CAPÍTULO DIEZ

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MARINETTE:

Cuando Adrien y yo solicitamos a la misma universidad, quizá no estábamos pensando muy bien las cosas.

Creí que sería fantástico, que eso nos uniría más.

Pero nunca creí que me trajera tan malas decisiones, y sabía que estaba en mí arreglar las cosas con él.

Solo que mis intenciones fueron interrumpidas por Nathaniel, entrando de forma abrupta a la habitación y sobresaltándome.

-Solo quiero decirte algo, por favor- pide cuando me pongo de pie con claras intenciones de dejarle en claro que no es el momento.

Aunque creo que nunca encontraré el momento correcto para hablar de eso.

-Te escucho- digo con rendimiento, cruzándome de brazos frente a él.

Al menos yo ya no llevaba pijama y si necesitaba huir podría hacerlo.

-No quiero insistir con el tema, pero tú y yo sabemos que sentimos algo por el otro, no puedes ocultarlo- dice, acercándose un paso, el cual me veo incapaz de retroceder.

-Nathaniel…-sus labios sobre los míos interrumpen lo que iba a decir, dejándome estupefacta y con una extraña sensación en todo el cuerpo que me recorre como una corriente eléctrica.

Una de sus manos está en mi nuca y la otra en mi cintura, pegándome más a su cuerpo y evitando que me separe por un par de segundos.

No puedo sentirme así con él.

-Nath- lo aparto por el pecho, bajando la vista mientras mi respiración se estabiliza- tienes razón, sí siento algo por ti- confieso finalmente, las palabras saliendo con tanta facilidad que pareciera que llevaban tiempo por querer salir- pero no es más fuerte de lo que siento por Adrien, y yo no puedo dejar que esto nos aleje- le digo, retrocediendo un poco antes de pasar por su lado para salir de la habitación.

-Adrien no está en la habitación, no ha estado en todo el día- me informa Nath a mis espaldas, pero no detengo mi paso, en cambio sigo caminando hasta la salida.

En el proceso llamo el número de Adrien, y las primeras tres veces no hay contestación, tengo suerte hasta la cuarta.

-¿Qué?- pregunta con brusquedad cuando contesta, logrando que mi corazón se detenga y se rompa a la vez.

-Necesitamos hablar, por favor- suplico en el teléfono, mis ojos cristalizándose nuevamente.

-No quiero hablar contigo- espeta con enojo, mientras yo busco la manera de convencerlo.

-¿Vas a dejar que todo lo que tenemos se vaya a la borda?- pregunto cómo último recurso, mordiendo una de mis uñas con esperanza de que diga que no.

-Tú ya te encargaste de eso- musita, pero aun así lo escucho.

Mi corazón se hace añicos y no me atrevo a despegar el celular de mi oído, ya que aunque no se escucha nada del otro lado no se ha finalizado la llamada.

-Está bien, te veo en el estacionamiento en cinco minutos- dice, y con eso último finaliza la llamada.

Respiro en alivio, y sin pensármelo dos veces camino al estacionamiento sin mucha prisa.

Haría lo posible por arreglar las cosas con Adrien, y para eso debo ser honesta conmigo misma primero.

Ya lo fui al confesar que si siento algo por Nath.

El tiempo pasa rápidamente, y muerdo mis labios cuando veo a Adrien caminar hasta donde estoy.

Solo quiero lanzarme hacia él, abrazarlo con fuerza y que todo vuelva a ser como antes.

SIEMPRE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora