Lea y Kai fueron con precaución al centro de la pirámide. Quedaban diez minutos para el amanecer. No debería ser un día especial si nadie sabía lo que sucedería. Pero en cinco minutos todo el mundo lo sabría.
Ojalá hubiera encontrado algo con lo que preparar una trampa. Explosivos habría estado bien. Eran fáciles de hacer y servirían en un lugar cerrado como aquel. Pero no tenía caso preocuparse por algo que no podía hacer.
Kai tenía muchas preguntas que hacerle a Lea. ¿Cómo había terminado participando? ¿Realmente conocía a Kyle? ¿Y si era un truco? Ella sintió su inquietud, pero no dijo nada. De todas formas, Kai no quería terminar atado otra vez.
Esa chica no sabía pelear, eso era obvio. Una cualidad horrible para el lugar donde se encontraban. Esperaron un rato, pero nadie apareció.
Entonces, los altavoces dieron tres pitidos para llamar la atención de los participantes. Tras unos momentos de silencio tenso, sonó otro pitido más largo que los anteriores.
-¡Atención, participantes! En vista de que esta edición es la número cien, hemos decidido añadir una regla extra a las normas -dijeron los altavoces.
Allí estaba. Al parecer, la información de Seele era bastante fiable. Bueno, siempre solía serlo.
-En el centro de la pirámide, en las entrañas de la tierra, van a aparecer dos objetos: el cetro y el flagelo de un faraón egipcio. Los dos participantes que se hagan con ellos... -una pausa dramática-¡Se convertirán automáticamente en vencedores de esta ronda!
Kai, que ya lo esperaba, no se sorprendió. Pero la cara de Lea era todo un cuadro. Su mandíbula estaba desencajada y sus ojos estaban abiertos como platos.
-Eso no quiere decir -continuaron los altavoces- que no vaya a haber ganador por los medios tradicionales. Habrá tres ganadores esta ronda. Así, en la ronda final habrá más gente que de costumbre. ¡Que emocionante!
Kai oyó pasos que se acercaban y se situaban en el centro de la estancia, en busca de los ansiados cetro y flagelo.
-¡Pero no os preocupéis los que estéis en el oasis o en las ruinas! El cetro y el flagelo aparecerán dentro de una hora exacta. Una hora después del amanecer. ¡Suerte a todos, participantes! ¡Y buenos días, que casi lo olvido!
Kai sintió que se le caía el alma a los pies. Eso no era lo que decía la información. Debían ser cinco minutos, no una hora. Tenía que ser un error.
Pero entonces, al fondo de la sala, aparecieron el cetro y el flagelo. Estaban cubiertos por una cúpula transparente y tenían un temporizador. Una hora.
Iban a tener que mantenerse allí una hora y detener a todo el que se acercara. Kai no podía hacer eso.
La figura que había llegado antes a la sala se acercó al cetro y empezó a aporrear su cúpula con la esperanza de romperlo. No lo consiguió y bajo los brazos abatida.
Lea hizo ademán de atarla y Kai le indicó que esperara. Había oído un sonido proveniente de las escaleras. La figura también lo escuchó, por lo que se puso en pie.
No le sirvió de nada, pues una fuerza invisible lo mandó a volar cuando Puppet extendió el brazo mientras entraba en la estancia. La figura, que resultó ser una chica joven, se estrelló contra la pared de la pirámide con un crujido espantoso.
Observó la habitación en busca de más gente, pero no pareció ver a nadie más. A nadie aparte de Kai y Lea.
-Kai, buen amigo, ¿quién te acompaña? -dijo con su voz suave y amenazadora.
Lea le agarró de la manga y le susurró a Kai.
-Tiene malas intenciones, pero tiene pensado hablar primero contigo.
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El Coliseo del Azar
FantasyCuando Kyle es trasladado al Coliseo del Azar para recuperar su libertad, su mundo dará media vuelta. Acusado de un crimen que no cometió y sin nadie que lo ayude a demostrar su inocencia, Kyle deberá ganar el torneo y averiguar quién cometió ese cr...