Mi peor pesadilla

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Vaya, pensé, no puedo dejarlo todo mojado, y evidentemente sabia que esto pasaría pero no quería aceptarlo, rápidamente tuve que volver a salir a comprar lo que en tanto tiempo no había hecho, PAÑALES, y si también toallitas y talco, no puede ser, me dije a mi mismo, esto va a ser horrible, aunque pensándolo bien puedo sacarle ventaja y humillarlo un poco, lo mire y trate de adivinar que talla seria, evidentemente uno de adulto seria gigantesco, y no se vería bien en el, digo ahora es un bebe, pues que sea uno de verdad, los mas grandes de niño le quedaran perfecto, así que salí, tome mi auto y fui a la farmacia.

-Hola que tal buen dia, me puede dar unos pañales, hmmmm que talla es la mas grande que tiene pregunte-

-Hola muy buen día señor, me dijo la amable vendedora, que edad tiene su pequeño?-

-Vaya eso nunca lo vi venir, me tarde un poco en reaccionar pero dije, pues tiene 4 años, pero esta algo grandecito, reí un poco-

-Ah que tierno, pues tenemos estos Pampers, etapa 6, seguro le vendrán bien, y son muy absorbentes-

-Perfecto me los llevo, vaya son tan tiernos con sus pequeños dibujos de letras de colores y soles y pequeñas nubes, pensé. También me llevare 2 paquetes de toallas húmedas y un talco 

-Aquí tiene, cuál es el nombre de su pequeño?, que lindo ver a un padre venir a comprar para su bebe, la mayoría de las veces son las madres las que vienen, me dijo sonriendo-

-Hmmmmm, no se porque lo dije y creo que fueron los nervios de no hacer esto desde hace mucho, pero dije, Su nombre es Ferdi-

-Que lindo nombre, bueno aquí tiene, cuide mucho a su pequeño- 

-Oh claro que lo hare, dije rapidamente, pague y me fui a casa

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Llegando a casa, baje las cosas y me dirigí a ver al ahora niño, pero aun prisionero, grande fue mi sorpresa que ya estaba despierto, llorando como ahora solo eso sabe hacer, y desconsolado, simplemente fui y empece a hacer lo que hice con mi hija cuando era aun una pequeña, admito que pocas veces le cambie el pañal a mi hija, ya que como era una niña yo sentía vergüenza de tocarla, por lo que su madre era la encargada, aunque algunas veces lo hice asi que tenia idea de como cambiarlo.

-Niño no te muevas, estas empapado, le dije, aunque sabia que no me entendía, solo quería hacer platica para hacer esto menos incomodo, empece con quitarle el pantalón que traía, roto y de mezclilla, típico de un adolescente descuidado, pero eso cambiara, tiraría esa ropa de todos modos, y le quite su ropa interior, vaya no me sorprende, los típicos calzoncillos de un joven,

-Despídete de ellos niño que por lo que veo no usaras de estos en mucho tiempo, le dije con una risa de venganza, el solo me miraba cual niño inocente, sin ninguna pena, sin ninguna resistencia, aunque al quitárselos y hacerlos a un lado pude apreciar bien su cuerpo y esto si no me lo esperaba. 

Mi hija aunque no me platicaba mucho su vida privada, yo sabia que aun no tenia relaciones el, y no solo por el hecho de que yo se lo había prohibido, sino porque una vez me confeso que el evitaba cualquier insinuación de ella a tratar de tener sexo, ya que según me decía que no el no quería dejarla embarazada, y arruinar su vida, eso me pareció extraño ya que un chico de su edad es lo que mas desea, pero supuse que mas bien el la engañaba con otras y por eso evitaba el tema, pero creo que ahora se exactamente la verdad.

-Vaya que aun eres un niño, le susurre con risa, su cuerpo ademas de parecer mas joven de lo que era, en verdad lo era, su pene, ademas de aun no tener vello, era del tamaño de un niño de apenas 6 años máximo, su piel tersa y suave al lado de su pequeño miembro me hizo reír, aunque por unos segundos lo encontré de una manera tierno, lo se estoy enloqueciendo , pero era verdad, el joven celoso y violento, no era mas que un pequeño niño que hacia cosas de grandes, sin mas proseguidlos a limpiarlo con las toallas, en cierta forma me hizo recordar los bellos momentos que vivi con mi amada hija, limpie su pene y su trasero, el cual no basta decir que estaba aun mas lampiño y suave que lo demás, simplemente seguía riendo pero ahora mas de ternura que con malicia, lo llene de talco, y saque un pañal del paquete que había comprado, vaya que era enorme, no sabia que niños tan grandes los siguieran necesitando, aunque bueno este que tengo frente a mi ciertamente los ocuparía, levante sus piernas, las cuales igual no tenia vello, de manera que tenia su trasero a la vista perfectamente, en ese momento voltee a ver su rostro pensando que tal vez me daría una patada, o me gritaría pervertido, pero no, ese joven grosero que conocí ya no existía, solo lo vi jugando con sus frágiles manos y llevándose aveces su pulgar a la boca, vaya ahora es un ser sin malicia, sin vergüenza, solo es un pequeño infante con la mente en blanco. Proseguí a bajarle sus piernas y cerrémoste las cintas del pañal, le quedaba a la perfección, se veía tan lindo con ese pañal abultado con pequeñas nubes y letras del abecedario, lo mire de nuevo y el a mi, y solo hizo lo que un niño feliz sabe hacer.... sonreír, me quede viendo esa sonrisa sin malicia, pura y genuina, y olvidando que el fue el responsable de mi desgracia, le sonreí por unos segundos, aunque rápidamente me puse serio de nuevo.

-Tienes hambre niño?, pregunte al aire recogiendo la ropa empapada de orina, y me levante para ponerle un pantalón que compre, era celeste, con dibujos de estrellas, lo tome y se lo puse, el pañal le quedaba bastante grande para su pequeña cintura, así que se le veía totalmente los bordes, pero evidentemente eso no le importara, mientras el me miraba de una manera curiosa, tal como lo haría un infante tratando de entender lo que hace un adulto, fui por una papilla, quería torturarlo un poco, y como no soy un monstruo para hacerlo a un niño, si puedo "torturarlo" como lo haría un padre con un niño, le daría el sabor mas feo que encontré, verduras con carne, hasta a mi me dio asco el pensar lo que sabría con esa textura cremosa, tome una cuchara y me hinqué para estar a su altura.

-A ver niño, abre la boquita, decía de manera burlona, le acerque la cuchara a la boca e instintivamente la abrió, y simplemente al no comerla por si solo, le metí la papilla en la boca, la ingirió y disfrute ver su rostro, le quito la sonrisa, e hizo gestos de asco, vaya que disfrutaría esto, aunque mi sonrisa se fue cuando de su boca salió un poco de la papilla, ensuciando toda su camisa.

-Diablos niño, ya te ensuciaste todo, tendré que conseguirte también un babero, porque definitivamente eres un desastre-

Esto seria difícil, pero lo estaba disfrutando..........

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Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora