CAPITULO VEINTINUEVE

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MARINETTE:

Oprimo el botón del elevador, pero antes de entrar recuerdo que deje mi celular conectando en la habitación. 

Las puertas se abren pero ya estoy caminando de regreso al departamento, donde me extraña que la puerta esté entreabierta si yo recuerdo haberla cerrado al salir.

Empujo levemente la puerta, dando cortos pasos hasta que me percato de que Adrien está de píe en la sala de estar y alguien está frente a él.

Rápidamente me oculto detrás del sofá, inclinándome levemente para ver la escena.

Los celos despiertan en mí al ver que Lila, a la que acabo de reconocer, intenta de cualquier manera tocar a Adrien, pero él rápidamente lo evita.

Incluso parece molesto y frustrado.

-Ya te lo he dicho muchas veces, no hay ningún nosotros ¿de acuerdo?- aunque su tono es suave, las palabras incluso me duelen a mí.

-No puedes decir eso después de todo lo que pasamos juntos- protesta ella, y por el tono que emplea podría jurar que va a llorar de un momento a otro, eso me da pena.

-No fue en serio Lila, ya te lo dije, por favor entiéndelo- dice, soltó su agarre de ella, y esta vez deja sus manos inertes a los lados- yo amo a Marinette, así ha sido y seguirá siendo- afirma, logrando que mi corazón de un vuelco pero que a la vez me sienta mal por ella.

Y lo siguiente que pasa me deja atónita.

Lila le da una bofetada a Adrien, y el impacto resuena en toda la estancia.

-Eres un idiota- le dice con rabia, antes de girar sobre sus talones y dirigirse a la salida.

No me da tiempo de levantarme cuando ya está frente  mí, me mira con resentimiento y después de hacer su cabello a un lado sale del departamento, dando un portazo.

Finalmente me levanto de mi escondite, mirando la puerta unos segundos antes de mirar a Adrien.

Nunca, en mi vida, pensé que alguien se atrevería a golpearlo.

Yo lo había hecho una vez, pero eran situaciones diferentes.

-¿Estas bien?- le pregunto cuando salgo de mi sombro, acercándome a donde está. Tiene un marca roja en su mejilla, incluso si miraba fijamente se distinguen los dedos marcados en su mejilla.

-Sí, tampoco fue para tanto- responde él con una mueca- me lo merecía, fui un completo idiota con ella- responde.

Hago una mueca de desagrado al recordar las veces en las que los encontré juntos, y a pesar de no ser un recuerdo que me guste, ya no me molesta como en su momento.

-Cometiste errores, yo también- le digo, subiendo mi mano a su pelo para revolverlo un poco- lo importante es como lo solucionamos- le ánimo, besando su mejilla.

-Tienes razón, me disculpare con ella- dice, dándome un beso en la frente.

-Y yo debo hacer lo mismo con Nath- le digo, notando como su semblante cambia a uno de descuerdo- también hice las cosas mal con él, lo aprecio y por eso no quiero que me odie por siempre- respondo.

El bufa y suelta el aire en un suspiro antes de levantar la comisura de sus labios en un sonrisa  ladina.

-Si eso es lo que quieres, está bien- responde, tomando mis manos entre las suyas- a fin de cuentas tú lo aprecias como amigo, nada más- no disimula muy bien los celos y eso me hace reír para mis adentros.

Amigo… amiga… ¡Alya!

Me separo de él rápidamente antes de correr a la puerta.

-Alya debe estar esperándome- le aclaro.

SIEMPRE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora