Derek.

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Pasado Beacon Hills

Derek estaba sentado en el suelo, su espalda contra la pared helada del loft, mientras un vacío abrasador lo consumía desde dentro. Su pecho subía y bajaba con respiraciones descontroladas, y sus ojos, clavados en la penumbra, parecían reflejar un abismo que ningún otro podría comprender. El tenue rayo de luz lunar que atravesaba la ventana delineaba su cuerpo tenso, su mandíbula apretada y los músculos rígidos que parecían al borde de quebrarse.

No quería escuchar voces, ni consejos, ni consuelo. No quería a nadie cerca, y mucho menos a Peter. Pero este, como una sombra persistente, ignoraba cualquier barrera que Derek intentara imponer.

—¿Estás bien, Derek? —preguntó Peter, con un tono que casi se sentía humano, aunque no del todo.

El silencio se alargó. Derek respiró hondo, dejando que las palabras se quedaran atrapadas en su garganta antes de liberarlas como un murmullo rasposo.

—Se fue, Peter. Stiles se fue y... no puedo más.

Su voz era baja, cargada de una desesperación que rara vez dejaba ver.

Peter, imperturbable, se arrodilló frente a él, sus ojos observando con un destello de dureza y comprensión. — Lo se. Pero no tienes el lujo de rendirte. Eli te necesita más que nunca.

Derek cerró los ojos, dejando que las palabras perforaran la barrera de emociones que apenas lograba contener. Tres meses. Habían pasado tres interminables meses desde que Stiles desapareció, llevándose con él más que su presencia. Llevándose todo lo que Derek había empezado a creer que era suyo.

Eli estaba enfermo. Su fiebre no cedía, y cada día que pasaba, Derek se sentía más incapaz de proteger lo poco que le quedaba. Su mente, siempre atormentada, se aferraba a las últimas pistas que Noah le había traído, apuntando hacia un lugar lejano y peligroso: Rusia.

—No lo entiendes, Peter. —La voz de Derek salió rota, cada palabra era un puñal—. No es solo que se haya ido. Es como si una parte de mí hubiera muerto con él. No pienso, no funciono... Estoy vacío.

Peter frente a él, lo atrajo tomándolo por el mentón con una firmeza que bordeaba lo brutal.

—Escúchame, Derek. Todos sufrimos pérdidas, pero no todos tienen el lujo de detenerse. Eres un Hale, y eso significa que luchas. Stiles te necesita vivo, no roto.

Las palabras eran un golpe. Derek presionó los puños hasta que los nudillos se tornaron blancos, su pecho subiendo y bajando con la furia contenida.

—No sé si puedo seguir así.

Peter lo zarandeó levemente, obligándolo a mirarlo a los ojos.

—Sí puedes. Y lo harás, porque no hay otra opción. Eli está aquí, esperándote. Y si quieres recuperar a Stiles, necesitas mantenerte en pie.

El silencio volvió a llenar la habitación, opresivo y denso, roto solo por el viento que se deslizaba contra las ventanas, como si el mundo estuviera conspirando para recordarle su aislamiento.

Más tarde, al regresar a la sala, Derek encontró a Eli en su cuna. La fiebre seguía devorándolo. Su pequeña figura, envuelta en un sudor frío, parecía más frágil bajo la tenue luz del loft. La respiración de Eli era apenas un murmullo, sus labios resecos formando un puchero mientras soltaba un gemido apagado que desgarraba a Derek desde adentro.

STERK VS  MAFIA +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora