03.

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Al día siguiente, Jay había regresado a su mandona y ligeramente distante forma de ser habitual, la mueca irónica en sus labios estaba firmemente de regreso.

La ira desbordante del día anterior no estaba a la vista. Era un misterio. Jungwon no podía resistirse a los misterios.

–Quiero un masaje de cuerpo completo –Jungwon le dijo después de haber terminado de hacer sus ejercicios, bajo la supervisión de Jay–. Han pasado días y estoy dolorido.

Jay asintió y agarró el aceite de masajes de su bolsa.

–Desnúdate y ponte sobre tu vientre.

Jungwon se sacó la camiseta y bailoteó para quitarse los pantalones y calzoncillos.

Desnudo, se subió a la mesa de masajes. Era nueva, al igual que la reluciente cama nueva en el piso de arriba. Al igual que la variedad de comida "saludable" en su nevera. Era bastante molesta la forma en que Jay había logrado cambiar tantas cosas de su vida en tan poco tiempo.

Jay arrojó una toalla sobre las caderas de Jungwon. Eso lo sorprendió un poco. A menos que lo pidieran, los fisioterapeutas del equipo no se molestaban en preservar la modestia de los futbolistas, si es que tal cosa existiera. Era difícil preocuparse por la modestia, después de partidos brutalmente largos, cuando sus cuerpos se resentían y dolían.

Jay, obviamente sabía, como deportólogo profesional, que Jungwon estaba habituado a los masajes, y que realmente no necesitaba cubrir a Jungwon para preservar su inexistente modestia.

¿Su desnudez incomodaba a Jay?

La idea lo intrigaba. Estaba bastante seguro de que Jay era heterosexual. Se iba a jodidamente casar. Pero...

Pero.

Jungwon cerró los ojos cuando Jay empezó a masajear su cuello.

Mientras los fuertes dedos aceitados de Jay amasaban sus rígidos músculos, los pensamientos de Jungwon volvieron a la toalla que cubría su culo. 

–¿Crees que soy atractivo?

Las manos se detuvieron sobre sus omóplatos.

–¿Qué clase de pregunta es esa?

–Una sencilla –Jungwon dijo, sin abrir los ojos.

–Sabes que eres atractivo –dijo Jay, con un poco de irritación en su voz–. Y respondí esa pregunta ayer.

–No estoy preguntando tu opinión profesionalmente objetiva. ¿Me encuentras atractivo? Lo que uno considera atractivo es subjetivo.

Un largo silencio. –Soy heterosexual –dijo Jay, como si eso fuera una respuesta. Antes de que Jungwon pudiera decirle que no lo era, Jay continuó, con un atisbo de sonrisa en su voz–, y estoy seguro de que te encontraría atractivo si fuera gay. A los hombres homosexuales probablemente no les gustan los chicos femeninos.

–¿Femenino? –Jungwon balbuceó, indignado– ¡No hay nada femenino en mí! ¿Este cuerpo se ve femenino para ti?

Jay realmente tuvo el descaro de reírse. 
–Estoy hablando de tu cara. Eres demasiado bonito para un hombre, Carita de Muñeca. No se supone que los hombres tengan ojos y labios como esos.

–¿Oh si? Parece que les has dedicado un montón de pensamientos.

Pero una vez más, Jay no mordió el anzuelo, y su voz fue tranquila cuando respondió: 

–Tienes el tipo de cara que llama la atención, y mi trabajo consiste en prestar atención a los detalles. Tu cuerpo es mi trabajo. Lo estudio, lo aprendo, y luego lo mejoro. Nada más y nada menos.

𝗘𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗼. jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora