14. dusk (anochecer)

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Había varios túneles que daban paso hacia la enorme montaña a espaldas de Summerhall. Eran muy estrechos, apenas lo suficientemente grandes para que pasara una persona, y habían sido creados por el maestre bajo órdenes del Rey mismo. Tanto el torreón de Maegor como Dragonstone poseían un gran número de pasadizos secretos; el intrincado diseño de los mismos había hecho con el único propósito de proveer un escape para la familia gobernante en caso de ser necesario.

La mayoría de los túneles escondidos que atravesaban Summerhall podían llevar a los viajeros hacia Senda huesos o incluso hacia las orillas del Blueburn.

Aemond se esmeró mucho para mantener ocultos los detalles de las rutas de esos túneles. Si llegara a darse un acontecimiento en el que tuviera que evacuar a su familia del castillo de forma segura, necesitaba estar seguro de que nadie pudiera seguirlos. Con ello en mente, Aemond había hecho que los maestres quemaran todo plano o borrador con la estructura interior de Summerhall.

O al menos casi todos. Había una única copia que se mantenía asegurada con candado bajo la cama de Lucerys.

Cuando Saera logró hacerse con ese papiro, había declarado con toda valentía que exploraría los túneles. Pero antes de que Aemond explotara de rabia, ya hasta el colmo con las actitudes de su curiosa, insufrible y muy inteligente hija, Lucerys solo sonrió y palmeó la cabeza de la niña con suavidad.

—¡Oh, no deberías! —dijo su sobrino con un jadeo exagerado y una mano en el pecho para mayor efecto—. ¡Hay fuego de dragón atravesando los túneles! ¿Cómo crees que el castillo se mantiene caliente en invierno?

El miedo de ser rostizada cual jabalí fue suficiente para detener a Saera, al menos por un tiempo.

Había dos caminos que conectaban Summerhall con el pozo dragón. El primero era un sendero largo y serpenteante que atravesaba el bosque y que además era resguardado por un grupo de guardias leales a la Casa Targaryen. Solo los Lores de la fortaleza podían dar permiso para que alguien caminara por allí.

El segundo era un pasadizo estrecho que atravesaba la montaña desde el salón de espera de las habitaciones personales de los Lords y que terminaba justo en el corazón de la guarida del dragón.

—No debiste venir —la voz de Aemond hace eco dentro del túnel. Sus palabras rebotan contra las paredes que los rodeaban y resuenan a lo lejos—. Ir en busca de huevos de dragón es una tarea peligrosa y tú estás encinta, Lucerys.

Su sobrino, quien se hallaba delante de él, se giró para encararlo. Lucerys sostenía una antorcha en su mano, la cual iluminaba el pequeño espacio entre ellos.

—Arrax nunca me haría daño. Los dos juntos conseguimos el huevo de Valerion, y lo hicimos sin ningún problema. Así que espero que esta vez nos entregue otro sin oponerse. Y en cuanto a nuestro bebé —Lucerys se pasa una mano sobre el vientre—, apenas estoy en mi octava luna. Ya no estoy en etapa de riesgo y aún falta para que llegue mi tiempo de confinamiento —su sobrino suelta un suspiro—. Solo me siento incómodo y estoy gordo.

Aemond frunce el ceño.

A pesar de que Lucerys tenía razón en que aún faltaba un mes más para que entrara en labor, Aemond casi no podía creer que en verdad fuera así debido al tamaño que el estómago del castaño tenía ahora. La larga túnica que Lucerys portaba hacía poco para ocultar su figura, y la forma en la que los adornos dorados y negros se aferraban a su vientre solo acentuaban su tamaño.

Si Aemond pudiera apostar, diría que ya estaba incluso más grande que cuando tuvo a Gaemon, y él había sido el niño más grande que su sobrino había dado a luz.

Love Resembles a Misty Dream -Lucemond-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora