Capítulo 9 - Wish You Were Here I

68 33 46
                                    


꧁ Did they get you to trade your heroes for ghosts?

Hot ashes for trees?

Hot air for a cool breeze?

Cold comfort for change?

Did you exchange a walk on part in the war

For a lead role in a cage?꧂

❉ Pink Floyd - Wish You Were Here❉


Ese sábado por la noche, me encontré rebuscando entre mis ropas, buscando algo que fuera adecuado para trabajar discretamente, pero sin poder evitar que mis pensamientos volvieran a Erick. Si él estaba allí, quería captar su atención. "Dios, tengo que sacarme esa idea de la cabeza" me dije.

Mientras revisaba mi armario, me detuve un momento, frustrada. Ninguna de mis prendas parecía encajar con lo que tenía en mente. Necesitaba algo que equilibrara la discreción con un toque de atracción, algo que pudiera pasar desapercibido pero que, a la vez, destacara si él me miraba.

Entonces, pensé en Juliette y su exquisita colección de ropa de diseñador. "Quizás tenga algo de Alexander McQueen", pensé, algo sutil pero llamativo. Sabía que ella siempre tenía prendas que irradiaban elegancia y sofisticación, y eso era exactamente lo que necesitaba para esta noche. Algo que pudiera ayudarme a mantener el equilibrio entre cumplir con mi trabajo y, al mismo tiempo, sentirme segura y preparada si volvía a cruzarme con Erick.

Mientras revisaba el armario, mis manos toparon con un vestido azul, hermoso y elegante. "Este es..." pensé, sintiendo un atisbo de confianza. Me detuve por un momento, admirando el vestido, cuando de repente escuché unos pasos detrás de mí.

—Juliette, ¿me prestas uno de estos vestidos? Tengo que salir esta noche —dije, sin siquiera girarme.

El silencio fue mi única respuesta. Al girar, el vestido todavía en mis manos, sentí un nudo en el estómago. James estaba apoyado en el marco de la puerta, observándome con esa expresión burlona que me ponía los nervios de punta. Su sonrisa torcida se ensanchó y soltó una carcajada que resonó en la habitación.

—Ay, Jade, Dios mío. ¿Quieres parecer decente? —su tono era venenoso—. ¿Crees que esos trapos te harán decente? Por favor, son solo eso: trapos. No pueden tapar lo que realmente eres... una perra adicta.

La rabia subió por mi garganta, pero la mantuve contenida con fuerza.

—¡Cállate! —le solté, mi voz temblando de furia.

James dio un paso más, disfrutando de mi reacción, con los ojos fijos en mí como si estuviera deleitándose con cada palabra.

—Y una preguntita, Jade... —su voz estaba cargada de burla—. ¿Ya le robaste a tu amiguita más pastillas?

Me quedé congelada por un momento, mis manos aferrándose al vestido como si pudiera protegerme de su veneno. Sin esperar una respuesta, James se dio la vuelta y se alejó, riendo entre dientes, camino a su cuarto.

"Maldita sea" pensé, sintiendo cómo la rabia y la impotencia se mezclaban dentro de mí. Deseaba, por un segundo, tener el poder de borrarlo de mi vida.

Con manos temblorosas, tomé el vestido y me dirigí a mi habitación, cerrando la puerta de un portazo. Desde el otro lado, pude escuchar cómo James ponía "Wish You Were Here" de Pink Floyd, su guitarra vieja resonando a través de las paredes. Me apoyé contra la puerta, intentando recuperar la respiración mientras los recuerdos de la noche anterior y la imagen de Charlotte inundaban mi mente.

Tienes que ser fuerte. "Tú puedes, eres la maldita Jade Turner, puedes con todo" me repetía a mí misma, tratando de mantenerme firme mientras las emociones amenazaban con desbordarse.

La imagen aterrorizada de Charlotte no dejaba de rondar en mi mente, como una sombra que no podía sacudir. Las palabras de Maggy resonaban en mi cabeza: teníamos que hacernos las desentendidas, actuar como si nada hubiera pasado, para no levantar sospechas. Sentí una oleada de ansiedad que amenazaba con consumirlo todo, así que tomé un poco de cocaína que había preparado en un pequeño espejo de cartera. Inhalé profundamente, sintiendo cómo el nerviosismo se transformaba en una calma artificial. Miré mi reflejo en el espejo, con los ojos vidriosos, tratando de convencerme de que todo estaría bien. "Tienes que ser fuerte" me dije a mí misma.

Bajé a la sala y encendí la televisión. Las noticias seguían hablando de Charlotte: su cuerpo fue encontrado flotando en el canal, con cortes profundos que parecían hechos con vidrio y múltiples golpes en la cara. El presentador mencionó la posibilidad de que un asesino estuviera suelto. Solté un bufido lleno de amargura.

—Sí, claro, un asesino... ¡VARIOS! —grité, sin poder contenerme.

Me di cuenta de que James estaba cerca, pero lo ignoré y seguí viendo la televisión. El noticiero advertía a las mujeres que se quedaran en casa antes de que oscureciera. Sentí una presión en el pecho mientras tomaba mi teléfono y llamaba a Juliette.

—¿Dónde estás? —pregunté, tratando de sonar calmada.

—Estoy en casa de mi madre, está enferma. Creo que me quedaré a cuidarla. ¿Podrías avisarle a James? Le dejé un mensaje, pero aún no responde.

—Claro —respondí, sintiendo la tensión en cada palabra—. Pero ¿estás bien?

—Sí, Jade, ¿por qué lo preguntas?

Qué pregunta tan estúpida, pensé, reprendiéndome mentalmente.

—No, nada... tomé prestado uno de tus vestidos. Lo devolveré cuanto antes.

—No te preocupes —respondió Juliette con su habitual tono relajado—. Seguro te quedará hermoso, disfrútalo.

—Gracias —dije, tratando de que no se notara mi agitación—. ¿Entonces te veo mañana?

—Sí, mañana estaré por allá. Y, Jade, no te olvides de ventilar la casa un poco y cuidar de ese gatito hermoso, ¿sí?

—Claro, Juliette, no me olvidaré.

Corté la llamada y sentí cómo la tensión volvía a apoderarse de mí. La imagen de Charlotte seguía rondando en mi mente, mezclándose con la presión de mantener las apariencias y la necesidad de seguir adelante, aunque todo en mi interior estaba destrozado.

Cenizas de GirasolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora