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Derek
Nos quedamos en silencio, como si el mundo entero se hubiera detenido para permitirnos disfrutar del momento. Cada roce de mis dedos sobre su espalda era una caricia lenta y delicada, llenando el aire con una energía extraña.
A pesar de la calidez de nuestros cuerpos unidos, mi mente seguía atormentada por las sombras del pasado. Recordaba los momentos de oscuridad que habían ensombrecido nuestra relación, y me preguntaba si aún persistían en nuestro presente. Lo más probable es que así sea.
Pero en este instante, con Stiles tan cerca, soy capaz de dejar de lado esos problemas y solo concentrarme en el aquí y ahora. Y maldita sea, por mucho que intenté mantenerme firme, sigo siendo el mismo Derek que se dejó llevar por Stiles una y otra vez. Y Stiles, con su terquedad, sigue siendo el mismo idiota que logra sacar lo mejor y lo peor de mí.
Sin embargo, mi objetivo sigue claro en mi mente. Quiero llevar a Stiles de vuelta a casa, para que él pueda brindarle a Eli la fuerza que necesita para superar sus problemas de salud. Sé que con Stiles cerca, Eli tendría una oportunidad real de recuperarse y crecer fuerte. Desde que Stiles se fue, mi hijo no ha conocido la paz que merece. No es culpa suya lo que ha sucedido, pero parece estar sufriendo las consecuencias de su ausencia y de mis propias acciones.
El hecho de que Elías enfermara rompió todos los estigmas que tenía sobre los hombres lobo. Deaton me desmintió esa noche que llegué a su veterinario desesperado. No había pasado ni un mes desde que Stiles se había ido, y Eli ya presentaba síntomas que yo definía como un simple resfriado: fiebre, tos, poco apetito... Quise creer que Eli sería más humano que licántropo, pero era yo intentando no ser pesimista. Aquella noche, al ver su sufrimiento, quise absorber su dolor, y me asustó darme cuenta de que parecía no tener fin.
Cuando llegué, llovía mucho y la veterinaria estaba cerrada. Deaton abrió la puerta y, por primera vez, su expresión imperturbable se borró, siendo reemplazada por una nueva de preocupación.
Al revisarlo, no sé qué hizo ni qué le dio, pero se calmó. En ese instante, mi alma quiso volver a mi cuerpo. Eli estaba recuperando el color, porque, siendo sincero, cuando llegué a la puerta ya parecía un fantasma.
Deaton no sabía cómo abordar el tema. La tensión era palpable, y podía sentir el aroma de su ansiedad picar mis fosas nasales. Cuando mencionó que esto, tristemente, se debía a la partida de Stiles, lo que quedaba de mi corazón comenzó a romperse en pedazos.
Las constantes recaídas de salud de Eli me mantenían en un estado de pánico constante. A pesar de que Deaton trató de mantener una actitud positiva, su advertencia fue clara: si no encontrábamos una forma de que los tratamientos funcionarán, lo más probable era que Eli muriera. La idea de perderlo era un puñal en mi pecho.
Esa noche angustiosa marcó el inicio de mi desesperada búsqueda de soluciones. Me zambullí en la consulta con Deaton y otros especialistas, indagando en cada rincón oscuro en busca de respuestas, de una cura o al menos un alivio que pudiera mitigar el sufrimiento de Eli.
Los días se convirtieron en un ciclo interminable de ansiedad y desasosiego. Cada episodio de enfermedad de Eli me golpeaba como un martillo en el pecho, llenándome de temor y desesperación. Me sentí impotente, deseando poder cambiar lugares con él, deseando ser yo quien soportara ese tormento en lugar de mi pequeño.

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STERK VS MAFIA +21
Fanfiction― ¿Cómo estás, Sourwolf? ― la voz familiar de Stiles resonó a través del teléfono, provocando un revuelo en el estómago de Derek. Derek inhaló profundamente, sintiendo cómo la tensión en su pecho crecía. ―¿Stiles?― . . . Todo estaba bastante tranqu...