MARINETTE:
-Todos me dicen que no debo estar contigo, y no tengo idea si estoy tomando una buena decisión- murmuro, al mismo tiempo que niego con la cabeza sin levantar la vista.
Si lo ponía de esta perspectiva realmente parecía que algo está mal conmigo.
-¿Por qué seguir con esto?- me atrevo a desviar la vista para verlo, al mismo tiempo que él se acerca un poco más a donde estoy.
El suspira sin apartar la mirada, acunando mi rostro entre sus manos.
-Te amo Marinette, y tú también me amas, creo que esa es la razón más importante para seguir juntos- responde, acariciando mi labio inferior con uno de sus pulgares.
-Yo tengo fe en nosotros, quiero pensar que podemos restaurar lo que tenemos, pero ambos necesitamos poner de nuestra parte- le digo, bajando mis rodillas a la par que bajo sus manos de mi rostro, pero no lo suelto.
-Hare todo lo que tú me pidas- responde.
-De eso no se trata- le digo, remojando mis labios antes de continuar- primero debemos reconocer lo que hemos hecho mal- le digo.
Nunca pensé que diría esto, sé que cometemos errores, pero nunca de esta dimensión y hasta llegar a este punto.
-Bien, empiezo yo- dice, cruzando los brazos mientras mira por la ventana- supongo que mi primer error fue presentarte a Nathaniel en primer lugar- dice, logrando que frunza el ceño.
-Ese no es un error Adrien- le digo.
-Claro, olvidaba que a ti te encanto conocerlo- de nuevo su tono molesto salía a la luz.
-No me refería a eso- le digo, llevando mis manos a mi cabello con frustración.
-¿A no?, ¿entonces a qué?- pregunta con ironía.
-Esto no nos va a llevar a nada- levanto un poco el tono de mi voz, jalando iré con fuerza antes de soltarlo- no llevamos ni cinco minutos hablando y ya estamos peleando nuevamente, ¿te das cuenta?- pregunto, nunca me había sentido tan agobiada con una conversación.
Adrien suspira de igual forma, deslizando pesadamente sus dedos por su rostro.
-Lo intento, pero no puedo dejar el tema por zancado sin saber realmente todo- dice, acostando su cabeza en mis piernas.
-¿Qué quieres saber?- pregunto, comenzando a acariciar su cabello con mis dedos, dejando descansar mi espalda en la cabecera de la cama.
-Todo- responde, poniendo el antebrazo sobre sus ojos- ¿cuántas veces salieron sin decirme?- indaga.
-Dos veces- respondo.
-¿Y desde cuando empezaste a sentir cosas por él?- pregunta en la misma posición.
No me sentía cómoda hablando de este tema con él, pero si era necesario para cerrar ese ciclo, lo haría.
-No lo sé exactamente, solo sé que me sentí extraña cuando casi me besa en una fiesta- respondo, jugando con mis manos sobre mi pecho- pero haya sido lo que haya sido, ya no está- le digo, sabiendo que ahora que cada que pienso en Nath cualquier chispa especial que sentía se había extinguido.
Siento el cuerpo del rubio incorporarse hasta recostarse a mi lado, reposando su cabeza en mi pecho y abrazándome por la cintura.
Mis latidos se aceleran mientras enrollo su cabello en mis dedos y con la otra mano acaricio su espalda.
-La sola idea de compartirte me volvió loco- murmura en el hueco de mi cuello.
-Me paso lo mismo con Lila, y más con saber que estuvieron juntos- respondo con normalidad.