CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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ADRIEN:

Dejo la demás correspondencia en un mueble cercano y me encamino a la habitación, siguiendo la voz de Marinette. La puerta está abierta, y deslumbro a Marinette recostada en la cama hablando por celular.

-Si claro Alya, aun así no creo que…

-¿Podemos hablar?

Me obligó a interrumpirla, ya que necesitaba hablar con ella urgentemente.

Guarda silencio y me escudriña con la mirada.

-Te hablo luego Alya- finaliza con la llamada y deja el celular a un lado, se endereza en la cama y cruza sus piernas- ¿Qué sucede?

Camino hasta donde esta y dejo el sobre y la nota frente a ella.

-Eso quiero saber.

Me cruzo de brazos, ella toma el sobre y sus ojos se abren en sorpresa al igual que toma la nota, antes de mirarme con asombro.

MARINETTE:

-¿A que se refiere mi padre, Marinette?

Cuestiona Adrien, entre la sorpresa y la incredulidad. Y yo estoy igual de sorprendida que él.

-No lo sé.

Respondo rápidamente, alejando el sobre con mi mano mientras vuelvo a leer la nota.

-¡La nota está muy clara!

Me levanto de la cama, mirándolo extrañada por el tono que empleó.

-Pero no tengo idea de que habla tu padre, ni siquiera he tenido comunicación con…- el correo electrónico, no lo respondí- …él.

-¿Entonces porque te mando esto?

Adrien levanta el sobre de la cama, enfatizando su enfado.

-Porque no respondí su correo.

Confieso con una pequeña mueca.

-¿De qué hablas?

-Hace unos días, recibí un correo de Gabriel Agreste donde quería ponerle precio al amor que siento por ti.

-Bueno, creo que fue una buena paga.

Deja caer el sobre en la cama y se da media vuelta para intentar salir de la habitación, solo que no lo logra ya que lo detengo.

-¿De verdad estas diciendo esas tonterías? ¡Jamás hubiera aceptado dinero a cambio de terminar contigo! ¿Por quién me tomas?

Le expreso con enfado, algo sorprendida porque realmente lo haya creído así.

-¿Puedo ver el correo?

Arquea una de sus cejas y se cruza de brazos, en espera de una respuesta.

-Borre el correo- hace una mueca en disgusto y baja la vista- pero no lo respondí ni planeaba hacerlo, lo juro.

-Mi padre no te hubiera mandado nada si no hubiera tenido alguna respuesta de tu parte.

Bien, no me creía y eso era doloroso.

De nada valía explicarme y decirle una y mil veces la verdad, no lo convencería cuando había hechos tan sólidos.

Y había perdido todas mis ganas de confrontarlo, todas las ganas de gritarle en la cara por no confiar en mí se desvanecieron tan rápido como llegaron. Dejo caer los hombros y miro cualquier punto en la habitación que no sea a él.

Paso por su lado para salir de la habitación, tomando mis zapatos que deje en el pasillo y mi bolso de uno de los sofás.

-¿A dónde vas?

SIEMPRE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora