El jardín venenoso.

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Notas:

Hola de nuevo, hoy publico todavía bastante triste por la muerte de Maggie Smith, fue muchos de mis personajes favoritos desde la infancia hasta hora que soy una adulta que tiene a Downton Abbey entre sus series de consuelo y por supuesto también fue la gran profesora McGonagall, uno de mis profesores favoritos de Hogwarts, realmente la extrañaré mucho casi creía que era eterna, para mí siempre será la mejor directora que Hogwarts pudo tener.

Bueno vayamos a lo que no truje, el mejor regalo de cumpleaños que Severus Snape pudo tener, un poco de Snack para condimentar la historia, los resultados de los estudios de Sirius Black, un monumental malentendido y misterio porque que sería esta historia sin misterio.

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A mí ruiseñor:

Sé que no debería volver a escribir, pero no puedo evitarlo, eres el único consuelo que me queda, quisiera verte otra vez en nuestro lugar especial y hablar de todos los planes que teníamos, viajar por el mundo y establecernos en una casa con jardín tú pintando y yo criando a nuestras abejas.

Flint viene a verme todos los días a la casa de la viuda, es amable pero no puedo evitar odiarlo, solo sonrío para que tú no sufras, espero que te vaya mejor que a mí en la mansión.

Cuando me siento sola observo por la ventana del ático, desde ahí puedo ver el ventanal de la recámara principal de la mansión y me preguntó ¿cómo estás?, ¿si eres feliz con las responsabilidades que nunca quisiste y que ahora tienes a tu cargo?, ¿si tú verdugo es tan amable como el mío? El bebé está creciendo bien para mí mala suerte, Flint quiere llamarlo James, en nombre de la nueva era, se lo recomendó ese loco manipulador de Dumbledore.

No creo soportar ver el rostro del engendro dentro de mí, por suerte no se espera que lo vea y no deseo encariñarme con él y terminar como la pobre señora Sofía, sé que se ha ahorcado en San Mungo me lo dijo la vieja arpía.

A veces viene a verme para comprobar si me porto bien como si fuera un perro amaestrado, a veces creo que lo soy.

Con todo mi amor Flora.

Fleamont Potter guardó la carta en el cajón de su escritorio junto a las otras, a veces quería creer que guardar esas cartas era una forma de contener la normalidad dentro de la casa Potter.

Pero que equivocado estaba, Euphemia nunca lo perdonaría, Flora tampoco y el sabía que merecía ser castigado por eso.

Por fortuna el destino le había dado una vida tranquila dentro de las circunstancias, Euphemia se encargaba de Flora y cuidaba a James como si fuera su sangre.

Es verdad que Euphemia nunca aceptó la pureza de su amor, pero había que decir que lo hizo mejor que Flora en muchos aspectos y ellos prosperaban incluso con algunos reproches y palabras frías de por medio.

Era obvio porque Euphemia no quería a Lily Evans, era tan parecida a Flora que no podía soportar tenerla de frente, pero si metía a una nacida muggle que fuera de personalidad apacible, ella lo aceptaría con el tiempo.

Por fortuna Albus y el ya tenían una candidata de reserva, era bonita, soltera y con una habilidad en runas que podría enseñar a sus hijos.

Fleamont dejó la foto de la señorita Mary McDonald sobre el escritorio, tardarían un poco en acercarlos, debía hacerse naturalmente, sin que su hijo sospechara, debía de hacerlo ver cómo algo romántico, para que James quien por desgracia había heredado la naturaleza romántica de Flora no sospechara los hilos que lo estaban moviendo.

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—Buenas noches vecino.

—Buenas... noches— saludó Severus incómodamente a un peatón.

Flores en el asfaltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora