STERK VS MAFIA +21

Oscuridad.

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Actualidad Nueva York.

Mientras Karlo permanecía en la cocina de la mansión, disfrutando de un desayuno en aparente tranquilidad, el lugar exudaba una atmósfera elegante y opulenta. Las encimeras de mármol relucían bajo la luz natural que se filtraba por las ventanas, y los electrodomésticos de última tecnología completaban el cuadro de perfección que solo el dinero puede comprar. Delante de él, una taza de café recién hecha, aún humeante, y un plato sencillo con tostadas y huevos revueltos. Pero el sabor no era el que deseaba; en su mente, añoraba las arepas rellenas de queso que solían calentarlas por dentro, acompañadas de un espeso y oscuro chocolate caliente, tan denso que parecía derretirse en su lengua.

Sin embargo, al observar a la servidumbre correr de un lado a otro, ocupados con los preparativos para la boda y siempre a la espera de cualquier berinche que pudiera desatar la futura señora Neera, decidió callar. No tenía intenciones de avivar la ya inestable calma que reinaba en la mansión. Las voces de las sirvientas no podían ocultar los murmullos sobre Mieczysław. Se rumoreaba que había discutido violentamente con ella, y que la había abofeteado en un arranque de furia descontrolada, sin importarle nada.

Karlo estaba absorto en sus propios pensamientos, dando vueltas a los sucesos recientes. Intentaba procesar no solo las acciones que había llevado a cabo hace unas horas, sino también la información crucial que había obtenido sobre los Filos. Sabía que esta organización no solo se había especializado en la violencia contra seres sobrenaturales, sino que también contaba con recursos y conocimientos lo suficientemente poderosos como para borrar del mapa a cualquiera que se interpusiera en su camino. Lo que lo inquietaba aún más era la colaboración directa de Neera en el rescate de Stiles cuando la operación fracasó.

Karlo no quería admitirlo abiertamente, pero una parte de él no podía dejar de sospechar que Stiles le ocultaba algo importante. Quizás no era solo paranoia, sino el instinto agudo que había desarrollado a lo largo de los años. Sabía que Stiles siempre tenía un plan en marcha, aunque no supiera exactamente de qué se trataba. "Paciencia" , se repetía a sí mismo. Stiles siempre deja una señal.

Mientras tomaba un sorbo de su café amargo, levantó la vista justo un tiempo para ver a Vanessa entrar en la cocina. Su rostro estaba marcado por profundas ojeras, su piel pálida, y caminaba con una tensión acumulada en cada músculo. Se acercó a Karlo y, sin decir una sola palabra, se dejó caer en la silla a su lado. El silencio se alargó por un instante antes de que Vanessa decidiera romperlo.

— ¿Dónde mierda has estado? —preguntó finalmente, su tono cargado de irritación.

Karlo levantó las cejas con calma y dejó la taza sobre la mesa antes de responder de forma casi despectiva:

—Ya sabes... trabajando.

Vanessa lo miró con una mezcla de frustración y sospecha, asegurándose primero de que nadie más estuviera lo suficientemente cerca para escuchar la conversación.

—Hay demasiada carne en las porciones de los perros. ¿Qué pasó? —preguntó con la voz baja pero cargada de veneno.

Karlo suspiro y giró los ojos, como si la pregunta le resultara tediosa, antes de darle un mordisco a su tostada.

—No es nada, no te preocupes tanto —respondió con desinterés, pero sabía que Vanessa no iba a dejarlo pasar tan fácilmente.

Vanessa lo observaba con ojos entrecerrados, estudiándolo.

—Mieczysław está preguntando por ti —continuó, bajando aún más la voz—. Te desapareciste en el peor momento. ¿Por qué?

Karlo fingio una ligera confusión, arqueando una ceja mientras masticaba lentamente su tostada, como si no entendiera a qué se refería.