CAPÍTULO QUINCE

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MARINETTE:

El comportamiento de Adrien no me estaba gustando en lo absoluto. No solamente me confundía por sus repentinas peticiones, no me dejaba hablar para nada y sus preguntas me desconcertaban.

Se desviste casi por completo a excepción de que se deja su camisa negra desabotonada, ni siquiera había permitido que lo tocara, lo que me hacía dudar de mi estadía en este lugar.

Parecía enojado, su mirada era tan profunda y furiosa que me calaba hasta los huesos y despertaba en mí una excitación desconocida.

-Adrien, podemos…- intento hablar, pero nuevamente vuelve a besarme con fuerza, interrumpiéndome. Frunzo el ceño pero aun así le correspondo, sintiendo como pone una de sus manos en mi nuca y me aparta ligeramente.

Su mirada se suaviza un par de segundos sin despegar sus ojos de los míos, antes de fruncir el ceño y darme la vuelta con brusquedad.

Quiero reclamarle por su comportamiento tan brusco, pero soy incapaz de hablar cuando introduce su miembro en mi intimidad con rudeza. 

Un grito rasga mi garganta que va de entre dolor y placer que me hace cerrar los ojos y mis piernas flaquear.

Me empuja hasta que mis rodillas quedan en el sofá, mis manos en el respaldo mientras el arremete contra mi sin piedad. 

Mis nudillos se ponen en blanco por la fuerza con la que cierro mis manos y solo puedo gemir en voz alta, sin poder reprimirme.

La fuerza con la que clava sus dedos en mi cadera me molesta un poco, pero intento no darle importancia.

Ni siquiera puedo pensar con claridad.

Su mano se enreda en mi cabello y tira de él hacia atrás, pegando mi espalda a su pecho al mismo tiempo que mordisqueaba y succionaba la piel de mi cuello. 

-Ahh… Adrien- lloriqueo de tanto placer, sabiendo que estoy a punto del clímax, y más aún por las caricias que reparte Adrien por todo mi cuerpo pero esta vez con posesividad. 

Era como si quisiera demostrarme que le pertenecía.

Y el pensamiento de sentirme como un objeto se ve nublado cuando llego al orgasmo, maldiciendo en voz alta al igual que subo una de mis manos a su cabello mientras él me sostiene por la cadera.

Siento como sale de mi interior y después me dejo caer en el sofá, queriendo recobrar el aliento. Pero no puedo hacerlo cuando Adrien ya está sentado frente a mí, sus dedos acariciando el interior de mis muslos antes de introducirlos nuevamente en mi intimidad, moviéndolos con rapidez y regresando la excitación a mi cuerpo.

Me veo nuevamente gimiendo mientras intento cerrar las piernas sin éxito, ya que sus dedos se clavan en la piel de mi rodilla para mantener mis piernas separadas. 

Tomo un cojín entre mis manos, cubriendo mi boca con el mismo cuando llego nuevamente al orgasmo.

Creo que podría desfallecer de un momento a otro, pero algo en la mirada del rubio me hacía saber que la noche no había terminado.

[…]

La luz tortura mi cabeza un momento cuando abro los ojos y hace que maldiga en un murmuro.

Todo mi cuerpo duele cuando me incorporo lentamente en la cama, mirando como Adrien duerme plácidamente a mi lado con la sabana cubriendo de su cintura para abajo.

Tomo la tela sin querer despertarlo mientras me enredo en la misma y me levanto de la cama, haciendo una mueca por el dolor que experimento en todo mi cuerpo pero más aún entre mis piernas.

SIEMPRE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora