Al llegar a la cabaña, se sentaron en el mismo tronco donde habían estado antes. Axel encendió la linterna de su teléfono y comenzó a leer en voz alta.

—"La noche de la luna llena, los susurros se intensifican. Algunos dicen que son las almas de aquellos que perdieron su camino. Otros creen que es la llamada del lago, invitando a aquellos que buscan la verdad."

Mientras leía, Keyleen sintió un escalofrío recorrer su espalda. Se quedó inmóvil, escuchando atentamente. A su alrededor, el viento susurraba entre los árboles, como si compartiera secretos antiguos.

—¿Escuchas eso? —preguntó Axel, interrumpiendo su lectura.

Keyleen se quedó en silencio, concentrándose. Un sonido tenue llegó a sus oídos, casi imperceptible. Era como un murmullo distante, como si el lago estuviera hablando.

—Sí... suena como voces —respondió ella, con la piel erizada.

Axel apagó la linterna, y la oscuridad se cerró a su alrededor. Solo la luz de la luna iluminaba el lago. Ambos miraron hacia el agua, y el murmullo se hizo más claro, casi como un eco de risas y lamentos.

—Debemos acercarnos —dijo Axel, levantándose con cautela.

Keyleen lo siguió, sintiendo una mezcla de miedo y emoción. Se acercaron a la orilla, donde el agua brillaba tenuemente. Axel se agachó para tocarla, y al hacerlo, el murmullo se volvió más fuerte, resonando en sus oídos.

—Esto es increíble —dijo Axel, mirando a Keyleen—. Es como si el lago estuviera vivo.

Keyleen sintió que su corazón latía con fuerza. En ese momento, comprendió que estaban a punto de descubrir algo más profundo que simples historias. La conexión entre el lago y su pueblo, así como la suya con Axel, comenzaba a entrelazarse.

De repente, el murmullo se transformó en un grito ahogado, y Keyleen retrocedió, asustada. —¿Qué fue eso?

—No lo sé, pero debemos averiguar qué significa —dijo Axel, manteniéndose firme.

Ambos se sentaron en la orilla, y Axel comenzó a hablar en voz baja, casi en un susurro. —Si hay alguien aquí, queremos escuchar tu historia. Estamos dispuestos a entender.

El murmullo se desvaneció por un momento, y un silencio inquietante llenó el aire. Keyleen miró a Axel, quien la sostuvo de la mano, y sintió una conexión más fuerte que nunca.

—Quizás si compartimos algo de nosotros, el lago nos revele algo —sugirió ella, sintiendo que era un riesgo que debían tomar.

Axel asintió. —¿Qué deberíamos contar?

—Podríamos hablar de nuestras vidas, de lo que hemos enfrentado. Tal vez eso abra la puerta a las historias de quienes están atrapados aquí.

Con un profundo suspiro, Keyleen comenzó a hablar. Contó sobre su familia, las peleas de sus padres y la presión que sentía por ser la mayor. Su voz temblaba, pero cada palabra parecía liberar un peso de su corazón.

Axel la escuchaba atentamente, y cuando fue su turno, compartió sus propias luchas, la sensación de no encajar y la presión de las expectativas. A medida que hablaban, el murmullo del lago comenzó a transformarse en algo más, como si el agua estuviera respondiendo a su sinceridad.

De repente, el agua comenzó a agitarse, y una figura emergió de las profundidades. Keyleen retrocedió, pero Axel la sostuvo firmemente. La figura era etérea, con un brillo suave, y parecía estar rodeada de luz.

—¿Quién eres? —preguntó Axel, su voz firme pero temblorosa.

La figura sonrió, y aunque no decía nada, un sentimiento de paz llenó el aire. Keyleen sintió que las tensiones que había llevado se desvanecían, como si la presencia del lago estuviera reconfortándola.

—Creo que… creo que es alguien que busca ser escuchado —dijo Keyleen, sintiendo las lágrimas asomarse a sus ojos.

La figura comenzó a gesticular, señalando hacia el lago, y un destello de luz se reflejó en el agua. Era como si estuvieran siendo guiados hacia algo.

—Vamos a seguirla —dijo Axel, con determinación en su voz.

Ambos se acercaron a la orilla, y la figura se deslizó suavemente sobre la superficie del agua, llevándolos a un lugar donde el murmullo se transformó en melodías suaves, como una canción olvidada.

Keyleen y Axel se miraron, sintiendo que estaban a punto de descubrir la verdad que había estado oculta por tanto tiempo. Su conexión se fortalecía con cada paso que daban hacia el misterio del lago.

—Esto es solo el comienzo —dijo Axel, su mirada fija en la figura—. Estamos en el camino correcto.

Keyleen asintió, sintiendo que, aunque el camino sería difícil, no estaban solos. El lago había comenzado a revelar sus secretos, y juntos, estaban listos para enfrentar lo que viniera.

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Entre Amor y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora