Capítulo 13

171 20 11
                                    

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━

Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.

━━━━━━━ ∙•∙ ━━━━━━━ 

KAGOME

Tenía que ser una broma. Definitivamente era eso.

–De ninguna manera –solté– No hay forma de que yo...

–Piensa en tu hija, gatita –señaló Naraku– Piensa en ella antes de decir alguna tontería.

–Si me caso con Koga te daré esas malditas acciones, lo juro, pero ¿Para qué quieres que tenga un... un hijo de él?, no lo entiendo, ¿qué no es suficiente?

–No –soltó, caminando hacia el gran ventanal– Las palabras como los contratos son pasajeros, no son seguros –Volteó a verme–. No me fío. Pero si le das un heredero a los Okami, entonces las cosas cambian y todo tiene más peso.

–No puedo hacer eso... no hay forma de que yo...

–¿Forma? –cuestionó con una sonrisa– Claro que las hay, querida. Hay muchas formas de concebir un hijo; el cómo lo hagas no es asunto mío.

–¿Qué...? –observé confundida.

–Sé que no eres tonta Kagome –concluyó– Confío en que harás bien las cosas.

Abandonó el lugar junto a Kikyo y me quedé pensando en lo que quiso decir. ¿A qué se refería con eso de que existen muchas formas de concebir un hijo?

━━━━━━━━━━━━━━

INUYASHA

Desperté con el insistente sonido de mi celular. No vi quién era, simplemente respondí somnoliento.

–Hola...

–Te odio –expresó la voz del otro lado de la línea– Inuyasha, no tienes idea de cuánto te odio en este momento.

¿Miroku?

–¿De qué estás hablando...?

Y cortó la llamada dejándome con la palabra en la boca. ¿Pero qué había sido eso? Me incorporé involuntariamente y me senté en la cama. Apenas eran las seis de la mañana y bostecé cansado. Seguramente mi amigo estaba molesto porque no lo invité a la fiesta de Kikyo y le pedí que se quedara cuidando a Sango. Sí, seguramente esa era la razón. Ya me disculparé con él cuando lo vea en la clínica.

Sonreí y me giré, destapando las sábanas.

–Buenos días, prince...

La decepción fue abrumadora al descubrir que mi hija no estaba junto a mí. Era cierto, no era una pesadilla, se habían llevado a Moroha. Pero no podía quedarme de brazos cruzados; tenía que hacer algo.

–Hijo, ¿piensas salir? –cuestionó mi padre al encontrarnos en la entrada de la casa.

–Tengo algo urgente que hacer. Por favor, despídeme de mi madre.

–Tu madre no está.

–¿Salió? ¿A dónde fue?

Me pareció extraño no ver a mi madre en casa, especialmente a tan tempranas horas de la mañana.

–No me lo dijo, y al parecer tu hermano tampoco está en casa.

–Qué extraño, Sesshomaru no suele ser el hijo rebelde –dije en un tono sarcástico.

FRAGMENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora