III

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--- ¿Podrías dejarme aquí, Alfred?

--- ¿Hm? Pero aún no llegamos a la entrada de su universidad ---recalcó el hombre, mirando el semáforo, esperando que se pusiera en verde.

Doyeon tenía que asimilar que, de ahora en adelante, tenían que llevarla a la universidad porque vivía apartada del centro urbano. ¿El problema? Llama mucho la atención. ¿Por qué tenía que ser una limusina?

--- Por favor, no quiero que la gente me mire cuando baje. Además, mis amigos están cerca ---dijo, dándole un vistazo de nuevo al móvil.

No había podido contarles toda la situación aún, pero Annie, George y David estaban enterados de lo ocurrido en parte.

Alfred dudó, mirando de nuevo el semáforo. Suspiró---. Está bien, señorita. Pero tenga cuidado. Si necesita que venga a recogerla, mándeme un mensaje.

Doyeon sonrió, tomando su mochila y su bolso--- ¡Muchas gracias, usted es tan amable! ---exclamó, abriendo la puerta que daba a la acera para bajar. Antes de cerrar la puerta, se asomó un poco--- ¡Que tenga un buen día! ---y luego, cerró la puerta para irse de allí.

Justo en esa esquina estaban sus amigos esperándola. Doyeon fue hacia ellos de lo más tranquila, pero Annie enseguida tomó su mano para jalarla.

--- ¿Qué estás haciendo?

--- No digas nada. Vamos, vamos.

Mientras Annie la guiaba, George y David iban detrás, a veces dándole pequeños empujones para que no se quedase atrás. Ninguno de los tres decía nada y Doyeon miraba alrededor sin comprender porqué estaban dando la vuelta para ir por la entrada trasera.

No fue hasta que entraron al recinto, porque ellos caminaban más calmados, que volvió a hablar--- ¿Alguno me puede explicar el motivo del secretismo y de que hayamos entrado por detrás?

--- Lo primero, buenos días ---comentó David, riendo por la bajó al ver como lo fulminaba con la mirada---. Oh, vamos, no seas así. Solo te hemos ayudado, enana.

--- ¿Cómo que 'ayudado'?

--- Habían algunos periodistas en la entrada de la universidad ---habló Annie, soltando la mano de la azabache---. Suponíamos que no querrías pasar por ese estrés de nuevo.

--- Lo más probable es que te hicieran preguntas sobre lo que dijo el señor Sakamaki en televisión ---comentó George. Se fijó en la mueca de incomodidad de la Minami---. Oye, no te preocupes. No dejaremos que pases por algo similar, ¿de acuerdo?

--- Es que. . . Ugh, ni siquiera tenía ganas de venir a clase. Siento que me miran raro ---murmuró. No había que ser muy inteligente para notar como varios estudiantes la miraban y se ponían a hablar entre sí.

Al verla desanimada, George la cargó como si nada, mientras que David tomaba el bolso donde guardaba su comida---. Ni se te ocurra estar triste por eso. La gente aquí es muy chismosa. Si alguien dice algo que te molesta, solo avísanos, ¿sí? Nadie se puede meter con nuestro pequeño taponcito ---dijo, diciendo la última palabra con un poco de burla. Ella era baja de estatura, así que nunca habían faltado ese tipo de apodos.

Doyeon sonrió. Cualquiera que los viera, podría catalogarla perfectamente como la niña pequeña y mimada del grupo---. Gracias ---murmuró.

--- Te llevaremos a clase, pero no creas que te salvas. Luego nos tienes que contar todo ---dijo George, mientras con una de sus manos despeinaba un poco los cabellos de la azabache.

 Luego nos tienes que contar todo ---dijo George, mientras con una de sus manos despeinaba un poco los cabellos de la azabache

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𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀𝐎𝐑𝐃𝐈𝐍𝐀𝐑𝐘 𝐘𝐎𝐔 ━ 𝐒𝐡𝐮 𝐒𝐚𝐤𝐚𝐦𝐚𝐤𝐢 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora