Hechos el uno para el otro.

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—Puedes usarme como bastón mientras esperamos —Félix se acercó un poco a Marinette, para que ella pudiera sostenerse de su brazo.

—Félix, no tienes que molestarte tanto, yo...

—Necesitas de tu bastón para caminar bien, puede ser peligroso que camines sola, sujétate pronto estaremos en mi casa —pese a haber usado un tono de voz en el que claramente estaba dando una orden, no fue brusco. Marinette entendía que se preocupaba por ella y lo agradecía mucho.

—Gracias —y finalmente se sujetó del brazo de Félix.

—No me agradezcas, Marinette.

En cuanto Amelie llegó, subieron al auto y ella comenzó a manejar. Ella les hizo algunas preguntas, Félix le contó lo que había sucedido y después de que ella se asegurara de que estaban bien, Félix se dio cuenta de un detalle importante, la ausencia de su primo. Amelie sonrió ante eso, era una sonrisa traviesa, como de niña que fue atrapada.

—Adrien está organizando todo en casa con algo de ayuda —respondió guiñando su ojo. Félix vio a la azabache, ella no lucía nada preocupada —. Espero que te guste la pizza, Marinette.

*

Una vez en casa, llevaron a Marinette a la cocina y la ayudaron a sentarse en la mesa. Nathalie la saludó y fue cordial, Félix se sentó a su lado. Después de un rato, todos comenzaron a comer. Amelie contaba algunas cosas sobre Félix. Félix dirigió su vista a la azabache, ambos recordaron lo mucho que ella se había avergonzado cuando ocurrió lo mismo con sus padres.

Fue una cena muy amena, Marinette se sintió muy acogida y recordó eso de "familia encontrada", realmente se sentía muy a gusto estando con ellos, todos eran personas muy agradables, muy cálidas.

—Pueden ver una película, aún es temprano, ¿me das el número de tus padres?

—¡Mis padres! ¡Lo había olvidado! —Marinette golpeó su frente, no los había llamado en toda la tarde —, seguramente se enojaran mucho conmigo —frunció el ceño.

—Yo hablaré con ellos, querida —Marinette vio la sonrisa de Amelie, esa sonrisa transmitía mucha paz y gracias a eso, no lo dudó, le entregó su celular —, vean una película.

Félix ayudó a Marinette a llegar al salón, la sentó en el sillón y le preguntó qué quería ver, ella no tenía idea, entonces Félix optó por elegir alguna película de alguna plataforma.

—Tiene bastantes efectos especiales, se ve visualmente llamativa —dijo Félix.

—Me recuerda un poco a la situación actual de París, Ladybug y Chat Noir son mágicos, como los efectos especiales de una película.

De pronto Félix notó que nunca habían hablado sobre el tema de los superhéroes, casi siempre hablaban de sentimientos y miedos, Marinette casi siempre demostraba algo de temor y ansiedad. Él nunca se preguntó qué opinaba ella respecto a los superhéroes.

—Aunque claro, esto es la vida real, no una película y creo que eso es aún mejor —terminó su oración.

—¿Qué opinas de ellos, Marinette? —preguntó repentinamente.

Marinette quiso morderse la lengua. Ella era Ladybug, pero eso debía ser un completo secreto. ¿Puedes hablar sobre ti misma sin delatarte? Esa era la prueba de oro.

—Creo que son personas increíbles, ellos cumplen una gran misión, se arriesgan todos los días y creo que eso es algo admirable —optó por responder.

—Tienes razón, son muy valientes —Félix sonrió, esa respuesta le pareció bastante completa, le agradó.

—Creo que son un gran equipo, yo confío en ellos.

—Yo también confío en ellos, sé que ganarán —ella asintió, demostrando que estaba de acuerdo —. Y también confío en ti, lograrás graduarte, recuérdalo siempre.

Los ojos de la azabache se iluminaron ante eso, él recordaba sus miedos, eso era algo muy lindo, la conmovía mucho.

—Gracias por ayudarme tanto, Félix.

—De nada, Marinette. Te ayudaré cada vez que pueda hacerlo —prometió. Y Marinette realmente creía en esas palabras.

—No entiendo cómo no se dan cuenta de que están hechos el uno para el otro —susurró Adrien a su tía —. Ambos se hablan de un modo muy tierno y se miran como si solo existieran los dos, además, no le están prestando nada de atención a la película. ¿Qué más pruebas necesitan?

Amelie soltó una risa suave.

—A veces las personas no se atreven a dar el primer paso, querido —Amelie despeinó tiernamente a su sobrino y se alejó.

—Y en ocasiones necesitan de un empujón o tal vez más de uno... —Adrian armaría un plan con ayuda de Diego y de Nino, estaba decidido. Quería que su primo fuera feliz, lo merecía.

Félix y Marinette cada vez más unidos, ¡son tan tiernos! ❤️

Mes Felinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora