Notas pasajeras.

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A la hora de salida, Marinette esperó a que todos salieran del salón para ser la última en salir. Chloé quería jugarle alguna broma "inocente", pero Félix se dio cuenta de ello.

—Tú no eres la única poderosa aquí —le recordó con un tono de voz bastante serio, no estaba intentando ser amable, jamás lo intentaría con ella.

Chloé solo le dedicó una mirada fulminante y salió acompañada de Sabrina, quien no dijo nada y simplemente se dedicó a servir a la rubia, como siempre.

El salón estaba vacío (a excepción de Félix y Marinette), la azabache se levantó y Félix se acercó. Marinette estaba segura de que él le preguntaría algo sobre su condición, todos siempre le preguntaban lo mismo.

—No deberías esperar a que el salón este vacío, así llamas más la atención de Chloé —le aconsejó —. De todas formas, dudo que vuelva a molestarte.

—¿No me digas que le hiciste algo? —preguntó preocupada y sujetando firmemente su bastón.

—Le di su merecido.

—¡No! —la azabache tapó su boca y sus ojos se abrieron demasiado, se veía genuinamente preocupada por esa rubia engreída —, sé que es un dolor de cabeza, pero no creo que la violencia se solucione con más violencia.

—¿Ella te ha agredido físicamente? —Marinette se quedó callada, aunque sus ojos enrojecieron un poco debido a los recuerdos que invadieron su mente —, yo no le hice nada —confesó. Solo quería averiguar un poco más —. Pero hablé con ella. Créeme, puede ser la hija del Alcalde, pero no es la única hija de alguien importante. No creo que se atreva a volver a molestarte —le aseguró.

—Gracias... —fue lo único que fue capaz de decir la azabache.

—No es nada, ahora será mejor salir —Marinette comenzó a caminar, caminaba un poco lento, aunque no tanto como Félix imaginaba. Félix la siguió, lo cual incómodo un poco más a la azabache, ella estaba acostumbrada a caminar sola.

Adrien quería contarle muchas cosas a su primo, porque había tenido un buen día, aunque le hacia falta su primo, estaba acostumbrado a estar con él y conversar. De hecho, se sintió un poco raro estar en un colegio por primera vez y no estar acompañado de Félix.

Apenas salieron, se dieron cuenta de que estaba lloviendo. Marinette acomodó su mochila y apretó su bastón para no resbalar, cuando tienes que sujetar un bastón, la lluvia puede ser bastante peligrosa. Félix notó eso y se preocupó por ella. ¿Por qué se preocupaba por ella? Él pensaba que era porque le recordaba un poco su niñez, esa época solitaria en la que nadie lo consideraba y lo molestaban por ser "rarito" solo por preferir leer en los recreos que jugar con los demás. Además, él odiaba a Chloé y poder enfadarla le agradaba.

—¿Puedes caminar bien bajo la lluvia? —le preguntó el rubio.

—Eso creo... —respondió con la duda marcada en su tono de voz —, nunca había salido con lluvia, mis padres no me dejan —explicó.

—No creo que sea buena idea que estés sola en este momento —Félix abrió su mochila y sacó un paraguas, su madre había insistido en que lo llevará "por si acaso", lo abrió y lo colocó sobre ambos. Él tomó la iniciativa para acercarse un poco más a ella. Marinette no pudo evitar sentirse nerviosa, estaban bastante cerca el uno del otro —. ¿Vives lejos?

—Sí —la verdad era que la Panadería de sus padres estaba enfrente, pero vivían en otra casa, una adecuada para una persona discapacitada —, pero puedo...

—No te preocupes, sígueme —Félix comenzó a caminar. Marinette lo siguió sin preguntar nada. Llegaron a un auto y Félix la ayudó a subir —. Mamá, ella es Marinette y es mi compañera.

Marinette les dijo su dirección, Amelie la llevó encantada. Durante el camino, la rubia no dejaba de "hablar" con la azabache (ella se puso bastante nerviosa, por lo que le costaba responder). Apenas llegaron a la dirección, Félix bajó para ayudarla.

—Primer día de clases y mi primo ya se enamoró de una chica —comentó Adrien —. Jamás creí ver a Félix enamorado.

—¡Lo sé! ¿No es sorprendente? ¡No dejaba de mirarla! —exclamó Amelie.

—Félix tiene su lado tierno... —definitivamente, Adrien se sentía muy sorprendido. Amelie solo asintió, ella estaba emocionada por su pequeño, quizás este año tendría novia por primera vez. ¡Estaba creciendo!

—Gracias por ayudarme tanto hoy, Félix.

—No fue nada —solo la había ayudado porque sabía lo que se sentía que los demás se aprovechen de ti, es algo por lo que nadie debería pasar —. Cuídate, nos vemos mañana.

Una vez en el auto, no dejaron de preguntarle cosas sobre Marinette, lo cual fue bastante incómodo para el rubio.

—Marinette es solo una compañera —aclaró enojado.

—Primera fase: negación —dijo Adrien y ambos asintieron. Félix solo quería que se callarán. ¿Acaso uno no puede ayudar a alguien sin que piensen que esa persona te gusta? ¡Ellos son desesperantes!

Marinette fue a su habitación y se dejo caer en su cama, había sido un día bastante cansado para ella, sentía que necesitaba dormir para recuperar energías.

—Primer día de clases y ya tienes un nuevo amigo —le dijo Tikki.

—Siento que solo me ayuda porque siente lástima por mí... —confesó la azabache suspirando.

—No Marinette, ese chico no te mira con lástima, es amable —le respondió enseguida, no quería que su portadora se deprimiera —. He vivido con distintos humanos y conozco sus expresiones faciales, puedes creerme —aseguró.

—Creo que haré lo que mejor sé hacer: escribir.

Ambos portadores habían tenido la misma idea, incluso sin saberlo: estaban escribiendo notas pasajeras sobre el otro, porque ninguno salía de la mente del otro.

Mes Felinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora