Cuando el timbre sonó a la mañana siguiente, Jungwon ya estaba en el gimnasio, estirando sus músculos antes de su sesión de entrenamiento.
Él no se dio prisa en ir a la puerta, se detuvo para comprobar su reflejo en el espejo.
Jungwon se pasó la mano por el cabello castaño, haciendo su cabello ya desordenado aún más desaliñado. Miró a su ropa: una camiseta sin mangas que hacía que sus ojos se vieran azul en lugar de verde y un par de pantalones cortos blancos que dejaba ver sus piernas y culo a la perfección.
Jungwon sonrió con gravedad. Perfecto. Quería que Jay lo mirara, sabiendo que él nunca, jamás podría tenerlo.
El timbre sonó de nuevo. Alguien se estaba impacientando. Con una última mirada al espejo, Jungwon fue a abrir la puerta.
Los ojos de Jay inmediatamente fueron a las caderas y las piernas de Jungwon. Sus labios se adelgazan. Metió las manos en los bolsillos de la chaqueta y le dio a Jungwon una mirada muy impresionada.
Jungwon sonrió inocentemente. –Buenos días.
Aún sin decir nada, Jay continuó perforando un agujero en Jungwon con los ojos. Jungwon se humedeció los labios secos y se aclaró la garganta.
–Está bien, quiero dejar algo claro: lo que sucedió ayer fue estúpido y no volverá a ocurrir. Besas terriblemente, por cierto.
–¿De verdad? –dijo Jay entre dientes, todavía viéndole molesto– Me has dado una impresión diferente ayer.
Jungwon miró. –Deberías saber que simplemente tengo una boca muy sensible. Me gusta tener algo en la boca, eso es todo.
Jay se le quedó mirando. Jungwon luchó contra el rubor que amenaza con colarse hasta sus mejillas, preguntándose qué demonios estaba mal con él. Su filtro cerebro- boca parecía inexistente cuando Jay estaba cerca.
Pensando que el ataque era la mejor defensa, Jungwon sonrió.
–Te estás imaginando mi boca alrededor de tu pene, admítelo. – La mandíbula de Jay se movió. –No te molestes en negarlo –dijo Jungwon con un encogimiento de hombros–. No me importa. No es que alguna vez vaya a suceder, por lo que puedes imaginar todo lo que quieras. Nunca me tocas de nuevo.
–No sea absurdo –dijo Jay–. Soy tu fisioterapeuta. No puedo evitar que tocarte.
Sintiéndose tonto y avergonzado -Se sentía de esa manera demasiado a menudo en presencia de Jay- Jungwon frunció el ceño y se dirigió al gimnasio, tratando de no pisar fuerte, consciente de su lesión.
Su ingle no le molestaba en absoluto últimamente, pero él no estaba dispuesto a correr el riesgo de volver a lesionarse, nunca oiría el final de ello por parte de Jay.
–Deja de sacudir tus caderas –dijo Jay irritado, siguiéndolo.
–Nadie te está obligando mirar –dijo Jungwon, con igual irritación.
Maldita sea, esto había sido una idea terrible. No debería haber manipulado a Jay para que se quede simplemente porque su orgullo fue herido. ¿Qué estaba tratando de probar? Era obvio que no podían lograr una relación de trabajo, mientras que esta... cosa estaba colgando entre ellos, tensa y cargada.
Dios, nunca antes había querido sexo tan mal que tenía que pararse conscientemente a sí mismo de saltar a los huesos del individuo.
Entraron en el gimnasio en un tenso silencio y se miraron. Jay se acercó a las esteras.
–¿Has hecho tus ejercicios de ayer? –Su voz era fría y muy profesional, de repente– ¿Aducción de la cadera, flexión de la cadera?
–Sí –dijo Jungwon.
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𝗘𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗼. jaywon
FanfictionSabía que debería mantenerse alejado de él.. pero no podía hacerlo. Todos los derechos a su respectivo autor.