Verdad o reto.

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Félix vio como Adrien se iba con Nino en el recreo. Lentamente todos estaban saliendo del salón. Él decidió quedarse leyendo, porque su mesa era bastante cómoda, se colocó audífonos (solo los llevaba, no escuchaba música, es que de ese modo nadie le hablaría, era solo aparentar). Entonces, se quedó en su puesto. Aparentemente su plan de acercar a Adrien y a Marinette ya no era necesario.

Se concentró en su lectura disfrutando ese ambiente de soledad.

Marinette le había dado un macarrón a Alya. Alya era una chica amable, le gustaba conversar y admiraba mucho a los superhéroes, admiraba a Majestia y estaba decidida a no permitir que Chloé reinará con su maldad en el colegio. Por eso prefería salir al patio. Alya quería conocer el colegio. Marinette prefería quedarse sentada, aún le costaba un poco caminar al lado de personas que caminaban "normal" y "rápido".

—¿Aún te sigues quedando sola aquí? —Chloé apareció, sonriendo. Marinette solo suspiró, esa rubia jamás se cansaba de hacerle bullying —, por tú culpa el salón huele a Panadera pobre, por suerte traje algo para arreglar eso —la rubia tiró perfume.

Marinette cubrió su rostro, gracias a ese rápido movimiento (estaba protegiendo sus ojos), su bastón cayó al suelo, fue un ruido sordo. Chloé soltó una risa, estaba feliz con lo que estaba sucediendo, le gustaba ser temida y respetada.

—No te preocupes, es un perfume barato, jamás gastaría mis perfumes caros en ti, no lo vales —y comenzó a reír.

De pronto, le arrebataron el perfume de la mano y fue arrojado al suelo, quebrándose por completo. Chloé se enfureció, su rostro lo demostró enseguida.

—¿Crees que es divertido molestar a los demás? —le preguntó Félix mirándola fijamente mientras alzaba una de sus cejas.

—No la estoy molestando, solo estoy limpiando el aire de la sala, ¡no opines si no sabes! ¡eres un ridículo!

—Tú eres la ridícula. Crees que por molestar a alguien eres superior, ese pensamiento es muy tonto. No eres superior, solo eres una chica con problemas.

—¡Tú no eres nadie para hablarme así! —Chloé se dio la vuelta y golpeó a Félix con su coleta —, ¡y me debes un perfume! —después de eso salió del salón.

Félix se agachó para recoger el bastón de Marinette y se lo entregó. Ella lo recibió y agradeció de un modo bastante bajo, apenas audible. Se sorprendió un poco ante eso.

—No tienes que permitir que esa rubia te moleste, ni ella ni nadie tiene derecho a hacer eso —le dijo —. Tienes que defenderte.

—Me da miedo lo que pueda suceder si me defiendo... —su rostro demostraba tristeza, como si ese fuese un tema delicado para ella.

A Félix no le interesaba, pero por alguna razón sintió curiosidad y le dio pena ver a esa chica de ese modo, ella era alguien bastante tímida y suave, era alguien que inspiraba ternura y eso era raro.

—¿Alguna vez te sucedió algo con ella?

La azabache mordió su labio, su labio estaba temblando de modo bastante notorio. Esa reacción indicaba que era un tema delicado.

—Si no quieres hablar del tema, lo entiendo. Solo... defiéndete —insistió con eso. ¿Acaso eso ayudaría en algo?

*

Cuando llegó la hora del recreo del almuerzo, todos se quedaron en el salón (a excepción de Chloé y Sabrina. La rubia no quería estar con ese montón de perdedores y Sabrina la seguía, como siempre). Habían decidido jugar "Verdad o Reto".

—¡Claro que puedo! —Kim trepó a la ventana, lo hizo de un modo tan sencillo que parecía que había nacido para eso.

—¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Claro que no me gusta nadie! —respondió Alix.

Kim bajó de la ventana dando un salto.

—Es porque nadie sería capaz de soportar tú personalidad —se burló de ella.

—Creo más bien que nadie podría soportar tú personalidad.

Marinette observaba bastante a Kim y su rostro se veía algo pálido. Ella suspiró, sujetó su bastón y salió del salón, quería tomar aire. Félix observó esa reacción y decidió seguirla, estaba atando cabos.

—¿Ese chico te hizo algo? —le preguntó. No lo pensó bien. Vio como ella se tensaba.

—Yo no estoy jugando.

—Tampoco yo. Pero... ¿Chloé hizo algo?

Marinette suspiró y asintió.

—Chloé le dijo a todos los del salón que no hablen conmigo, si hablan conmigo le dirá a su padre, el Alcalde y... no sé qué pueda suceder —le contó —. Yo tenía una amiga, ella me defendía, pero Chloé consiguió que la expulsen. Desde ese entonces, me di cuenta de que soy peligrosa para los demás.

La azabache se iba a alejar, tenía que ir a la cafetería o esconderse en el baño para comer sola, así era su vida.

—Marinette —Félix la tomó por el brazo, deteniéndola —. Te aseguro que Chloé no me cae nada bien, pero no es la única chica poderosa aquí, hablaré con tus compañeros, todo cambiará —le prometió guiñándole el ojo.

Félix nunca ayudaba a nadie, pero si tenía la oportunidad de arruinar la reputación de esa rubia engreída, lo haría sin dudar. Alguien tenía que ponerla en su lugar.

Mes Felinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora