Samantha.4

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Encontrar gratitud en las pequeñas cosas es un arte. El canto de un pájaro, las risas de los niños o incluso el aroma del café por la mañana pueden llenar nuestro corazón de alegría. A veces, son esas pequeñas chispas de luz las que nos ayudan a seguir adelante. También busqué consuelo en la escritura, vertiendo mis pensamientos y sueños en un diario que se convierte en un testigo silencioso de nuestras alegrías y luchas. En sus páginas, las palabras fluyen como ríos, y los sueños se entrelazan con la tinta. Es un lugar donde podemos ser vulnerables y auténticos. Con cada día que pasa, aprendo a caminar con este nuevo peso en mi pecho.

Estoy en la cocina con mi mamá, compartiendo una taza de café. El aroma del café recién molido llenaba la habitación, y los rayos del sol se filtraban a través de las cortinas, había tomado una decisión importante: Estudiar enología. Me apasionaba el mundo del vino gracias a Emma, Ella me contó todo lo que su abuelo le enseño acerca de las uvas, el vino y quería aprender todo sobre su elaboración, degustación y maridaje.

Mi mamá me mira con cariño - Samantha, estoy orgullosa de ti por seguir tus sueños. Sé que estarás lejos de casa mientras estudias, pero quiero que siempre nos mantengamos comunicadas - Con una sonrisa, me entregó un pequeño paquete envuelto en papel.

Lo abri con cuidado y encontró un elegante celular. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Era un gesto tan significativo. Pero Ahora podría hablar con mis padres todos los días, compartir mis experiencias y recibir su apoyo, incluso estando lejos.

_ Se que no te gusta estos aparatos, que eres más de escribir cartas, pero es necesario. Que te acompañe en tus aventuras y te recuerde que siempre estamos contigo, sin importar la distancia. - asentí, y guardé el celular en mi bolso.

Abrace a mi mamá con fuerza, sintiendo la mezcla de emoción y tristeza. - Mamá, te voy a extrañar tanto - susurré. - Pero prometo llamarlos todos los días y compartir cada detalle de mi vida en la universidad.

Mi mamá me acarició el cabello y sonrió. - Hija, siempre estaremos aquí para ti, sin importar la distancia. Estoy orgullosa de la mujer fuerte y apasionada en la que te has convertido. Y recuerda que el amor de tu familia te acompañara siempre. - Con lágrimas en los ojos, asentí.

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Estaba en los establos, el cálido sol de la tarde bañaba el lugar mientras cepillaba a Hop. El suave pelaje de Hope brillaba, De repente, mi papá apareció, con una sonrisa en el rostro.

_ ¿Cómo está mi princesa? - preguntó, acariciando el cuello de Hope. Sonreí y le di un abrazo.

_ Estoy bien Papá, voy a extrañar tanto a Hope. Cuídalo por mí,¿de acuerdo?.

Mi papá asintió. - Claro, hija. Hope estará bien. Y tú también. Estaremos aquí esperándote.

Miré a Hope y le susurré - Hope, solo iré a estudiar, pero volveré pronto. Te lo prometo. - El parecia entender y relinchó suavemente.

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El sonido de risas y música se mezclaba con el aroma de algodón de azúcar y churros recién hechos. Lucas me señaló hacia la Rueda de la Fortuna, sus ojos brillaban de emoción. - ¿Qué dices, Sam? ¿Nos atrevemos a subir?

Sonreí, mirando la rueda girar lentamente. - ¡Claro! Será divertido - Subimos a una góndola, y mientras ascendían, el mundo se desplegó antes nosotros. Los viñedos se extendían como un manto verde, y el campanario de la iglesia se alzaba en el horizonte. Bajamos y nos dirigimos al puesto de churros. Lucas tomó uno caliente y lo sumergió en el chocolate espeso. - ¿Sabes, Sam? Esta es la mejor parte de la feria.

Asentí, saboreando el dulce crujiente. Lucas me miró. - Sam, hay algo que quiero decirte desde hace tiempo. - Mi corazón dio un vuelco. ¿Sería este el momento en que me confesara sus sentimientos? Pero antes de que pudiera decir algo, señale hacia un carrusel antiguo.

Hilos del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora