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Felix

Mierda voy tarde el primer día...

Al parecer mamá no se levantaría hoy. Y la entiendo, ayer lloraba como si el mundo se fuera a acabar.

Agarre un bote de leche de chocolate para tomarlo en el camino a la universidad. Subí para despedirme de mi madre, entre y seguía durmiendo. Le dejaría una nota.

Entré y agarre lápiz y hoja de su escritorio y le escribí todo lo que deseaba decirle. La dejé en su mesita de noche y me fui rápidamente.

Llevaba unos 5 minutos en el tráfico y me puse a revisar mi teléfono y decidí subir una foto a mis redes sociales.

Orgulloso de esto segui mi camino a la universidad, vi mi reloj de muñeca y se me subió el azúcar al cerebro.

Cuando llegue, no encontraba espacio para parquear el auto. Pero al final encontré uno, me apresuré a salir y correr a clase.

Corrí y llegue a la entrada que era un caos. Quería saber que pasaba aquí. A lo lejos vi a Abril que me había recomendado entrar a esta universidad para estudiar juntos.

— ¡Ari! — llame su atención y corrió a abrazarme.

— ¡Felix!

— ¡Te extrañé mucho! — la abrace más fuerte. — Ey, ¿Qué esta pasando aquí?

— Pues mira, aquí te dan la llave para alojarte en la residencia.

— ¿Cómo? ¿No debo regresar a casa?

— Solo si quieres, la residencia es solamente para facilitar el horario de los estudiantes. Solo si quieres puedes aceptar la residencia, si no pues eres libre de ir a tu casa.

— Tendría que negociar el tiempo con mi madre, porque ahora mismo mi madre no es que esté muy bien que se diga...

— ¿Qué le pasó? dijo con tono de preocupación.

— No se, simplemente llegué a mi casa y la encontré llorando en el piso.

— Dios... Espero todo esté bien Felix. Bueno, ¿vas a recoger tu llave?

Lo pensé por un buen rato pero al final asenti.

Hicimos fila y ahí fue donde conocí al director por primera vez. Se veia que era buena persona.

— Buenos días, eres nuevo verdad? Me das tu nombre?

— Francisco Felix.

— Listo, aquí está tu número de habitación y la compartirás con Óscar. Y de antemano, soy el director para servirte.

Me dio una llave con el numero de piso y habitación grabados en un llavero.

— Muchas gracias.

— A ti, que tengas un buen día.

No estaba tan mal la nueva universidad pero si muy grande, demasiado diría yo.

— Mierda... Felix, me tengo que ir. Tengo que entrar a clases ahora, ¡Nos vemos en el receso! — y simplemente salió corriendo.

Vi de nuevo mi reloj de muñeca y vi que igualmente se me estaba haciendo tarde.

Me habían dado un mapa para no perderme, no me extrañaba. Los salones de fotografía estaban muy lejos. Estaban junto a los de belleza y estética, cuanta mujer loca debe de haber ahi...

Salí corriendo y cuando creía haberla encontrado no logré frenar y simplemente abri la puerta de un empujón.

— Disculpe... ¿Este es el salón de fotografía?

Lencería  ──  riverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora