Crush invertido.

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—La película es bastante larga —comentó Félix —. No creo que podamos terminarla hoy, tus padres llegarán en cualquier momento.

—Es cierto —la azabache asintió —. ¿Tú no tienes sueño? La verdad es que yo sí me siento cansada, ha sido un largo día.

—¿No te gustaría dormir aquí? —la azabache se sonrojó ante esa pregunta, no tenía nada de malo, pero había sido muy directo y eso la avergonzó un poco —, es que si estás cansada puedes dormir aquí en el sillón o en la habitación de invitados —aclaró. Ocultó su sonrojo del mejor modo posible.

—No te preocupes, no quiero ser grosera.

—No eres grosera, si estás cansada es normal que duermas.

Félix se levantó para dejarla sola, fue a la cocina por un vaso de agua para ella, quizás estaba sedienta. Apenas regresó, notó como se había quedado dormida, se veía muy tierna, muy tranquila. Félix sonrió, dejó el vaso en la mesa y subió a su habitación, tomó una manta y regresó para tapar a Marinette.

Fue con su madre y le contó lo sucedido.

—¡Oh, es cierto, es tarde! —Amelie golpeó su frente —, sus padres me dijeron que trabajaban hasta tarde, se supone que yo debía ir a dejarla a su casa, porque yo me comprometí. ¡Lo olvidé! ¡Los llamaré!

—Bueno, como ya esta durmiendo en el sillón, creo que es obvio lo que hay que hacer —Félix dejo sola a su mamá y fue por otra manta, se acomodó del lado contrario de Marinette y se acostó con ella, dormían juntos, pero separados.

—¡Bien! ¡Tendré cama solo para mí! —Plagg festejó y se retiró.

Félix solo sonrió.

Mientras ambos dormían, no tenían ni idea de que estaban en una sesión fotográfica porque se veían "¡muy tiernos!" y había que tener fotos de recuerdo.

—Algún día le mostraré estás fotos a sus hijos —declaró Adrien.

—Yo voy a imprimir una, ¡son adorables! —exclamó Amelie.

*

Al día siguiente, ambos se sintieron bastante avergonzados, pero estuvieron juntos, desayunaron juntos y luego Amelie los llevó al colegio a todos. Adrien hacia algunas bromas, pero Félix le aconsejó a Marinette ignorarlo. Marinette agradeció a Amelie en cuanto llegaron.

—¿Cómo lo harás para caminar, Marinette? —preguntó Félix.

—Tengo una silla de ruedas en caso de emergencias, la tiene el Director, solo tengo que...

—Vuelvo enseguida —Félix se adelantó, dejando a Marinette con las palabras en la boca.

—¿No crees que mi primo es un buen chico? —preguntó Adrien.

—La verdad es que es todo un caballero, es muy atento y amable —Marinette sonrió y de pronto se sonrojó al darse cuenta de todo lo que había dicho —. Tú también eres muy amable.

—Se ve que lo quieres mucho —Adrien sonrió, pensaba que a Marinette le gustaba su primo, ambos se gustaban.

—Es un buen amigo.

—¿Amigo? —repitió Adrien levantando un poco la voz —, ¿amigo? —volvió a repetir.

—Sí... —en ese momento Félix regresó y ayudó a Marinette a sentarse en la silla de ruedas.

—¿Te puedo llevar al salón? Jamás he manejado una silla de ruedas y ahora tengo curiosidad... —pidió Adrien, como si fuera un niño tímido.

—Cla...

—No es un juguete, Adrien. Recuerda que Marinette es una persona. No es un auto de carreras, no puedes correr con ella —aclaró Félix con tono serio.

—¿Correr con ella? ¡Por favor! Yo no tengo cinco años, primo —sentía que Félix había leído su mente, por eso lo dijo de ese modo.

*

En el transcurso de la tarde, tuvieron que transformarse y pelear, aunque como siempre, ganaron la batalla. Ya eran más unidos, hablaban más que antes, poco a poco se ganaban el cariño del otro.

Cuando todo terminó, Plagg decidió hablar con Félix.

—Niño, creo que tienes un crush invertido —dijo el Kwami —. Recuerda que te tiene que gustar Ladybug, ¿o no era eso lo que querías desde el principio? ¿Debo recordarte la maldición?

—Ese era mi objetivo, lo había olvidado y yo nunca olvido mis objetivos... —susurró el rubio.

—Es que tu objetivo se vio nublado por otra azabache —le hizo notar mientras sonreía de modo burlón.

—Y se supone que hoy veremos la obra de nuevo, aunque esta vez todo terminaría distinto.

*

—¿Una obra musical de La Sirenita? —preguntó Alya —, eso suena muy lindo, me gustaría ir, pero no sola, sería raro.

—¿Y si vamos juntos? —Nino se acercó, Alya lo miró alzando una ceja, ni siquiera eran unidos —, no es que yo quiera ver esa obra, es solo que tú quieres verla y yo podría ir, para que no vayas sola y no te sientas raro... rara —corrigió —, porque estamos hablando de ti, no de mí.

—Claro, vamos, gracias.

—¡Gracias a ti! —Nino se fue sonriente.

—Es obvio que él quiere ir, pero se siente raro por querer ir... —Alya rodó los ojos. Marinette soltó una risa suave.

—Creo que voy a hablar con mi novia, porque si Nino va, quizás no se aleja de Félix y su cita se volvería a arruinar... —susurró Diego.

—Vaya, todos van a ir, yo también quisiera ir... —susurró Adrien.

—Déjame ver que puedo hacer.

—¿Me conseguirás una novia? —preguntó sorprendido.

—No puedo conseguir novias milagrosamente, Adrien.

Mientras todos hacían planes, Félix no dejaba de pensar en sus sentimientos y en cómo había cambiado tanto su actitud gracias a Marinette. Al principio su único objetivo era romper la maldición, pero ahora... no pensaba del mismo modo, las cosas habían cambiado mucho.

Mes FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora