Notas:
Hola a todos, otra vez estoy aquí con un capítulo que tuve que dividir en dos, ya que este fic es un tanto Cokeworth-céntrico pues veremos un poco más de su gente y de Severus y Sirius haciendo equipo con quien menos esperan para resolver un misterio.
Las yentas harán de las suyas y Sirius empezara a ver Cokeworth ya su gente como algo más que un pueblo aburrido.Gracias a todos por sus comentarios y por sus favoritos, realmente aprecio su apoyo.
Recuerden desactivar el traductor para disfrutar esta historia en español cómodamente si la leen en el explorador.
Así que sin más empecemos esta historia.
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Sirius se sentía incómodo y malhumorado en el taxi muggle. No podía creer que había sido tan estúpido como para emborracharse y terminar en la casa de Snape, y ahora estaba siendo chantajeado para acompañarlo a un hospital muggle. Según lo que sabía de estos lugares por sus lecturas, eran sitios sucios, donde los "doctores" usaban batas manchadas de sangre, abrían cuerpos, removían órganos y los sustituían en un intento desesperado por salvar vidas de enfermedades que para los magos eran fácilmente curables. No era el lugar adecuado para el padre de un bebé y, sin duda, no era algo que Sirius quisiera ver en persona.
Al llegar, lo recibió un fuerte olor químico desconocido y una sala de espera abarrotada. En ese momento, otras dos familias también entraban apresuradas. ¿Acaso se trataba de una de esas plagas que describían los libros? El caos era absoluto: personas gritaban a la sanadora en el escritorio de "recepción", quien, con expresión impasible, los ignoraba, claramente acostumbrada a la desesperación de los pacientes. Algunos en la sala caminaban nerviosos de un lado a otro; un grupo unía las manos mientras un hombre con túnica negra recitaba lo que parecía un hechizo, y otros simplemente lloraban.
Para Sirius, el hospital no era tan diferente de San Mungo, solo más pequeño. Había esperado algo aterrador, pero lo que encontró fue una escena cargada de desesperanza y tristeza. Estas personas estaban consumidas por la preocupación por sus hijos, en lugar de estar abriendo regalos de Navidad. Desde que había seguido a Snape a Cokeworth, veía el lugar como sucio y aburrido. Su gente era grosera y lo miraba como si él no perteneciera allí. No le importaban las ancianas con las que Snape jugaba a las cartas, ni los niños pateando latas en las aceras; de hecho, pensaba con cierta satisfacción que Cokeworth era el tipo de lugar que alguien como Snape merecía, un lugar hosco y sucio, como él mismo.
Nunca había pensado en ellos como seres humanos, solo como "muggles". No es que deseara su muerte, como Voldemort, pero no se preocupaba en conocerlos más allá de una vaga condescendencia. Y ahora, mientras veía a estas personas llorar por sus hijos, algo se removía en su interior. Era obvio, ¿no? Eran seres humanos, ¿por qué no llorarían por sus hijos? Era como ver Cokeworth por primera vez. Se dio cuenta de que, aunque no atacaba a la gente por su estatus de sangre, aún quedaba dentro de él una pequeña parte de esa intolerancia en forma de superioridad y condescendencia.
¿Cómo podía luchar por el bien de estas personas si ni siquiera las comprendía? Mientras Snape —el "repugnante y vicioso" Snape— se preocupaba genuinamente por su comunidad, Sirius solo había pensado en lo "asqueroso" que sería ir a un hospital muggle.
La voz de la señora Shapiro, anunciando que iría a buscar a la señora Hernández, lo sacó de sus cavilaciones. En menos de un minuto, también había perdido de vista a Snape, quien ahora se acercaba a Robert Pevka y uno de los chicos morenos de la fiesta de Navidad.
Sirius se sintió avergonzado de conocer a esas personas solo por haber espiado a Snape fuera de su horario, esperando encontrar alguna actividad ilegal. No es que quisiera malgastar sus pocas horas de sueño después de trabajar en La Banshee para seguirlo bajo un hechizo desilusionador, sino que simplemente, durante sus visitas, Snape no parecía hacer nada fuera de lo común; solo estudiaba libros muggles. Sin embargo, cuando Sirius no estaba observándolo, Snape cenaba con los padres de Lily, trabajaba en un taller donde reparaban autos, compraba en la misma tienda que sus vecinos y regalaba bastones de caramelo por Navidad. Su vida estaba desprovista de magia, pero no parecía ser infeliz; de hecho, Sirius nunca lo había visto tan relajado. En Hogwarts, siempre parecía alerta, tramando algo.
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Flores en el asfalto
FanfictionSeverus Snape consigue un bebé justo antes de recibir su marca tenebrosa. Sin posibilidades ahora de convertirse en un mortifago, sin ninguna oportunidad de sobrevivir en el mundo mágico y sobre todo sin empleo decide buscar suerte en el mundo muggl...