Capítulo 16: Ecos de los antepasados

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La mañana después del beso en la orilla del lago, Keyleen se despertó con una mezcla de emoción y nervios. Había decidido que era momento de profundizar en el misterio del lago, especialmente después de las historias compartidas en la reunión. Había algo en su interior que la instaba a buscar respuestas más allá de lo que ya sabía.

Mientras desayunaba con su familia, Keyleen no podía dejar de pensar en las palabras de la señora Elena y en la conexión que había sentido con Axel. Sus hermanos estaban en su propio mundo, discutiendo sobre un videojuego, pero ella se sentía distante, como si estuviera en un lugar diferente.

-¿Estás bien, Keyleen? -preguntó su madre, notando su silencio.

-Sí, solo... pensando en el lago -respondió ella, con la mirada perdida.

Después de la escuela, Keyleen decidió visitar a la señora Elena. Quería hablar más sobre las tradiciones del pueblo y explorar más sobre el lago. Cuando llegó, la encontró en su jardín, rodeada de flores.

-Hola, querida. ¿Qué te trae por aquí? -preguntó la anciana, con una sonrisa cálida.

-Quería hablar sobre el lago y sus historias. Siento que hay algo más que debemos descubrir -dijo Keyleen, sintiendo la urgencia en su voz.

La señora Elena se acomodó en una silla y comenzó a narrar leyendas que habían sido transmitidas de generación en generación. Había historias de un espíritu guardián que cuidaba el lago, protegiendo su belleza y su poder. Pero también había advertencias sobre quienes intentaban aprovecharse de su magia.

-El lago puede ser un refugio, pero también puede volverse peligroso si se le falta al respeto -advirtió la señora Elena.

Keyleen sintió un escalofrío al escuchar las advertencias. Había un peso en las palabras de la anciana que la instaba a proceder con cautela.

Al salir de la casa de la señora Elena, Keyleen se encontró con Axel, quien la esperaba en el camino.

-¿Cómo fue? -preguntó él, notando la expresión decidida en su rostro.

-Quiero investigar más sobre el lago. Creo que hay algo importante que no hemos descubierto -respondió Keyleen.

Axel asintió, entusiasmado. -Entonces, ¡vamos a hacerlo! Estoy contigo.

Esa tarde, Keyleen y Axel regresaron al lago. La luz del sol se filtraba a través de los árboles, creando un ambiente casi mágico. Keyleen llevaba consigo un cuaderno, lista para anotar cualquier hallazgo.

Mientras caminaban, comenzaron a explorar áreas del lago que no habían visitado antes. La vegetación era densa y el sonido del agua suave, lo que hacía que la experiencia fuera aún más envolvente.

De repente, Axel se detuvo y apuntó hacia algo en la orilla. Era un objeto extraño, semi enterrado en la tierra. Ambos se acercaron y comenzaron a desenterrarlo. Con un poco de esfuerzo, sacaron lo que parecía ser un antiguo amuleto, cubierto de barro.

-¿Qué crees que es? -preguntó Axel, observando el objeto con curiosidad.

Keyleen tomó el amuleto en sus manos. Era un colgante en forma de lágrima, con inscripciones que no podía entender del todo. -No lo sé, pero creo que puede estar relacionado con las leyendas.

Mientras se sentaban en la orilla, Keyleen empezó a reflexionar sobre su significado. El lago siempre había sido un lugar de misterio, y este amuleto podría ser la clave para entender más sobre su historia.

-Deberíamos investigar estas inscripciones -sugirió Axel, mirándola con determinación. -Podrían contarnos más sobre el lago y su magia.

Keyleen asintió, sintiendo que estaban más cerca de desentrañar los secretos del lago. -Sí, y debemos hacerlo antes de que el clima cambie. Quiero saber lo que esto significa.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, el ambiente se volvió íntimo. Keyleen miró a Axel, sintiendo una conexión profunda entre ellos. Era más que amistad; había un deseo de explorar no solo los secretos del lago, sino también lo que había entre ellos.

-Gracias por estar aquí -dijo Keyleen, su voz suave.

Axel sonrió, acercándose un poco más. -Siempre estaré aquí para ti.

De repente, el viento cambió, y Keyleen sintió una brisa fría. Miró hacia el lago, donde las olas parecían agitarse con fuerza. Había algo en el ambiente que la inquietaba.

-¿Sientes eso? -preguntó Axel, notando la tensión.

-Sí, es como si el lago estuviera reaccionando a nuestro hallazgo -respondió Keyleen, su corazón latiendo con fuerza.

En ese momento, Keyleen tuvo una visión fugaz: imágenes del lago en diferentes épocas, seres de luz que danzaban sobre las aguas, y una sombra oscura que parecía amenazar su belleza. Se llevó las manos a la cabeza, aturdida.

-¿Estás bien? -preguntó Axel, preocupado.

-Vi algo... algo que no comprendo. Hay más en este lago de lo que pensamos -dijo Keyleen, intentando procesar lo que había experimentado.

Ambos se miraron, comprendiendo que su búsqueda apenas comenzaba. El amuleto era solo el primer paso, y el lago tenía más que revelar. Con determinación, Keyleen tomó la mano de Axel.

-Debemos volver mañana y seguir investigando. Este lugar necesita que lo protejamos -declaró, sintiendo la urgencia en su voz.

-Estoy contigo, siempre -respondió Axel, su mirada firme y decidida.

Al regresar a casa, Keyleen se sentía llena de energía. La emoción por el misterio que estaban desentrañando la impulsaba. Pero también había un sentimiento de responsabilidad; el lago no solo era un lugar de belleza, sino un legado que debía ser protegido.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, miró el amuleto que había guardado en su mesita de noche. Era un recordatorio de que había mucho más por descubrir, tanto sobre el lago como sobre ella misma.

La conexión entre Keyleen y Axel se había fortalecido, y sabía que juntos podían enfrentar cualquier desafío. Mañana sería un nuevo día, y el lago aún guardaba secretos por desvelar.

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Entre Amor y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora