STERK VS MAFIA +21

Empire.

**●▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬●**

...

Después del anuncio, la atmósfera en la habitación se tornó sofocante, como si cada aliento que tomaban fuera una cuerda que los asfixiaba un poco más. Bron se marcho, dejando a Karlo y Stiles envueltos en una tensión palpable, como dos bestias feroces que, si bien aún no se lanzaban al ataque, estaban al borde de hacerlo. Los pasos de ambos resonaron mientras se dirigían al salón principal de la mansión, un lugar que en otro tiempo rebosaba de energía, pero que ahora parecía una tumba desierta, fría y desolada.

Stiles se desplomó pesadamente en una silla junto a la chimenea, cubriéndose el rostro con las manos, como si tratara de contener el caos que lo estaba destrozando por dentro. Su mente era un torbellino incontrolable de desesperación y rabia, cada pensamiento golpeando con la fuerza de un puño cerrado, dejándolo aturdido y sin aliento. Mientras tanto, Karlo permanecía de pie junto a la ventana, con el ceño fruncido, observando el amanecer con una expresión dura, casi impenetrable. La tenue luz apenas alcanzaba a desterrar las sombras de preocupación que envolvían su rostro, como si lo que se avecinaba fuera demasiado oscuro para que el sol lo tocara.

 Finalmente, tras unos largos minutos, habló, con esa calma helada que hacía que Stiles se pusiera aún más nervioso.

—¿Qué piensas hacer ahora? —preguntó Karlo sin girarse, su tono era casi indiferente, pero había una chispa peligrosa en sus palabras.

Stiles levantó la cabeza de entre sus manos, con los ojos inyectados de frustración.

—Bron quiere que la amarre a la cama, como si Neera fuera solo una pieza más en su maldito juego —espetó, su voz cargada de resentimiento—. ¡Esto es una locura! No puedo hacer eso.

Karlo dejó escapar una risa baja, oscura, llena de ironía.

—Lo que no puedes hacer es seguir pretendiendo que tienes opciones aquí, Stiles. Bron está decidido, y no le importa cómo lo consigas. Tarde o temprano, te verás obligado a tomar decisiones que no te van a gustar. Y cuando lo hagas... —Karlo finalmente se giró para mirarlo—, va a ser un verdadero mierdero.

Las palabras de Karlo cayeron sobre Stiles como un balde de agua fría. Sabía que tenía razón, lo sentía en los huesos. Todo este tiempo había estado intentando aferrarse a alguna pequeña chispa de control, a alguna esperanza de que las cosas pudieran resolverse sin llegar a extremos. Pero la realidad era otra. El mundo se le estaba desmoronando entre las manos, y aunque había creído poder lidiar con las consecuencias, no estaba preparado para lo que venía.

—Esto ya es un mierdero —murmuró Stiles finalmente, con un tono que rozaba la derrota.

Karlo volvió a girarse hacia la ventana, encogiéndose de hombros ligeramente.

—Ah, amigo. Aún no has visto nada —Karlo soltó con un tono cargado de cinismo, dándose la vuelta finalmente para mirarlo—. Además, si ese hombre está tan alterado es porque la marica de Mark adelantó su visita.— Karlo soltó, acercándose un poco más a Stiles, como si el simple hecho de mantener la distancia fuera insuficiente para transmitir el peso de sus palabras.

—Esa niña debería estar pariendo para el papá de Mark o, mejor aún, para uno de sus tíos, no para vos —dijo con un deje de desprecio en la voz— Stiles lo miró de reojo, la tensión latente en cada músculo de su cuerpo, apretando los puños con fuerza, como si esa acción pudiera contener la rabia y la impotencia que hervían bajo su piel. Sabía que Karlo tenía razón en parte, y eso solo lo enfurecía más.

 —Siendo así —continuó, su tono ahora más serio, casi sombrío— lo más seguro para todos es anunciar ese problema de manera formal. Ya sabes, antes de que explote todo de una forma que ni Bron ni nadie pueda controlar.