13.

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Jungwon despertó con el sonido de los pájaros fuera de la ventana de su dormitorio. Estaba tirado medio encima de algo grande y cálido, y algo suave le hacía cosquillas en la nariz.

Abrió los ojos empañados y parpadeó un par de veces antes de que todo se enfocara.

Oh.

Estaba acurrucado sobre un costado de Jay, el brazo y la pierna colgaban sobre el cuerpo del otro hombre y su cara presionaba en la axila de Jay. Aspiró con cuidado. Debería haber sido desagradable. No lo fue.

El cálido, masculino, olor almizclado lo mareó un poco, en un buen sentido. Inhaló de nuevo, saboreando lo bien que se sentía su cuerpo. Bien descansado y bien jodido, y cómodo.

Jungwon miró a Jay, quien todavía estaba muerto para el mundo. El sol tempranero resaltando los pequeños reflejos dorados en su rico cabello castaño. Jungwon lo miraba con fascinación. Nunca había visto un pelo como el de Jay antes: parecía castaño la mayor parte del tiempo, pero en cierta luz su pelo podría asumir un tono rojizo o un matiz dorado.

Entonces su cerebro jodido por el sueño registró algo mucho más importante: habían pasado la noche juntos.

En algún momento durante la noche, Jay debería haberse desnudado completamente: estaba tan desnudo como lo estaba Jungwon.

Jungwon se mordió el labio preocupado. Todo esto era muy extraño para él. Nunca se había despertado con un hombre en su cama; en realidad nunca había traído un hombre a su casa; sería suicida para su carrera. Siempre había sido sólo sexo anónimo, con extraños sin rostro, en clubes oscuros. Nunca había estado dispuesto a arriesgar su carrera por una follada.

No era como Sungmin, que era lo suficientemente estúpido como para no preocuparse por las consecuencias de si las personas se enteraban de su relación con Hyun. Lo más gracioso era, que Sungmin ni siquiera era gay; Jungwon estaba bastante seguro de que Hyun era el único hombre por el que Sung se había sentido atraído.

Era bastante irónico el que su mayormente hétero hermano adoptivo, estuviera completamente orgulloso de su relación con otro hombre, mientras que él, Jungwon, no pudiendo ser más gay, tuviera tanto miedo de ser descubierto que no dejaba que ninguno de sus amantes masculinos consiguiera una buena mirada a su rostro.

Quizás algunos lo llamarían cobarde. Tal vez era un cobarde, pero era práctico. Había trabajado tan duro para llegar a donde estaba ahora; sería absurdo perderlo por sexo. Tirarse mujeres podría no ser satisfactorio o estimulante -se sentía como una tarea en el mejor de los casos si se las arreglaba para que se le parara al menos- pero se veía obligado a hacerlo para cubrir las apariencias de vez en cuando, y él nunca había llevado mujeres a su casa.

Así que en general, esta era su primera vez durmiendo con alguien.

Los ojos de Jungwon viajaron por el cuerpo de Jay. Se humedeció los labios. Había mentido cuando le dijo a Jay que Hyun era el hombre más caliente que jamás había visto. Hyun era clásicamente apuesto, su aspecto hacía que la mayoría de los actores de Hollywood palidecieran en comparación, pero Jungwon nunca se sintió loco de deseo por tener a Hyun desnudo y sobre él.

–No te tenía por un abrazador.

La mirada de Jungwon irrumpió en la cara de Jay, una ola de vergüenza barriendo en él mientras se encontraba con los ojos grises y demasiado alerta. De pronto se volvió muy consciente de su brazo y pierna colgando sobre el cuerpo de Jay y el hecho de que su cabeza se encontraba en la axila de Jay.

Jungwon no se alejó; si lo hiciera, demostraría que había algo malo en su comportamiento en primer lugar. Él no era responsable de su comportamiento mientras dormía.

𝗘𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗼. jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora