[3] Say I Do: [ Charlos ]

Capítulo X

Charles

🔞

Este capítulo contiene escenas explicitas si no es de tu agrado favor no lo leas y espera al siguiente capítulo.

Miré a Carlos mientras mi sangre corría tan fuerte que borraba cualquier otro rastro de sonido a nuestro alrededor. Su boca se movía, pero no podía escuchar nada. No cuando mi piel ardía con la rabia que se acumulaba en mi pecho. Se convirtió en un infierno que normalmente reprimía, pero que ahora era imposible.

—Pagarás por ello —dije rotundamente.

Carlos inclinó la cabeza hacia mí y sonrió. —¿Por qué, esposo? Todo lo que hice fue recordarte que eres un hombre comprometido. No querrás que nadie te saque fotos con unas zorras cualquiera, ¿verdad? Eso sería malo para tu imagen y a tu padre podría no gustarle...

Mi mano ilesa rodeó su garganta tan rápido que ni siquiera me di cuenta de que lo tenía agarrado con fuerza al principio. El whisky bombeaba por mis venas mientras eliminaba cualquier inhibición que pudiera haberme frenado. El control y la moderación eran las piedras angulares de mi personalidad. Entonces, ¿por qué Carlos los eliminó y me convirtió de nuevo en un animal?

Lo tiré al suelo de golpe y ocupé su espacio. El mundo se volvió borroso en los bordes porque la neblina alcohólica se negaba a desaparecer. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras él envolvía sus manos alrededor de mi brazo. Apreté más fuerte.

—¿Quién carajo te crees que eres? —le susurré al oído—. Me he portado bien, me he puesto esa estúpida máscara desde el día en que pusiste a prueba mi paciencia por primera vez. ¿Qué? ¿Quieres ver quién soy realmente, Carlos? ¿Es eso lo que quieres?

Le mordí el lóbulo de la oreja con los dientes antes de pasar la lengua por la curva de su garganta. Se levantó y presionó su pene contra mí.

—Puta —susurré—. ¿Es eso lo que quieres? Has estado detrás de mi polla desde el primer día, ¿verdad?

Joder, fue un error, pero no me importó. Mi mano palpitaba con un dolor apenas silenciado mientras me enderezaba y tiraba de Carlos para ponerlo de pie. Él respiró profundamente y jadeó antes de que su mano se llevara a la garganta. Al día siguiente, la huella de mi mano quedaría incrustada en su carne. Me lamí los labios al pensarlo. Envolví mi mano alrededor de su brazo, apreté mi agarre y lo arrastré hacia las escaleras.

No podía dejar que todo se quedara en paz, ¿no? Yo estaba perfectamente contento con sentarme solo, emborracharme y dormir en mi oficina.

No tenía ni idea de si realmente me llevaría a la cama a una de esas mujeres. Cuando vi a Carlos, fingí más interés del que sentía solo para restregárselo en la cara. No era como si él fuera inocente. Todo lo que hacía tenía como objetivo sacarme de quicio. Aun así, no estaba seguro de si alguna vez me llevaría a una de ellas conmigo al piso de arriba.