Vamonos de aqui (7)

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Juanjo:

Muy probablemente me arrepienta de esto mañana, pero por mucho que quiera disimularlo es demasiado evidente lo enamorado que estoy de él.
La cantidad de alcohol que llevamos encima hace que le desee aún más, pero sé que debo esperar, no estoy listo para eso.

-¡Hombreee! Mis dos maricones favoritos. - Nos interrumpe Álvaro al encontrarnos afuera y nos abraza, él va mucho peor que nosotros así que supongo que no se acordará de que nos ha visto liándonos, pero Rus quien le seguía detrás si que se va a acordar, y muy probablemente se cree un rumor el cual se dilatará y hará que me tenga que ir de la universidad.

Todos me llamarán maricon y acabaré de patitas en la calle.

Al verles allí nos separamos lo antes posible y puedo ver como Martin se ha dado cuenta de mi malestar.

-Perdón chicos, nosotros ya nos vamos que este va muy mal. ¿Martin mi amor, te parece bien si hoy duermo en vuestra casa? No pienso dejar a este solo.

-Claro, no te preocupes, puedes dormir en mi cama, cuando yo llegue ya dormiré en el sofá y así no os molesto.

-Vale, te quiero. -Ruslana abraza a Martin y noto su mirada en mí. -Bueno y ahora seguir haciendo lo que se supone que estabais haciendo que no queremos molestar. ¿Verdad Álvaro?

Martin deja escapar una sonrisa mientras ve cómo sus amigos se alejan, pero yo sin embargo no me sentía cómodo.

-¿Juanjo estás bien?

-¿Nos va a recordar esto durante el resto de nuestras vidas? No quiero que me vuelvan a llamar maricón.

-¿Qué te vuelvan a llamar maricón?

Automáticamente rompo en llanto, nunca lo suelo hacer, pero con Martin no me siento juzgado al hacerlo.

-¿Juanjo quienes te han llamado maricón?

-No importa Martin, ¿podemos irnos?

-Juanjo...

-Martin, mañana te lo explico. Necesito salir de aquí.

Martin me coge de la mano caminando por las calles de Madrid sin ningún rumbo, de repente se para en seco y dirige mi cintura hacia la suya, después agarra mi mandíbula y la arrastra hacia sus labios calmando mi ataque de ansiedad con un largo beso que al terminar le hace sonreír.

-Juanjo, siempre voy a estar a tu lado, te lo prometo. -Y juro la promesa con un corto beso que me hizo sentir como aquel niño que era.

...

Martin:

No sé ni cómo acabé durmiendo en la cama de Juanjo, pero despertarme con sus brazos rodeándome, con su cabeza en mi pecho y sus piernas entrelazadas con las mías es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Puedo escuchar el sonido de los pájaros a través de la ventana donde unos pequeños rayos de sol entran iluminando la habitación, miro la hora, 9:03 y Juanjo empieza a revolverse entre las sábanas apretando mucho más ese abrazo con el que habíamos pasado toda la noche. Él alza su cabeza que reposa en mi pecho para poder comprobar que estoy despierto.

-Buenoz díaz. -Le susurro con voz de bebé (se ha convertido en nuestra manera favorita de hablarnos) y una sonrisa para que no se despierte del todo.

Él sin decir nada, me responde con una sonrisa la cual le lleva a girarse para así estar casi encima mío y darme un beso, eso hace que suelte una carcajada. -Buenoz díaz. -Dice todavía sin apartar sus labios de los míos.
No podemos mover ni un solo músculo, solo puedo notar la misma erección de Juanjo reposar en mi muslo.

-Parece que alguien ya se ha despertado. -Dice Bea abriendo la puerta de la habitación de Juanjo.

-Bea, déjanos en paz.

-A sus órdenes mi majestad. -Bromea ella cerrando la puerta de nuevo.

-Será mejor que salgamos de aquí.

-Eso creo, me la estás empezando a clavar en mi pierna. -Puedo ver como Juanjo se sonroja mientras se levanta al escuchar mi comentario. -Pero no me importa, me encanta. - Y con eso hago que se ponga aún más nervioso.

Al salir de la habitación Bea se encuentra en el salón tomándose un café, nosotros nos dirigimos a la cocina donde Juanjo prepara dos tostadas y yo le ayudo preparando dos ColaCao.
De repente se sitúa detrás mío, me agarra de la cintura y me susurra en el oído. -¿Me hacez?

Yo no puedo evitar una pequeña sonrisa. -Ya te lo he hecho. -Le dejo ver las dos tazas rellenas con ColaCao.

Él deja un corto beso en mi hombro haciendo que me ponga a mil. Me giro al ver que sus manos se desprenden de mí y al cogerle su brazo le aproximo hacia mí haciendo que él tropiece y queden nuestras piernas enlazadas.

-Uf Martin... -Dice al notar de nuevo mi erección.

-Me muero por ti. -Le susurro.

Juanjo:

A los dos se nos notan las ganas que tenemos de comernos a besos, pero todavía recuerdo que en esta casa también vive Bea, por lo tanto todavía no es el momento. Dejo un pequeño pero apasionado beso en sus labios mientras me separo lentamente de su increíble cuerpo.

-Martin, no estamos solos.

-Anoche tampoco lo estábamos. -Me río ante la situación ya que no me esperaba su respuesta y finalmente me separo de él dejando una caricia en su mano la cual llevaba agarrándome varios minutos.

-Niños por mí no os cortéis que ya me voy. -Dice Bea entrando a la cocina.

-¿Ves Juanjo? -Su comentario hace que se me erice la piel y que toda la sangre de mi cuerpo suba a mis mejillas quienes ahora están excesivamente rojas.
Puedo ver como Bea se ríe de mí, pero yo solo puedo pensar en él, en comerle a besos.

-Bueno cariño ya me dirás si este se atreve o no, y tú Juanjo, hazlo ya que anoche en la fiesta os vimos todos. -Dice Bea después de darle un beso en la mejilla a Martin y dejando otro en la mía al acabar. Los dos nos quedamos callados y Bea sale de casa haciendo que ese silencio sea tan incómodo.

-Juanji si esto te parece mucho podemos parar. - Dice al ver mi postura corporal y mi expresión en el rostro que marca el miedo que tengo a las opiniones.

-No, te prometo que voy a conseguir que me de igual lo que diga la gente, solo necesito tiempo.

-¿Me puedes decir por qué ayer dijiste que no querías que te llamaran maricón?

Después de unos intensos segundos decido responder. -Cuando iba al instituto me juntaba mucho con un niño al que le hacían bullying, él no tenía muchos amigos pero yo sí lo fui. Más tarde me enteré de que era gay y la gente me empezó a llamar maricon por juntarme con él, al final los dos nos tuvimos que cambiar de instituto de el bullying que recibíamos, y nunca más volví a tener una relación tan apegada con un chico hasta que conocí a Álvaro.

-Hostia Juanjo, lo siento muchísimo. Salir del armario en el instituto normalmente es una mierda, e incluso fuera. Nunca sabes con qué tipo de personas te vas a encontrar y por eso tanta gente no se atreve a afrontar su orientación sexual, porqué hay demasiadas situaciones no agradables acerca de la homofobia, y al ser un problema tan normalizado le gente "nueva" en el colectivo, por llamarla de alguna manera, se ha sentido inferior al resto de personas, y me incluyo a mí. Por suerte ya no me siento así pero como lo he vivido quiero que sepas que me puedes contar lo que sea y contar conmigo para lo que necesites.

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¡¡¡Holi!!! Ayer no pude subir capítulo, pero aquí lo tenéis 💕
🏳️‍🌈 viva el amor libre 🏳️‍🌈
Y no olvidéis: ❤️ STREAM MIS TÍAS ❤️

te escribo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora