El comienzo y mi perdida

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Eran aproximadamente las 3 de la mañana, apenas levantándomelos por el ruido insoportable de mi teléfono, quien podría ser?, insistentemente conteste, y ahi empezó mi calvario, mi historia y mi odio. 

Mi pequeña y dulce Ariana, quien apenas tenia 17, con un futuro por delante, inteligente y hermosa, el único recuerdo de mi esposa, la cual el cáncer me la quito hace 3 años, le había sido arrebatada la vida, por el infeliz, el ser mas despreciable que jamas conocí, no se porque mi hija se había fijado en el, un ser soez, sucio, celoso, posesivo, el cual cada día le hacia entender a mi hija que no era lo suficiente para ella, que era mas que una basura al lado de ella. Ese ser infeliz en un arrebato de celos, y en plena fiesta la había golpeado, y empujado por las escaleras, 

-Por favor dígame que esta bien, dígame que mi bebe estará bien- imploraba a la policía que me llamo de su celular.

-Lo lamento señor, su hija fue empujada de las escaleras y se rompió el cuello, no hay nada que podamos hacer, la llevaremos al hospital para que le hagan la autopsia, y podría verla.

-Mis lagrimas salían a chorros, conteniéndome el gritar de locura, mi mundo se me había arrebatado, con un odio interno mas rojo que la sangre, le dije -Y donde esta el bastardo que la empujo, ya lo tienen? lo voy a MATAR!, dije 

-Lamentablemente escapo, hemos recorrido todo el vecindario y seguimos buscando, y créame que lo encontraremos y lo enviaremos directo a prisión-

-Mas vale que lo encuentren AHORA!, aunque dentro de mí no quería enviarlo a prisión, sino matarlo y ver cómo su vida se va en mis propias manos- colgué y me fui al hospital a ver y despedirme de mi princesa y darle el ultimo abrazo, así como jurarle en secreto que encontraría a ese ser y lo exterminaría yo mismo

Así pasaron los días, le di el mas bello adios a mi hija, pague el funeral mas costoso que pude pagar, y llene de flores su ataúd, todos lloraban, era tan amada, sus tíos, y sus amigos, los cuales algunos presenciaron el acto, hice lo máximo que pude para hacerlo lo mas hermoso posible, aunque me había quedado solo, sin compañía y mi vida dejo de tener sentido, solo el odio me hacia levantarme todos los días, para buscar al infeliz, esa venganza fría me alimentaba todos los días para encontrarlo, ya que la policía ineficaz no lo podia hacer, busque en todos lados, y por suerte recordé que mi hija me platicaba los lugares a los que le gustaba ir a ese bastardo, así que decidido y en la noche fui a un edificio abandonado, que se encontraba en las afueras de la ciudad, mi hija me dijo que al infeliz le gustaba ir a ese lugar a fumar hierba, así que sabia muy bien que en ese lugar lo encontraría, sin mas remedio tome un par de herramientas, para divertirme un rato con el, tome mi auto y fui directo, eran aproximadamente las 2 de la mañana cuando por fin llegue, sabia que lo encontraría ahi, fue el ultimo lugar que busque, y este infeliz era tan pobre que no creo que saliera de la ciudad, así como también toda la policía lo buscaba.

Subí las escaleras y vaya sorpresa, el infeliz estaba ahi, dormido, -Por fin te tengo en mis manos-, sigilosamente me acerque y mi furia se hacia mas y mas fuerte, la rabia que sentía al verlo dormido sin ningún arrepentimiento de quitarme a la persona mas importante de mi vida, fue así que no pude mas y lo tome del cuello, era tan delgado y pequeño al lado mio, que fue fácil, en cuanto lo levante, despertó y me miro a los ojos, sorprendido al principio pero luego me mostró una sonrisa tan nefasta. 

-Hola Damian, extrañas a tu hija, era buenísima en la cama, toda una perra!-

No lo podia creer, un ser tan despreciable, pero contuve mis lagrimas y lo tome mas fuerte de su cuello

-Maldito infeliz, bastardo, pero este es tu fin, no sabes lo mucho que voy a disfrutar esto- pensaba en torturarlo ahorcándolo, pero como estábamos en un primer piso, pensémoslas en hacerle lo mismo que el le hizo a mi hija, rápidamente lo avente de las escaleras, esperando que muriera, disfrute los ruidos de su frágil cuerpo al caer, por esos escalones, y termino con sangre en su cabeza, rápidamente me apresure a verificar que estuviera muerto pero grande fue mi sorpresa que vi que aun tenia pulso, maldición este bastardo es fuerte, y rápidamente busque un martillo para acabarlo, pero pensé brevemente en que esto me beneficiaria y podria prolongar su agonía, así que guarde mis herramientas en el auto, tome al joven de 17 años y lo puse en la cajuela del auto, lo que le espera es el infierno. 

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora