XIII

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『 Hace 13 años... 』

Shu odiaba estudiar con toda su alma. Con 10 años tenía tantos asuntos de los cuales ocuparse, que simplemente lo agobiaba.

Cuando su madre lo encerraba a estudiar para sacar las mejores notas, o cuando se lo llevaba a la empresa de su padre o cualquier lugar donde hubieran cámaras delante, él solamente anhelaba irse a jugar al parque, como veía hacer a muchos niños de su edad.

Sin embargo, últimamente no le estaba dando muchos problemas a Beatrix. Estudiaba sin rechistar y sacaba buenas notas, todo para poder escaparse luego de casa e irse a jugar con Edgar. Porque ni siquiera jugaba con su hermano; Reiji le tenía un gran rechazo.

Edgar era un chico bastante alegre. Siempre jugaban juntos y le daba las manzanas que cosechaban sus abuelos, que vivían en una casa con un huerto en el cual cosechaban frutas y verduras. Ambos se contaban como había ido su semana, jugaban a cualquier juego normal como hacían la mayoría de los niños, y eso significaba la libertad para Shu.

Pero toda esa felicidad se fue de golpe.

A Shu no le importaron los regaños de su madre y salió corriendo cuando vio la noticia en la televisión. El accidente había ocurrido cerca y se pudo guiar a la perfección por el humo del fuego ocasionado.

Cuando llegó, el coche estaba en llamas, completamente destrozado; habían chocado contra otro coche. La policía y la ambulancia estaban presentes. Los médicos estaban moviendo varias camillas, y en la última, había un cuerpo más pequeño que los demás.

--- ¿Edgar?... ---el pequeño rubio se intentó acercar. Podía ver unas pocas quemaduras en la piel de su amigo, las cuales podían tratarse. Sin embargo, estaba inconsciente.

Sus ojos azules se llenaron de lágrimas, mientras intentaba acercarse al castaño. Sin embargo, los médicos intentaban alejarlo, mientras otros metían a Edgar en la ambulancia.

--- ¡Edgar! ¡Edgar! ---chilló su nombre. El nombre de su primer y único amigo. Y aún así, se lo llevaron de ahí a la fuerza.

『 20 de abril
3 meses después... 』

Shu no había vuelto a ser el mismo desde el incidente de Edgar.

Al llegar a casa, su madre lo regañó, y no pudo decirle nada. Deseaba poder estar entre los brazos de su madre y buscar consuelo, pero no fue así. Todo en aquel día era pesimista, pues cuando Shu encendió la televisión la primera noticia que salió fue sobre una madre asesinada por su marido y aparecía la hija de ambos llorando. Lo único que pudo pensar Shu al verla en ese momento era: Te entiendo.

Y si perder a su mejor amigo era devastador, hoy, tres meses después de la muerte de Edgar, perdió a su madre.

Parecía una maldición que lo perseguía, o eso pensaba, porque murió en un accidente automovilístico.

Beatrix y Karl Heinz iban en la misma limusina. Él quedó gravemente herido y fue llevado al hospital, pero Beatrix salió muerta de ese coche. El impacto que hubo con otro coche dio en el lado de la limusina donde ella estaba sentada.

Reiji y Shu tuvieron que irse bajo la custodia de Karl Heinz, donde estaban sus hermanos menores. Y es que todos habían sufrido alguna tragedia con sus madres.

Cordelia había sido asesinada por uno de sus amantes, tal vez un loco que pensaba que así sería de su propiedad. Sin embargo, había dejado unos claros traumas en los trillizos.

Kanato se aferraba a Teddy, ya que era lo único que le quedaba de su madre. Aún si sabía que era un regalo de uno de los amantes de Cordelia. A veces, cuando cantaba su canción favorita, se acordaba de los momentos en los que su madre le pedía cantarla. Sería un recuerdo dulce, de no ser porque lo usaba mientras hacía sus cosas con sus amantes.
Cada vez que Kanato recordaba eso, le daban ganas de vomitar o simplemente no dormía, lo cual explicaba su aspecto tan pálido y delgado, con esas grandes ojeras bajo sus ojos morados. Y lo peor fue cuando Karl le quitó a Teddy.

𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀𝐎𝐑𝐃𝐈𝐍𝐀𝐑𝐘 𝐘𝐎𝐔 ━ 𝐒𝐡𝐮 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora