Intruso

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Mi corazón palpitaba a mil, quien podría ser, y si me descubren? y si se llevan al pequeño, no eso jamas pasara, rápidamente tome el biberón con la leche tibia justo a tiempo, y tome al niño, lo cargue rápidamente, llevaba su siempre fiel peluche en su mano, y sube rápidamente a mi habitación, lo deje en la cama y le di el biberón, lo tomo alegremente y le dije 

-Bien pequeño, vamos a jugar a ser invisibles, no tienes que hablar y así no te veré y mientras mas calladito estes mas invisible te volverás, y si no te encuentro ganas!- le dije fingiendo sorpresa para que se lo creyera

-Chi- dijo con alegría y tapándose los ojos como si eso lo hiciera desaparecer, vaya que su inocencia es oro...-

-Wow, desapareció un pequeño, donde estará?- dije fingiendo a lo que rápidamente salí del cuarto, cerré con llave, y baje rápidamente, el timbre sino por tercera vez, dios quien sera, me dije a mí mismo, así que me apresure y abrí la puerta...

-Que tal señor, soy el comandante oficial de la comisaria, se encuentra ocupado?-

-No, que tal, estaba preparándome el desayuno, que se le ofrece oficial, alguna novedad?- le dije tratando de sonar lo mas convencible, supongo que me trata noticias de la búsqueda del asesino de mi hija, no estaba preparado para estas visitas policiales, pero sabia que odia ser una realidad, así que trate de fingir lo mejor posible

-Le traigo algunas novedades de la búsqueda del convicto Ferdinardo, el cual sigue prófugo, no hemos podido hallar su paradero, pero creemos que huyo del estado, así que mandamos boletines a los estados aledaños, para su pronta captura, usted sabe que ese infeliz debe ser capturado lo mas pronto posible, y quiero que sepa que seguimos trabajando duro para atraparlo y darle su merecido- dijo con seriedad y firmeza en sus palabras 

-Entiendo oficial, parece que ese.... tipo se lo ha tragado la tierra, pero espero que su equipo encuentre lo mas pronto posible a el bastardo y lo refunda en prisión- dije con falso enojo, y aunque no lo quiera aceptar me dolió en el fondo decirle bastardo, sabiendo lo dulce que se había convertido

-Créame señor que lo hacemos, yo también tengo una hija y si ese infeliz hubiera sido el que le haya puesto aunque sea un dedo en mi princesa, lo habría dejado paralítico, así que no se preocupe que es una promesa mía hacia usted, y aquí entre nos quiero encontrarlo personalmente para darle... usted sabe un adelanto de lo que le espera en prisión- me dijo con una risa sarcástica 

-A qué se refiere oficial?- le dije genuinamente, ya que no lograba entender lo que quería decir con eso

-Usted sabe, darle un buen saludo de parte de la policía, aunque como le digo todo puede pasar, como digamos que el pobre infeliz llegue con las piernas rotas, o con un brazo roto, o mejor aun que llegue ciego, todo puede pasar en el transcurso a la comisaria- dijo burlándose y con expresiones de burla 

-Ah ya le entiendo- dije sonriendo, pero por dentro ardía, si me es incomprensible entenderlo pero quería romperle la cara al maldito, aprete mi puño lo mas que pude en señal de enojo, pero por suerte no lo vio ya que mi mano no estaba a la vista de el, y que bueno que no se dio cuenta, quería golpearlo, ya que sin yo esperar que esto sucediera me entro ira, al imaginarme que el pequeño inocente fuera tocado por este policía infeliz, no permitiría que le tocara ni un solo pelo, dentro de mi ardía el odio hacia este intruso que es un peligro para mi niño, pero me calme, me mantuve sereno y solo di una risa fingida, tratando de hacerle entender que estaba de acuerdo con lo que quería hacer

-Bueno señor, me tengo que ir, me llaman de la comisaria, usted sabe que tenemos mucho trabajo, pero vendré pronto para darle mas avances, y a cumplirle mi promesa, de que encontraremos al hijo de perra- dijo rápidamente y se despidió 

-Gracias oficial- le dije con apatía, y por fin lo vi irse, vaya que me pareció eterno, cerré la puerta velozmente y le puse seguro, no quería mas sorpresas hoy, mis puños estaban adoloridos de tanto apretarlos, quería romperle la cara al infeliz, pero no podia permitirme ese lujo, tenia que fingir, y hablando de fingir, recordé al pequeño, así que subí las escaleras, abrí mi cuarto y allí estaba, el sueño le había ganado, su biberón estaba vacío, y al lado de el, junto con su fiel peluche en su mano, suspire y me tranquilize, sigues aquí, me dije a mi mismo, ya que por un segundo sentí que lo perdía, que se lo llevarían de mi lado, y que un monstruo como ese oficial le hacia daño, pero no, solo esta ahi durmiendo tranquilamente, así que proseguí a arroparlo, le entregue su chupon que recibió inconscientemente en su boca, le revolví el cabello cariñosamente, y le di un beso en la frente 

-Ganaste campeón- le susurre, y lo deje dormir...

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Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora