Sueños compartidos.

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La hora del recreo había llegado. Nino tenía ganas de conversar (como siempre, él detestaba estar solo y callado, se aburría con mucha facilidad). Nino estaba a punto de acercarse a Félix, pero Adrien y Diego lo vieron y se acercaron al chico. Claude solo observaba y negaba con la cabeza, definitivamente con ellos nunca se aburría.

—Ven, Nino, podemos jugar pin pon —sugirió Diego.

—Pero tú sabes que yo no sé jugar y por eso siempre me ganas —se quejó Nino. Diego rió ante eso, le gustaba mucho jugar pin pon y le encantaba ganar, aunque ganarle a alguien que no sabe jugar no es tan divertido, pero ver a Nino enojado vale oro, se pone como loco y eso es divertido —. No te rías —volvió a quejarse.

Félix se acercó a Marinette una vez que la vio sola en el salón, para ambos se había convertido en una costumbre conversar entre ellos en el recreo, era algo que disfrutaban.

—¿A ti no te gusta salir al patio? —le preguntó Marinette con un tono de voz algo bajo, la azabache lucía algo pensativa.

Félix notó que algo le pasaba, parecía ser que algo le estaba molestando o preocupando.

—No acostumbro salir, pero tampoco disfruto estar sentado todo el día —respondió con sinceridad —. Si te soy sincero, me aburre estar encerrado y sentado.

—¡A mí también! —puede que la azabache no se diera cuenta, pero al decir aquello alzó la voz —, por eso no me gusta mucho venir a clases. Siento que estamos sentados todo el día y eso es aburrido. ¿A quién le gusta pasar el día entero cerrado? A veces siento que falta libertad.

Félix jamás pensó que la azabache pensara de ese modo, porque ella siempre parecía estar concentrada en el salón de clases. Félix siempre pensó que a ella le gustaba estudiar.

—A mí me gusta estudiar, pero no me gusta estar encerrado y menos con mucha gente —confesó. La azabache volvió a asentir.

—Además a veces estudiar es algo difícil para las personas que tenemos problemas de... —Marinette se quedó callada, por poco y decía algo que no quería, por poco y confesaba uno de sus secretos —, olvídalo.

Félix solo asintió, aunque pudo intuir que iba a decir "problemas de aprendizaje", pero decidió dejarlo pasar porque notaba que a Marinette le costaba hablar de ese tema.

—¿Y a ti no te gusta salir porque no te gusta estar rodeada de gente? —le preguntó a ella.

—No, uno de mis sueños es tener muchos amigos —confesó la azabache —. Solo que a veces es difícil conversar con los demás, ya sabes...

—Puede que por ahora no tengas muchos amigos, pero me tienes a mí, supongo que uno puede hacer la diferencia.

—Sí, tengo uno más que antes —la azabache sonrió —. Gracias por ser mi amigo.

—No es nada, Marinette, somos compañeros —la azabache se sorprendió en el momento en el que Félix se atrevió a tocar su espalda y su boca se abrió en cuanto la acarició de arriba a abajo, era una sensación rara, repentina y nueva. Él solo mantuvo una sonrisa amable en su rostro.

La azabache sonrió, era una sonrisa un tanto tímida. Félix pensaba en que esa chica era muy amable y tierna. Tristemente a veces a las personas con esa personalidad las dejan solas porque parecen ser aburridas. Aunque en el fondo, son las más buenas.

—Tú me contaste uno de tus sueños, yo te diré uno de los míos. La verdad es que algún día me gustaría ser profesor —nunca había hablado del tema con nadie, porque nunca nadie le había preguntado, ni siquiera su madre. Amelie era más de la idea de "vivir el presente".

—Creo que serías un gran profesor, se nota que te gusta estudiar y leer mucho.

—Gracias. Sí, me gusta estudiar, creo que es algo que se me da bien, aunque no eso de memorizar la materia, me gusta entender lo que estudio —la azabache asintió, es mucho mejor entender lo que estudias que simplemente aprenderlo de memoria —. Algún día puedo ayudarte con algo que no entiendas, solo dime y aquí estaré.

Marinette agradeció y justo en ese momento sonó la campana, Félix se despidió y regresó a su asiento. Marinette no dejaba de pensar en esa conversación, fue algo íntima, técnicamente mantuvieron una conversación sobre "sueños compartidos". Félix pensaba que si pudiera mantener una conversación como esa con Ladybug, quizás podrían conocerse más y eso ayudaría un poco con el tema de la maldición.

¡Holis! Había extrañado mucho escribir, pero las clases y las tareas me quitan todo mi tiempo. Ahora debería estar terminando algunas tareas, pero necesitaba despejarme un poco. Extrañaba escribir Felinette.

Una curiosidad: uno de mis compañeros me va a buscar a la sala para que no esté sola en los recreos y conversamos todo el recreo en el patio. 🥺 Y Diego también esta inspirado en un compañero, jajaja.

Mes FelinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora