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Felix

—Tia... ¿Puedes venir?

—¿Estas bien, Lixy?

—Solo ven, quiero platicar contigo — dije un tanto triste.

—Llego en 5.

Colgué y tranquilamente espere. Vi como Óscar entraba por la puerta de su habitación

—Estas acabadisimo... Toma, tienes que comer no puedes estar sin comer 2 días seguidos Felix.

—Filis...

—Filis tu madre, come — el timbre sonó — ¿Esperas a alguien?

—¿Te acuerdas de mi tía Irene? Le dije que viniera, ella sabe como animarme.

El día anterior vi a Samantha cuando cambiamos de clase, intento hablarme pero preferí seguir mi propio camino e ignorarla porque todavía no sabía que decir ni como actuar.

Que odisea...

Vi que Óscar volvió a salir y volvió con mí tía Irene.

—Dios mi Felix... — llego a abrazarme y a preguntarme sin parar que había sucedido.

No tuve otra opción que contarle lo que había visto y como había actuado, me vio un poco decepcionada pero la entendía. No debí haberme enojado con Samantha, ahora no se como disculparme.

Hasta este punto llegue a pensar que Samantha me podría estar odiando.

—Estuvo muy mal lo que hiciste, debiste haberla escuchado. No debías haberte ido con el nudo en la garganta.

—Soy un idiota...

—¿Sabes que Felix? Te llevare al centro comercial para que le compres cosas y le pidas perdón a Samantha. Yo te comprare todo, tranquilo que te ayudaremos. ¿Verdad, Óscar?

—Oh, claro.

Lo pensé por un momento y de tan solo imaginar en que podía recuperar a Sam me ponía super feliz.

Solo asentí con inseguridad.

Rivers

—Samy, come por favor.

Estaba hecha bolita en la cama donde Felix dormía. Estaba destrozada, sabia que esa noticia me separaría de él. Y por no haberle contado ahora no me quiere ver ni en pintura.

Sentía un vacio dentro de mi, sabía que mi carrera, mis amistades y la persona con la cual quiero pasar el resto de mis días se fueron todos a la basura. Y todo por mi silencio.

El día estaba lluvioso como si mi humor dependiera de ello. Ama me dio el sermón de mi vida antes de consolarme.

Entiendo que todos estuvieran molestos conmigo por no haberles contado. Ni siquiera Ama sabía e igual el no haberles contado me estaba destrozando por dentro.

—Rivis... Vamos, come un poco. Te traje la fruta de la cafetería que tanto te gusta — la fruta que Felix me dio el primer día...

Lágrimas recorrían mis mejillas sin parar, mis ojos estaban muy hinchados de tanto llorar, era un desastre. Me sentia fea, rechazada y sucia. Thiago me estuvo llamando estos días y yo solo lo rechazaba. Lo llegué a bloquear pero me llamó desde otro número.

No había manera de deshacerme de él...

—Ama... — vi el plato con las frutas y un poco de leche condensada encima.

Tenía hambre pero no podía parar de llorar, mi mandíbula temblaba de el miedo por lo que Thiago me podía hacer.

—Come Sam, vamos a dar una vuelta por el campus, para que limpies tu mente.

Un poco dudosa agarre el plato y comencé a comer. La comida ni siquiera la disfrute.

Narrador Omnisciente

Felix por otro lado buscaba maneras de disculparse con Samantha, Felix llamó a Ari para pedirle un poco de ayuda.

Ari le dio varias ideas para que Samantha y Felix hicieran juntos, honestamente no era una lista de mil cosas que podría hacer, solo tenia dos opciones. Invitarla a comer, llevarla a un hotel y tener una noche hermosa, y la otra era disculparse con ella, hablarlo y ayudarla en lo que necesitara. Felix como es más terco que un burro eligió las dos opciones.

Horas después...

Felix ya tenia sus cosas listas para disculparse con Samantha. Le había comprado chocolates y un ramo de flores. La mamá de Felix también estaba mal, pasó a verla y la vio un poco triste.

Felix un tanto nervioso se dio un baño y se preparó.

Pero cuando iba camino a la habitación de Samantha se destrozo pensando que no lo perdonaría, entró a los baños de la universidad y entró a un cubículo a llorar en paz.

Rivers

—¿Te sientes mejor, Sam?

—Ni tanto..

—Anímate Samantha, no vas a estar toda la vida llorandole a Felix.

—Ni modo — suspiré.

—Oscar me ha dicho que no quiere comer — mis ganas de llorar volvieron, no sabía que hacer y lo único que se me ocurrió era ir al baño.

—¿Me disculpas? Necesito utilizar el baño, enseguida vuelvo.

Corrí porque mis lágrimas ya empezaban a salir, las limpié rápidamente y me adentré al baño.

Un sollozo me hizo detenerme a escuchar.

—Soy un pen-ndejo... siempre lo tengo que arruinar todo...

—¿Felix? — dije en voz alta, y el sollozo desapareció.

Camine hacia el único cubículo que estaba cerrado y lo abrí, no tenía seguro, y lo ví.

Sus ojos totalmente oscuros y llenos de lágrimas, sus mejillas y nariz roja, sus mejillas llenas de lágrimas y su camisa mojada de las lágrimas supongo.

Mi instinto me hizo abrazarlo fuertemente.

—Perdóname Sam, no quise hacerte llorar, realmente pensaba que tenías a otra persona, créeme que escuchare todo lo que tengas que decirme.

Estaba casi ahogado en llanto pero esas palabras me hicieron liberar dopamina junto con mucho alivio.

—Te amo, Felix.

—Te amo, Felix

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Lencería  ──  riverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora