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Era una tarde calurosa en casa, y todos los niños estaban esparcidos por la sala, disfrutando de un día sin escuela. Sin embargo, no todos estaban en armonía.

Hyunjin y Changbin, siendo los mayores, estaban en medio de una acalorada discusión.

—No puedes simplemente tomar mis cosas sin preguntar, Hyunjin —gritó Changbin, con las manos en la cintura.

—¡Yo solo lo usé un momento! ¡Ni siquiera lo ibas a necesitar! —replicó Hyunjin, con el ceño fruncido.

Los gritos empezaron a subir de tono, y los más pequeños, Seungmin, Félix, Jisung y Jeongin, observaban con inquietud desde el sofá.

—¡Siempre haces lo mismo! —exclamó Changbin, empujando ligeramente a Hyunjin—. ¡No respetas nada de lo que es mío!

—¡No exageres! ¡Eres un egoísta! —Hyunjin empujó de vuelta, su rostro rojo de ira.

Minho, que estaba en la cocina, escuchó el alboroto y dejó lo que estaba haciendo para intervenir. Estaba acostumbrado a mediar entre sus hijos, pero esta vez los gritos eran más fuertes de lo habitual, y ya estaba cansado de las constantes peleas entre los mayores.

—¡Ya basta! —dijo Minho con un tono firme al entrar en la sala, sorprendido incluso él mismo por la dureza de su voz.

Hyunjin y Changbin se quedaron congelados en su lugar, boquiabiertos. Nunca habían escuchado a su papá hablarles así.

—Estoy harto de que peleen todo el tiempo —continuó Minho, respirando hondo para calmarse un poco—. Es suficiente. ¿No pueden encontrar una manera de resolver sus diferencias sin gritar y empujarse?

Los más pequeños se encogieron en el sofá, asustados por el tono inusualmente enojado de Minho. Jisung abrazó a Jeongin, tratando de consolarlo mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas.

—Lo siento, papá —dijo Hyunjin finalmente, bajando la cabeza.

—Yo también lo siento —agregó Changbin, evitando la mirada de Minho.

—Las disculpas no son suficientes si no cambian su comportamiento —respondió Minho—. Necesitan aprender a hablar y resolver sus problemas sin recurrir a la violencia o los gritos. Ustedes son los mayores, deben dar el ejemplo a sus hermanos menores.

Los chicos asintieron, sintiéndose culpables al ver las caras asustadas de Seungmin, Félix, Jisung y Jeongin.

—Vamos a hacer algo juntos —propuso Minho, suavizando un poco su tono—. Como familia. Algo que nos ayude a recordar lo importante que es estar unidos y apoyarnos.

Hyunjin y Changbin intercambiaron miradas, ambos sabiendo que tenían que esforzarse más. A medida que la tensión en la sala comenzaba a disiparse, los pequeños se relajaron un poco, aunque todavía estaban un poco temerosos.

—¿Qué les parece si jugamos un juego de mesa? —sugirió Minho, tratando de devolver la armonía a su hogar.

—Sí, papá —dijo Seungmin, su voz todavía un poco temblorosa.

—¡Yo quiero jugar! —exclamó Félix, con una pequeña sonrisa.

—¡Vamos a jugar! —dijo Jisung, animando a Jeongin a unirse.

La familia se reunió alrededor de la mesa del comedor, y poco a poco, la tensión se fue disipando por completo. Aunque sabían que tendrían que trabajar en sus diferencias, en ese momento, estaban listos para disfrutar del tiempo juntos y recordar lo que realmente importaba: estar unidos como familia.

Chaotic family | Stray kids Donde viven las historias. Descúbrelo ahora