Capítulo 4 - Hot I

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You make me so hot, make me wanna drop, you're so ridiculous, I can barely stop, I can hardly breathe, you make me wanna scream.

                                                    ❉ Avril Lavigne - Hot ❉


Me quedé parada allí, pensando en lo que había visto la noche anterior. No podía sacármelo de la cabeza. Cuando me di cuenta, había gente con paraguas a mi alrededor porque estaba empezando a caer agua nieve. Eso significaba que esa noche iba a ser una de las primeras nevando. Recordé a Copérnico y me apresuré a ir a casa a darle su alimento y poner su arenero con piedritas.

Mientras caminaba por las calles de Camden, veía cómo las luces navideñas empezaban a encenderse, reflejándose en los charcos. Conté que me quedaban solo 11 libras de lo que Juliette me había dado. "Peor es nada", dije para mí misma. Total, a ella le sobraba; venía de una familia rica "Los Collins". Su madre era ama de casa y su padre, bueno, ya sabemos: el "policía más reconocido en la ciudad". Obviamente, lo conocían porque siempre tenía los casos de mayor visibilidad en los medios, incluso se decía que trabajaba para el equipo de seguridad de la reina, quizás por eso portaba un revólver.

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Llegué a casa y le di de comer a Copérnico, que comía muy rápido.

—Despacio, pequeñito. ¿Cómo alguien tan chiquito puede comer tanto? —le dije.

Le mostré las piedritas, pero no hubo caso, así que mi idea fue dejarlas debajo de la cama donde a veces él se escondía. Me iba a meter a darme un baño; claramente íbamos a cenar "en familia", me dije riendo en tono de burla.

Abrí el grifo del agua caliente y puse el tapón, esperando que la tina se llenara. Me empecé a desnudar y le puse al agua unas sales y un generador de espuma que eran de Juliette. Encendí un cigarrillo y me metí a relajarme y a pensar.

Pensé en lo que había visto la noche anterior y no podía sacármelo de la cabeza. La muerte de Lily, las sospechas sobre los motociclistas y la indiferencia del viejo me tenían en vilo. ¿Qué carajos estaba pasando? ¿Cómo podía involucrarme sin ponerme en peligro y, lo más importante, sin involucrar a Julie? Sabía que necesitaba obtener más información y encontrar una manera de desenmascarar a los responsables.

Mientras me sumergía en la tina, mi mente no dejaba de trabajar. ¿Qué pistas podía seguir? ¿Quiénes podrían tener la información que necesitaba? La próxima vez que fuera al pub, tendría que estar más alerta y, quizás, hablar con algunas de las personas que frecuentaban el lugar. Tal vez Jannet o alguien más cercano a la escena nocturna tendría respuestas.

El agua caliente y el humo del cigarrillo me relajaban, pero mi mente seguía a mil por hora. Tenía que mantener la calma y ser astuta. La vida de más personas podría estar en peligro, como la de Charlotte, que aún no había dado señales de vida, y no iba a dejar que otro asesinato quedara impune. Decidí que esa noche hablaría con Jannet; ella conocía a todos y quizás tuviera alguna pista.

Mientras estaba distraída en mis pensamientos, miré alrededor del baño, que estaba lleno de un vapor reconfortante. Cerré los ojos, esperando no quedarme dormida, pero me ganó el cansancio. De tanto sobre pensar las cosas, me dejé llevar por el agua caliente que recorría mi cuerpo.

De pronto, sentí que alguien me llamaba. Era James, que había entrado en el baño. Abrí un solo ojo y suspiré.

—¿Qué quieres, James?

—Estoy preocupado por ti, birdie —me dijo.

Lo miré por un momento y me dio lástima. Claramente, él tenía sentimientos por mí, pero no eran correspondidos. Me levanté, dejando al descubierto mi cuerpo desnudo. James se apresuró a darme una toalla.

—Gracias —le dije.

Se acercó y tomé su rostro en mis manos.

—Ay, James, ¿qué voy hacer contigo?

—Tú sabes lo que quiero, love. Realmente me gustas, pero a veces me tratas tan mal que no te entiendo.

—Lo sé —dije, intentando sonar arrepentida.

Miré sus ojos entre el vapor del baño y lo besé mientras dejaba caer la toalla que se deslizaba por mi cuerpo. James se rió y me dijo:

—Estás empapada, podrías resfriarte.

—¿Acaso importa? —le dije, mirando sus labios y rozándolos con mis dedos.

—Darlin', por favor, no juegues conmigo.

—¿Por qué no? Es divertido.

—Lo es para ti, pero me estás provocando siempre que quiero hablarte de mis sentimientos.

—No, James —lo paré en seco—. Tú sabes lo que pienso. Las cosas son así, te gusten o no.

Agachó la cabeza, pero se entregó a mí. Me levantó en sus brazos y me llevó a mi habitación, donde tuvimos nuestro momento íntimo. Me encantaba cómo me besaba desde los pies hasta arriba de los muslos y me daba pequeños mordiscos, haciéndome que me excitara.

Cenizas de GirasolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora