MARINETTE:
Cuando Adrien y yo solicitamos a la misma universidad, quizá no estábamos pensando muy bien las cosas.
Creí que sería fantástico, que eso nos uniría más.
Pero nunca creí que me trajera tan malas decisiones, y sabía que estaba en mí arreglar las cosas con él.
Solo que mis intenciones fueron interrumpidas por Nathaniel, entrando de forma abrupta a la habitación y sobresaltándome.
-Solo quiero decirte algo, por favor- pide cuando me pongo de pie con claras intenciones de dejarle en claro que no es el momento.
Aunque creo que nunca encontraré el momento correcto para hablar de eso.
-Te escucho- digo con rendimiento, cruzándome de brazos frente a él.
Al menos yo ya no llevaba pijama y si necesitaba huir podría hacerlo.
-No quiero insistir con el tema, pero tú y yo sabemos que sentimos algo por el otro, no puedes ocultarlo- dice, acercándose un paso, el cual me veo incapaz de retroceder.
-Nathaniel…-sus labios sobre los míos interrumpen lo que iba a decir, dejándome estupefacta y con una extraña sensación en todo el cuerpo que me recorre como una corriente eléctrica.
Una de sus manos está en mi nuca y la otra en mi cintura, pegándome más a su cuerpo y evitando que me separe por un par de segundos.
No puedo sentirme así con él.
-Nath- lo aparto por el pecho, bajando la vista mientras mi respiración se estabiliza- tienes razón, sí siento algo por ti- confieso finalmente, las palabras saliendo con tanta facilidad que pareciera que llevaban tiempo por querer salir- pero no es más fuerte de lo que siento por Adrien, y yo no puedo dejar que esto nos aleje- le digo, retrocediendo un poco antes de pasar por su lado para salir de la habitación.
-Adrien no está en la habitación, no ha estado en todo el día- me informa Nath a mis espaldas, pero no detengo mi paso, en cambio sigo caminando hasta la salida.
En el proceso llamo el número de Adrien, y las primeras tres veces no hay contestación, tengo suerte hasta la cuarta.
-¿Qué?- pregunta con brusquedad cuando contesta, logrando que mi corazón se detenga y se rompa a la vez.
-Necesitamos hablar, por favor- suplico en el teléfono, mis ojos cristalizándose nuevamente.
-No quiero hablar contigo- espeta con enojo, mientras yo busco la manera de convencerlo.
-¿Vas a dejar que todo lo que tenemos se vaya a la borda?- pregunto cómo último recurso, mordiendo una de mis uñas con esperanza de que diga que no.
-Tú ya te encargaste de eso- musita, pero aun así lo escucho.
Mi corazón se hace añicos y no me atrevo a despegar el celular de mi oído, ya que aunque no se escucha nada del otro lado no se ha finalizado la llamada.
-Está bien, te veo en el estacionamiento en cinco minutos- dice, y con eso último finaliza la llamada.
Respiro en alivio, y sin pensármelo dos veces camino al estacionamiento sin mucha prisa.
Haría lo posible por arreglar las cosas con Adrien, y para eso debo ser honesta conmigo misma primero.
Ya lo fui al confesar que si siento algo por Nath.
El tiempo pasa rápidamente, y muerdo mis labios cuando veo a Adrien caminar hasta donde estoy.
Solo quiero lanzarme hacia él, abrazarlo con fuerza y que todo vuelva a ser como antes.