---El agua del lago parecía cobrar vida, reflejando la luz de la luna y creando un espectáculo de destellos plateados. Keyleen y Axel, con el corazón latiendo al unísono, siguieron la figura etérea que flotaba sobre la superficie, sintiendo una atracción magnética hacia lo desconocido. Cada paso que daban era como un eco de un pasado olvidado.
—¿Estás seguro de que deberíamos seguirla? —preguntó Keyleen, su voz temblando un poco.
—Si el lago nos ha traído hasta aquí, debe haber una razón —respondió Axel, apretando su mano con confianza.
La figura, que parecía ser de una mujer joven, se deslizaba entre las olas, su rostro iluminado por la luz lunar. A medida que se acercaban, Keyleen pudo distinguir más detalles; su cabello flotaba como si estuviera bajo el agua, y sus ojos, aunque vacíos, parecían transmitir una profunda tristeza.
—¿Quién eres? —preguntó Axel en voz alta, sintiendo que era su deber dar un paso adelante.
La figura se detuvo de repente, y por un instante, todo quedó en silencio. El murmullo que antes los envolvía se desvaneció, y la noche pareció contener la respiración. Keyleen sintió que la atmósfera se tornaba densa, cargada de emociones reprimidas.
Sin advertencia, la figura alzó una mano y señaló hacia el fondo del lago. Keyleen y Axel intercambiaron miradas, y el temor comenzó a apoderarse de ella.
—¿Qué quiere decirnos? —susurró Keyleen, apenas capaz de mantener la calma.
—Quizás nos está guiando hacia algo que ha estado perdido —respondió Axel, con una mezcla de intriga y miedo.
Con un leve movimiento, la figura comenzó a retroceder hacia el centro del lago, invitándolos a seguirla. Sin pensarlo dos veces, Keyleen tomó una respiración profunda y, con Axel a su lado, se acercaron a la orilla.
—No podemos quedarnos aquí. Debemos encontrar lo que nos quiere mostrar —dijo Axel, su voz firme.
Keyleen asintió y, juntos, se metieron en el agua. Al principio, el frío los hizo estremecer, pero pronto se sintieron más cálidos, como si el lago los envolviera en un abrazo reconfortante. La figura seguía adelante, guiándolos hacia una parte más profunda.
A medida que avanzaban, el agua se hizo más oscura, y el murmullo volvió, esta vez más intenso, como un canto antiguo que reverberaba en sus mentes. Keyleen sintió que algo la llamaba desde las profundidades, una conexión visceral con lo que estaba oculto.
—¿Puedes escuchar eso? —preguntó Axel, su voz resonando en el agua.
—Sí, es como si el lago estuviera contándonos una historia —respondió Keyleen, sintiendo que el eco del pasado comenzaba a tomar forma en su mente.
De repente, la figura se detuvo, y el agua comenzó a agitarse de una manera extraña. Keyleen y Axel se miraron, sintiendo un escalofrío recorrer sus cuerpos. Fue entonces cuando notaron que a su alrededor, las sombras parecían cobrar vida, creando formas que danzaban en el agua.
—¿Qué está pasando? —preguntó Keyleen, con la voz temblorosa.
Axel miró a su alrededor, y la expresión en su rostro se tornó seria. —Creo que el lago está tratando de mostrarnos algo… o advertirnos.
La figura de la mujer levantó ambas manos, y el murmullo se intensificó, transformándose en palabras susurradas. Keyleen se concentró, tratando de entender el mensaje oculto.
—“Regresen… no desenterren lo que no deben…” —susurró el viento, y el agua se agitó aún más.
Keyleen sintió un tirón en su corazón. —¿Qué significa eso? ¿Qué no debemos desenterrar?
De repente, la mujer apuntó hacia el fondo del lago. Keyleen sintió que un peso la oprimía; el lago guardaba un secreto que había estado enterrado por generaciones. La figura se desvaneció lentamente, pero antes de desaparecer por completo, miró a Keyleen y Axel con una expresión que mezclaba miedo y tristeza.
—Debemos salir —dijo Axel, sintiendo la tensión en el aire—. Esto no es seguro.
Keyleen, todavía hipnotizada por la visión, asintió. Pero antes de que pudieran retroceder, el agua comenzó a burbujear, y una sombra oscura emergió del fondo. Era un objeto, cubierto de algas y sedimentos, que flotaba hacia la superficie.
—¡Mira! —gritó Axel, señalando el objeto.
Con esfuerzo, ambos nadaron hacia él, y cuando finalmente lo alcanzaron, se dieron cuenta de que era una antigua caja de madera, desgastada y cubierta de misteriosos símbolos. Su corazón latía con fuerza al contemplar la posibilidad de que contuviera respuestas sobre la historia del lago.
—¿Deberíamos abrirla? —preguntó Axel, su voz llena de asombro.
Keyleen dudó. Recordó las palabras susurradas: “No desenterren lo que no deben”. Sin embargo, la curiosidad la empujaba a seguir adelante. —No podemos dejar que se quede aquí. Debemos descubrir qué contiene.
Ambos nadaron de regreso a la orilla, luchando contra la fuerza del agua, y finalmente lograron sacar la caja del lago. Con los corazones palpitantes, se sentaron en la orilla, aún empapados, y miraron la caja con ansias.
—Esto podría ser lo que estamos buscando —dijo Axel, mientras examinaba los símbolos en la tapa.
Keyleen tomó una respiración profunda y, con manos temblorosas, intentó abrir la caja. El sonido de la madera chirriando resonó en la noche silenciosa. Cuando finalmente se abrió, se encontró con un contenido inesperado: antiguos objetos, cartas, y un pequeño medallón que brillaba con una luz tenue.
—Mira esto —dijo Axel, levantando el medallón. Tenía un grabado en forma de corazón y un símbolo que parecía un ancla.
Keyleen tomó una de las cartas y comenzó a leer en voz alta. Era una carta de amor entre dos almas que parecían estar separadas por circunstancias trágicas. Las palabras hablaban de promesas rotas y un amor que había desafiado al tiempo.
—Esto es… hermoso y triste al mismo tiempo —dijo Keyleen, sintiendo una conexión profunda con las palabras.
—Parece que el lago no solo guarda secretos oscuros, sino también historias de amor —comentó Axel, con una mirada contemplativa.
Mientras seguían revisando los objetos, la atmósfera se tornó más pesada. Keyleen sintió que había algo más, una presencia que acechaba en las sombras, observándolos.
—¿Sientes eso? —preguntó Axel, con los ojos entrecerrados—. Como si alguien nos estuviera mirando.
Keyleen asintió, su piel erizándose. Era una sensación inquietante, como si el pasado estuviera despertando y reclamando su lugar en el presente.
—Quizás deberíamos regresar —sugirió Axel, aunque no quería dejar el misterio sin resolver.
Keyleen miró el medallón una vez más, sintiendo que era un símbolo de conexión con el pasado. —Pero tenemos que entender lo que esto significa. No podemos dejar que el miedo nos detenga.
Con una mezcla de determinación y temor, decidieron que al día siguiente regresarían al lago para investigar más a fondo. Sabían que lo que habían encontrado era solo la punta del iceberg, y que las respuestas que buscaban estaban más allá de lo que el lago había revelado hasta ahora.
Mientras se alejaban del lago, una última brisa sopló, y el murmullo se desvaneció, dejando solo el sonido de sus corazones latiendo con fuerza. Keyleen y Axel se dieron cuenta de que su aventura estaba lejos de terminar; el misterio del lago, con todos sus secretos, los había atrapado en su red.
—Mañana será el día —dijo Axel, su mirada decidida—. Vamos a descubrir la verdad.
Keyleen asintió, sintiendo que cada paso que daban la acercaba más a desenterrar no solo los secretos del lago, sino también sus propios sentimientos.
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Entre Amor y Secretos
RastgeleEn un pueblo marcado por secretos y tensiones familiares, Keyleen lucha por encontrar su lugar mientras cuida de sus hermanos. Cuando se une a su mejor amigo Axel para investigar la misteriosa historia de un lago cercano, descubren antiguos ecos de...