Capitulo 2

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Ecos del Ayer

El sol ascendía lentamente en el cielo, pero el día en la ciudad parecía más gris que nunca. Caín estaba en su despacho, rodeado de fotografías y documentos del caso de Libia Carter. A medida que revisaba los detalles, se sentía como si estuviera atrapado en un laberinto sin salida. La precisión del asesino conocido como "El Conde" y el simbolismo en la escena del crimen seguían dándole vueltas en la cabeza.

El timbre de la puerta lo sacó de su concentración. Era su asistente, Mei, con una expresión seria en el rostro.

—¿Algo nuevo? —preguntó Caín, tratando de disimular su frustración.

—Recibimos una llamada de la policía —dijo Mei mientras le entregaba un sobre—. Parece que encontraron algo que podría estar relacionado con el caso. Lo mejor es que lo revises tú mismo.

Caín abrió el sobre con rapidez. Dentro, encontró una serie de fotografías tomadas en el lugar del crimen, además de una nota manuscrita que contenía un mensaje inquietante:

"El camino de la oscuridad se alza ante ti, pero solo aquellos que miran hacia el abismo podrán encontrar la verdad."

Las palabras de la nota eran enigmáticas y cargadas de una amenaza implícita. Caín frunció el ceño mientras analizaba las fotografías. Cada una de ellas mostraba diferentes ángulos de la escena, pero un detalle en particular llamó su atención: una figura borrosa en el fondo de una de las imágenes, casi imperceptible.

—¿Qué opinas de esto? —preguntó Mei, notando la preocupación en el rostro de Caín.

—No estoy seguro —respondió Caín mientras revisaba las imágenes más de cerca—. Pero parece que hay algo que estamos pasando por alto. Esa figura en el fondo podría ser una pista importante.

Decidido a obtener más información, Caín se dirigió a la oficina del forense, el Dr. Cole Harrison, para discutir los detalles de la autopsia de Libia. El Dr. Harrison estaba en medio de una llamada telefónica, pero le hizo un gesto para que esperara.

—¿Alguna novedad? —preguntó Caín cuando el Dr. Harrison colgó.

—Hemos encontrado algo extraño en la autopsia —dijo el forense mientras revisaba sus notas—. Aunque la causa de la muerte fue la pérdida de sangre, no hay evidencia de lucha. Pareciera que la víctima estaba inconsciente o sedada cuando se le desangró.

—¿Sedada? —Caín frunció el ceño—. ¿Hay alguna prueba de esto?

—Sí —respondió el Dr. Harrison—. Encontramos trazas de una sustancia en su sistema, pero es difícil determinar exactamente qué es sin más pruebas.

Caín asintió, tomando nota mental de la información. La idea de que Libia había sido sedada añadía una capa adicional de complejidad al caso. La precisión del asesinato y la meticulosidad del ritual indicaban que el asesino tenía un plan meticuloso.

Mientras regresaba a su oficina, Caín sintió una oleada de inquietud. El mensaje en la nota, las pistas borrosas en las fotos y el detalle de la sedación formaban un rompecabezas cada vez más complicado. La figura borrosa en las fotografías era un enigma que parecía desafiar la lógica.

En su despacho, Caín revisó el sobre y las fotos nuevamente. Decidió investigar los lugares cercanos al parque donde Libia fue encontrada. Tal vez había algo en el entorno que pudiera arrojar luz sobre el misterio.

En su ruta de investigación, Caín llegó a una pequeña cafetería cercana al parque, un lugar que Libia frecuentaba con frecuencia según sus registros. La cafetería estaba vacía en ese momento, salvo por la dueña, una mujer de mediana edad que estaba limpiando mesas.

CainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora