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Rivers

— ¡Samantha ya dime que sucedió!

Ama no paraba de insistir en que le dijera lo que sucedía pero yo simplemente estaba pensando en el beso que nos dimos en el cine. Cada vez que recordaba la sensación mis músculos se contraían y sentía como mi corazón latía rápidamente.

— No... es que...

— ¿Se te olvidó como hablar? — me dió una cachetada que me hizo volver a la realidad.

— ¡Qué no, déjame!

— No, no te dejare hasta que me cuentes que sucedió con Felix.

Rodé los ojos y acepté mi derrota.

— Fuimos a comer, me tomo una foto, fuimos al cine y nos besamos. ¿Satisfecha?

— No, cuéntame como fue el beso. Y de paso, enséñame la foto.

— Dios... fue maravilloso, sus labios eran tan suaves y la manera en cómo los movía... — grite internamente.

— Ay si, romántico y todo ¿Por fin van a aceptar que se gustan?

— Eso si no te lo puedo decir.

— ¿¡Qué, Por qué!?

— Simplemente no es el momento indicado _ seguí metida en mis pensamientos.

— Cual momento indicado ni que mierda, cuéntame ahora.

— Dios ¿Por qué estás tan enojada, no te ha dado duro Filis?

— Sam, si Felix llega a hacerte daño o hacerte sentir mal, voy y le arranco su cosita. Y no, no me ha dado duro.

— Amita, Felix es buena persona.

— Tiene cara de infiel.

— Que no

— Que si

— Que no

— Que si

— ¡Qué no Ama!

— Tiene cara de infiel — se levanto y empezó a correr.

Yo también la comencé a seguir por toda la habitación hasta que ella salió de la habitación y corrió escaleras arriba.

A lo lejos vi como tocaba la puerta de una habitación y entraba rápido, corrí lo más rápido que pude e impedí que cerraran la puerta.

Al entrar vi a una Ama abrazada a Óscar como si fuera un koala.

— ¡Cobarde, tienes que venir a refugiarte en los brazos de tu noviecito!

— Filiiii, me quería pegar — hizo un puchero.

— ¡Eso no es cierto, simplemente le quería decir que lo que estaba diciendo estaba mal!

— ¿Ey que está pasando? — escuche una voz familiar avecinarse.

— ¡Felix aquí tu novia le quería pegar a Ama!

— ¡Dios Óscar avísame que habían venido y me hubiera puesto algo de ropa! — efectivamente, llevaba puesto solamente unos pantalones cortos deportivos.

No puedo negar que cuando lo vi me comencé a ruborizar.

Después cuando se calmaron las cosas decidimos volver a nuestra habitación pero nuestras llaves se habían quedado dentro de la habitación, y la ama de llaves no estaba.

— Tenías que enojarme, si no hubieras dicho eso esto no hubiera pasado.

— Supéralo Rivis, estoy en mis días mi humor cambia repentinamente.

Lencería  ──  riverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora