𝗘𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗼. jaywon

02.

Park Jay era un tirano.

Al menos de ello estaba convencido Jungwon mientras que miraba el desorden poco apetitoso en su plato.

–No voy a comer esto –dijo–, devuélveme mi pancho  –Para ser honesto, no lo deseaba demasiado; era sólo el principio tras la cosa.

–No –dijo Jay–, comes demasiada comida poco saludable.

–Sucede que me gusta mi comida poco saludable. Un pancho no me va a matar.

–Un pancho no, pero Jia me dijo que todo lo que comes es comida rápida y dulces.

Jungwon levantó la barbilla ligeramente. –¿Y qué? Soy joven, tengo un metabolismo rápido, entreno todos los días––bueno, solía hacerlo.

–Me lo agradecerás cuando tengas más años –dijo Jay–. Una cuota regular de panchos puede hacer más que aumentar tus niveles de colesterol y presión arterial. La carne procesada puede aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y algunos tipos de cáncer. En realidad, comer un pancho todos los días puede aumentar el riesgo de cáncer colo-rectal en un 20%––

–Me siento tan mal por tu novia. Pobre mujer. Casarse con semejante aburrido.

–Que raro –dijo Jay, con los ojos brillantes por la diversión– Yunjin me dijo hace una semana que ella era la mujer más afortunada del mundo.

–Ella te ha engañado –Jungwon se quejó, apuñalando al desorden en su plato con el tenedor–  Y, te odio.

–No estoy aquí para convertirme en tu mejor amigo –dijo Jay–. Ahora come. Jungwon frunció el ceño profundamente––y comió.

•••••••

Tres días después, Jungwon irrumpió en la oficina de su médico y exigió:

–Quiero que lo despidas. 

El Dr. Min Hyun levantó los ojos de su computadora. 

A pesar de su enojo, Jungwon no pudo evitar mirar un poquito como hacía siempre. Con sus ojos azul oscuro, el oscuro pelo y la estructura ósea perfecta, Min Hyun era sin duda el hombre más guapo que había visto nunca. Pero apuesto o no, todo era culpa de Hyun. Era Hyun el que lo había contratado.

–¿Qué estás haciendo aquí? –dijo Hyun–. ¿Todavía te duele al caminar?

–Sí, pero...

–Entonces se supone que debes estar descansando –dijo Hyun –. La regla general del pulgar es que si una actividad te trae algún tipo de dolor o molestia, dejes de hacerla inmediatamente. 

–Eso es lo que dijo él también –Jungwon se quejó–. Quiero que te deshagas de él. 

Reclinándose hacia atrás, Hyun le dedicó una mirada paciente – Asumo que estás hablando sobre tu nuevo fisio?

–¿Quien más? Quiero que lo despidas. 

–¿Por qué?

Jungwon se metió las manos en los bolsillos, sus ojos color aguamarina cayendo por un momento.

Realmente tuvo que morderse la lengua para evitar ponerle apodos despectivos a Jay. Al contrario de lo que pensaba Jay, él no era un bebé.

Dios, odiaba lo infantil e impulsivo que Jay lo hacía sentir. 

–No me gusta. 

–Me temo que esa no es una razón lo suficientemente buena –Hyun dijo con calma–. Sabes lo cortos que estamos de personal.